“Me encuentro to’ el percal, a Miguel y al hermano, y a alguien más que no vi yo quién era, creo que era una mujer (...) A mí me amenazó el hermano de este [de Miguel Carcaño] de que o lo ayudaba o que me quitaba del medio (...) Yo vi el bollo y yo cogí, me apoyé en el escritorio así, estaba to’ mareado. Empeze a sudar (...)  Esta gente cogieron a la niña, la llevaron para afuera y yo, cuando salí, nada más que estaba el Miguel limpiando, no estaba ni la niña (... ) Cuando salí me dijo el Miguel de que le ayudase a limpiar, yo me quedé y esto y lo otro, enganché una fregona, fregué dos pasás y le dije: ‘mira Miguel, que me voy de aquí’”.

Se trata de un confesión nunca antes desvelada. Estas palabras jamás llegaron a manos de un magistrado ni se valoraron durante el juicio del 'caso Marta del Castillo', que acabaría condenando, por un lado, al menor Francisco Javier García, ‘El Cuco’, a dos años y 11 meses de internamiento por encubrir un asesinato, y, por otro, a 20 de prisión a Miguel Carcaño por matar a la joven sevillana.

Esas palabras, como tampoco muchas otras, no se tuvieron en cuenta durante el proceso judicial por el que pasaron los adultos implicados en el caso, tras el que sólo acabó en prisión Carcaño, mientras que su amigo Samuel Benítez, su hermano, Francisco Javier Delgado, y la novia de éste, María García, resultaron absueltos de todo cargo.

El audio de la confesión inédita de El Cuco

14 de noviembre de 2010. Hace casi dos años que Marta del Castillo ha desaparecido. Ocurrió el 24 de enero de 2009. Pero este día, Francisco Javier García, ‘El Cuco’, que espera a ser juzgado por su implicación en los hechos, es detenido en un control de la Policía Nacional en la autopista que une Cádiz y Sevilla.

El menor, que en ese momento tiene 16 años y está en un piso tutelado de una localidad gaditana, se encuentra a 26 kilómetros de la capital andaluza. Se le arresta porque un juez le ha impuesto como medida cautelar la prohibición de acercarse a menos de 50 km. de la casa de la joven, donde viven sus padres y sus dos hermanas.

‘El Cuco’ viaja en un coche junto a su madre, Rosalía García, su padrastro, Ángel Romero -que es quien conduce el coche-, y Óscar, un amigo de la familia que, en realidad, resulta ser un infiltrado, detalle que desconocen el resto de personas que van en el vehículo.

Francisco Javier, que ha quebrantado la orden de alejamiento, es conducido hasta una comisaría de la ciudad hispalense. Allí pasa más de tres horas. El topo, que lleva varias grabadoras encima, registra la conversación que mantienen el menor, por entonces imputado, y la Policía. En un momento del diálogo, ‘El Cuco’ se lanza a contar lo que sucedió la noche de aquel 24 de enero de 2009 en un piso bajo de la calle León XIII de Sevilla.

En las siguientes líneas van a leer cómo ‘El Cuco’, en contra de lo que declarará luego en el juicio, donde negará que pusiera un pie en dicha casa, admite que acudió al inmueble de León XIII aquella noche, que llevaba droga encima, que al llegar vio muerta a Marta del Castillo, que en la vivienda estaban Miguel Carcaño, su hermano por parte de madre, Francisco Javier Delgado, y una mujer.

En esa conversación, que ahora publica en exclusiva EL ESPAÑOL, ‘El Cuco’ cuenta que el hermano de Carcaño lo amenaza y que él ayuda a limpiar la escena del crimen. Se trata de casi siete minutos de audio que forman parte de las 600 horas de grabación registradas por el topo, las mismas que ahora va a poder tener en cuenta el magistrado titular del juzgado de Instrucción número dos de Sevilla, Carlos Mahón.

Recientemente, Mahón ha procesado por un delito de falso testimonio a Francisco Javier García, ‘El Cuco’, y a su madre, Rosalía García. En el caso del padrastro es imposible porque falleció en 2017. La Policía calificó de "delincuente" al topo, quien supuestamente sólo decía "paparruchadas".

[Más información: El topo que enamoró a la madre de ‘El Cuco’ para saber cómo "quitaron de en medio" a Marta del Castillo]

"Me encuentro tó el percal"

"Vamos a ver, las cosas fueron así de claras ... Yo cojo, quedé con ellos, fui con ellos allí para la casa, ‘que te voy a hacer un porro y cocaína’, yo quedo con esta gente en la placita, a mí me llaman, me voy a el botellón , cuando acabé de allí a las nueve y algo, le pego el toque así, a la niña, y veo que no me responde y cojo de camino yendo pa’ la casa de Samuel porque había quedao, y llamo al Samuel, total, que me da la picá, y vamos que me voy pa’ la casa del Miguel, vamos que está aquí, me encuentro to’ el percal sabe o no,  me encuentro to’ el percal, y me encuentro allí al hermano, al Miguel y a, y a alguien más que nooo, no vi yo quién era, yo noo, yo noo, yo en ese momento noo, creo que era una mujer, pero no me eche mucha cuenta porque ese día tampoco iba yo mu’ mu’ cuerdo.

[El policía le pregunta: ‘¿pero los que estaban allí sin duda eran Miguel y Javier?]. Sí, ese seguro, yo llegué pallá, intentaron llamar al Samuel, lo que pasa es que el Samuel estaba en el quinto carajo con la parienta y el Samuel no quiere ir, a mí me dijeron, a mí cuando yo me vi el percal a mí me amenazó el hermano de este, de que o lo ayudaba o que me quitaba del medio. Y yo me quedo callao por, porque paso de meterme en follones, si yo me tengo que comer seis años, me voy a comer seis años pero a mí y a mi gente que las dejen.

Ángel Gómez, padrastro de Francisco Javier García (centro) y Rosalía García, madre de 'El Cuco'. EE

"Cogieron a la niña, la llevaron para afuera"

Así de claro. Yo llegué, yo vi el bollo y yo cogí, me apoyé en el escritorio así, estaba to’ mareado. Empecé a sudar, vamos, una paranoia. Esta gente vieron que yo no estaba en el esto, y yo me quedé en el escritorio. Esta gente cogieron a la niña, la llevaron para afuera, me quede ahí en el cuarto así to’ planchado y al rato, no sé cuánto tiempo pasó, pasó un largo rato, pasó un largo rato sabes o no, y yo cuando salí nada más que estaba el Miguel limpiando, limpiando por allí fuera, sabes, ya no estaba ni el hermano ni estaba la otra persona ni ná de ná de ná.

No estaba ni la niña ni ná de ná de ná, cuando salí me dijo el Miguel de que le ayudase a limpiar, yo me quedé y esto y lo otro, enganché una fregona, fregué dos pasás y le dije: ‘mira, Miguel, que me voy de aquí'. Me volví a recordar las amenazas de su hermano, y yo me fui pa’ mi casa to’ rayado, to’ planchado entre que no iba yo en condiciones porque llevaba un torrijazo del 15, yo iba ya hasta los cojones iba ya, me fui pa’ mi casa, enganché que por el camino, me encontré a esta gente que estaban con el botellón, que fue a las doce y algo, enganché, me fui con la gente del botellón y eso, y de allí me fui a mi casa.

Estando en mi casa to’ rayado me cojí, me di una vuelta y to’ eso, que fue cuando me llamaron que estaban en el Nervión Plaza, y me llamaron, me preguntaron no sé quién. Y nada, me fumé tres petardos, me quedé más más colgado de lo que estaba. Y mira, me voy para mi casa, que me voy a intentar echar a dormir, me eché a dormir y hasta el día siguiente, no me acordaba de lo que había pasado, ni ná de ná. Yo en ese momento no me acordé de quién era ni quién estaba ni ná de ná del cebollón que llevaba. Y to’ lo que estaba pasando pa’ mí que era un sueño (...)

"Se la engancharon entre los dos"

Y yo no he dicho ná, primero , primero que a mí ya me suda los cojones del hermano, a mí me suda ya los cojones del hermano porque como ya te dicho ya es que salgo de aquí a chispazos [disparos] porque llevais dándole ya muchas vueltas a esto. Esto ya no da pa’ más, a mí me suda ya los cojones del este, yo lo que no quiero es que se meta a mi familia en nada de esto, incluido él [se refiere al infiltrado] y yo estoy hablando aquí en plata, porque usted me lo ha pintado como yo lo veo, yo se lo he dicho tal como yo lo he visto y tal como yo lo recuerdo, y por eso no digo donde está la niña porque se la engancharon entre los dos esos y al sacarla del cuarto yo no sé qué le hicieron, si la metieron en cuarquier lao, si la metieron en un coche verde y yo que sé en que lao ni cómo se las habiaron.

Yo sé que cuando salí me encontré al Miguel limpiando, estaba muy nervioso, estaba to’ atacado de los nervios, estaba blanco como el papel y yo vi un percal mu’ chungo. Pegué dos fregonazos, sequé la fregona, pegué dos fregonazos, me cogí y limpié la fregona y me fui. (...) Y yo lo que sé que el hermano tiene de esto pa… que sabe coger coche vamos, que no tiene carnet y tiene posibilidad pa‘ coger coches.

Y esto es así de fácil, sabiendo que yo he estado allí chorreando de sudor y tó encontrando mi adn y de tó, y sabiendo de que yo estaba allí, y me han echado a mí to’ los muertos, a mí, sabe o no. Y yo no lo he dicho, ya ves, por lo que pasa que… que yo ya estoy hasta los mismísimos cojones de estar encerrado y quiero estar en mi casa de tó de tó. (...) Yo cogí, llamé al Samuel, que eran las nueve y media, de eso sí me acuerdo porque mi móvil no suena y yo tengo esa manía de mirar el reloj, de mirar siempre la hora porque no me gusta llegar tarde a ningún lao, y entonces me fui a casa de esta gente y me encontré entonces todo el percal, yo llegué un poco más tarde, serían las diez menos cuarto, las diez menos veinte así”.

Antonio del Castillo y Eva Casanueva, padres de Marta del Castillo, en su casa junto al exministro del Interior Juan Ignacio Zoido. EFE

Esta es la confesión que nunca ha escuchado un juez de boca de ‘El Cuco’. Aquel día, una vez llegó su abogado a comisaría, decidió no declarar ante la Fiscalía de Menores, que decidió no actuar contra él en el caso del quebrantamiento de la orden judicial porque era su padrastro, y no él, quien conducía el coche con el que se dirigía a Sevilla.

La "coartada" de los padres

Lo más cercano a esta versión dada por ‘El Cuco’ es cuando la Policía Nacional traslada a Francisco Javier García hasta la casa de León XIII para que realice una reconstrucción de los hechos. Allí, el detenido cuenta una escena similar a la que se describe en la transcripción, que es posterior en el tiempo. Sin embargo, luego, durante el juicio, negó que estuviera en aquella vivienda el 24 de enero de 2009.

Durante el juicio a su hijo, la madre de ‘El Cuco, Rosalía García, contó que ella llegó a su casa aquella noche sobre las 00.30 horas, que vio a su hijo dormido en la cama de su habitación y que le dio un beso.

El padrastro de Francisco Javier García dijo primero que se cruzó con él sobre las 23.30 horas cuando bajó a tirar la basura. Más tarde, que él y su mujer llegaron a su residencia sobre las 01.30 horas de la madrugada del 25 de enero de 2009, después de estar tomando copas en un local de Sevilla.

Pero las dudas sobre las versiones dadas por los padres de ‘El Cuco’ resultan aún más reveladoras si se escucha otra grabación tomada por Óscar, el topo, quien se infiltró en el entorno del menor durante dos años y medio -se distanció poco antes del inicio del juicio a los adultos imputados-.

En una de esas conversaciones se escucha hablar al padrastro del chico. Ángel Romero llega a admitir que él y su mujer están dando “coartada” a 'El Cuco' y que teme que otros testigos se la echen abajo durante el interrogatorio en el juicio.

“Te desmontan lo de que a la una y media o dos estábamos en casa y el niño estaba acostado. A las 4.30 estaba bebiendo cubatas. Yo he jugado con que como es un sitio donde paramos viernes y sábado, [los camareros] se han podido confundir”.

Topo El Cuco

El juez que ahora ha procesado a Rosalía García y a su hijo asegura que “no es cierto que sobre las 23.30 horas del referido día se encontraran” 'El Cuco' y su padrastro en las inmediaciones de su domicilio “cuando éste iba a tirar la basura”. “Y de otra parte”, el magistrado instructor asegura que Rosalía y su marido estuvieron fuera de su casa “hasta las 4.30 o 5 horas del día 25 de enero de 2009”.

De todos modos, una hipotética condena a ‘El Cuco' o a su madre no podría conducir de ninguna manera a la celebración de un nuevo juicio, aunque sí a darse una aproximación más cercana a lo sucedido.

Fuentes de la Fiscalía de Sevilla explican que la única posibilidad de repetir la vista oral contra algunos de los acusados que fueron absueltos sería planteando un recurso de revisión contra la sentencia del Tribunal Supremo (TS) que endureció la condena de Miguel Carcaño.

En este punto es donde tendría gran valor lo que suceda en el juicio por falso testimonio. Si se obtienen datos reveladores a través de 'El Cuco' o de su madre, se podría dotar de argumentos sólidos a ese hipotético recurso ante el TS.

Marta del Castillo, la menor sevillana asesinada el 24 de enero de 2009 en la calle León XIII de la capital andaluza. Nunca ha aparecido su cadáver. EE

[Mañana habrá ampliación del caso con nuevas conversaciones captadas por la persona que se infiltró en el entorno de ‘El Cuco’]

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