"Estoy muy arrepentido del robo de las gafas. Fue, si me permiten la palabra, una absoluta gilipollez por mi parte, más aún con todo lo que me precedía. Por ello quiero pedir perdón en primer lugar a mi familia, que lo está pasando muy mal, y a toda la sociedad".

Ángel Boza, uno de los cinco amigos sevillanos que componen 'La Manada' -quienes ya fueron condenados a nueve años de prisión por abusar sexualmente de una joven en Pamplona-, ha comparecido este lunes en el Juzgado de lo Penal 10 de Sevilla. Está acusado de haber robado unas gafas en un centro comercial de la capital andaluza y del posterior intento de atropello de dos vigilantes de seguridad durante su huida.

Boza se enfrenta a cuatro años de cárcel por un robo con violencia y un delito leve de lesiones. Esta es la pena que solicita para él la Fiscalía de Sevilla, mientras que la acusación particular que representa a los vigilantes pide dos años de prisión. La defensa solicita una condena por un delito leve de hurto por la sustracción de las gafas y entiende que no se produjo ningún intento de atropello.

Tras aquel robo, cometido el 1 de agosto en El Corte Inglés de la plaza del Duque en Sevilla, Boza fue detenido y volvió a ingresar en prisión. Estaba en la calle desde el 23 de junio. Pese a que los integrantes de La Manada fueron condenados en primera instancia, la Justicia concedió a Boza y a sus cuatro amigos la libertad condicional a la espera de que el Tribunal Superior de Justicia de Navarra (TSJN) emita su dictamen una vez revise la sentencia.

Así robó Ángel Boza las gafas

Cabe recordar que Ángel Boza es el único miembro del grupo de abusadores sexuales que no será juzgado por el conocido como 'caso Pozoblanco', en el que una joven de 21 años denunció al resto de integrantes por haber abusado sexualmente de ella y de haberla grabado en el interior de un coche.

Aquellos hechos sucedieron en mayo de 2016 en Pozoblanco (Córdoba). Fue sólo unas semanas antes de que La Manada, esta vez ya sí integrada por Boza, viajase hasta Pamplona y abusara sexualmente dentro de un patio de una joven madrileña de 18 años.

Es el más joven de los cinco condenados por abusos sexuales con prevalimiento en Pamplona. Aquel viaje a los Sanfermines de 2016 era su "prueba de fuego" para entrar en el grupo. Hablaba de utilizar retinoles o burundanga con las mujeres. Fue él quien besó a la víctima en la entrada del portal en el que ocurrieron los hechos.

En su declaración de este lunes, Diario de Sevilla cuenta que Boza ha admitido el robo de las gafas pero ha negado que atropellara o golpeara a ningún vigilante de seguridad con su coche durante la huida.

[Más información: El beso del 'Ángel' de la Manada con el que empezó el drama de la chica de San Fermín]

"Lo único que quería era huir de allí"

Boza ha comparecido con las manos esposadas durante su declaración de este lunes. Vestía jersey azul sin camisa, vaqueros y zapatillas de deporte. El acusado, según la prensa local sevillana, ha incurrido en algunas contradicciones. Ha dicho que accedió al centro comercial por la puerta del garaje y que luego subió a la tienda por el ascensor, pero una grabación ha acreditado que entró por el acceso peatonal de la plaza del Duque.

Ha añadido que, una vez salía del centro comercial con las gafas ocultas en un pantalón corto, no vio a ningún vigilante en su camino ni a ninguna otra persona que se dirigiera a ella haciéndole señales de que parara.

Cuando la Fiscalía le ha expuesto que en su primera comparecencia tras ser detenido dijo haber visto a una persona con la palma de la mano abierta junto a su vehículo, ha indicado que supuso que estaría regulando el tráfico. "Yo en ese momento estaba muy asustado y lo único que quería era huir de allí".

Boza ha negado una y otra vez que atropellara o intentara hacerlo al personal de seguridad de El Corte Inglés. Durante el juicio han declarado cuatro miembros del personal de seguridad del centro comercial en el que se produjo el robo.

Ángel Boza a la salidad de los juzgados en una imagen de archivo. EFE

"Si no me quito me lleva por delante"

Según Diario de Sevilla, han señalado que comenzaron a seguirlo inmediatamente después de acceder el cento comercial "no porque fuera un integrante de la Manada" sino porque uno de los agentes lo reconoció de un robo anterior hacía siete años en otra tienda de la misma empresa en la ciudad.

Los vigilantes han ratificado sus declaraciones anteriores sobre el intento de atropello a uno de ellos. "Si no me quito me lleva por delante", ha manifestado el trabajador que sufrió una contusión en el abdomen tras ser golpeado por el coche de Boza a la salida del aparcamiento. 

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