Ochenta años dan para mucho: alegrías y llantos, momentos felices y otros no tan gozosos por no decir desgraciados.

La Reina Sofía cumplirá ocho décadas el próximo viernes 2 de noviembre. Mientras que su marido, don Juan Carlos, lo celebró con una comida en Zarzuela el pasado mes de enero con más de 80 invitados -entre los que faltaban los Urdangarín Borbón al completo- la madre de Felipe VI quiere justo lo contrario: ella no tiene corte, ella no tiene muchos amigos, sólo quiere a su familia, en un almuerzo sencillo y con todos sus hijos alrededor de la mesa.

Con su yerno Iñaki en la cárcel desde el pasado 18 de junio, el Rey Felipe VI no tiene problemas en que su hermana, la ex duquesa de Palma y sus cuatro hijos, compartan mantel con todos para ver soplar las velas a la Reina Madre. Así que doña Sofía estará contenta con todos sus hijos y nietos sentados a su lado. ¿Y don Juan Carlos? Sí, El Patrón -cómo le llaman sus hijos con cariño- también estará, aunque a ella ese detalle le importa mucho menos

Porque la reina ha hecho lo que se puede llamar costra. Ha recibido tantos golpes en su dignidad como mujer, que ya no le afectan. Una mujer de su edad, nacida el 2 de noviembre de 1938, educada en una cultura distinta a la que actualmente se imparte a las niñas, sobre la teoría de que un marido es la piedra fundamental en una familia, la pata de sujeción de una vida entera. Pero cuando esto no funciona, y has sido educada para mantener la compostura y comportarte y sostenerte con entereza como una reina, si el matrimonio no funciona, duele pero sigues ahí.

Doña Sofía lo supo desde el principio. Ella tenía el concepto tradicional de la familia, como la que ella tuvo en Grecia al lado del Rey Pablo, la Reina Federica, sus hermanos Irene y Constantino… Todos muy unidos, muy apiñados, a la hora de comer y de cenar, celebrando las fiestas en común o yendo todos juntos de vacaciones. Pronto aprendió que los Borbón no eran así y que sólo se reunían una vez al año para hacerse la foto en el yate Fortuna en Mallorca. El que la familia que ella ha formado junto a don Juan Carlos sea -a su pesar- Borbón 100% es un una realidad que le ha hecho sufrir durante décadas. Y durante todo este tiempo, no ha encontrado bálsamo alguno. 

La crisis matrimonial de don Juan Carlos y doña Sofía comenzó finales de los años 60. Los Reyes se casaron -con 24 años él y 23 años ella- el 14 de mayo de 1962 en una doble ceremonia, católica y ortodoxa, en Atenas, Grecia. Y unos años después el matrimonio ya estaba roto. La Reina lleva más de 50 años aguantando en silencio. Los engaños de Don Juan Carlos a doña Sofía con otras mujeres comenzaron desde los primeros años de convivencia. A ella le mantuvo firme la idea de que es la legítima esposa, la primera, la Reina y la dueña del amor del Rey. Eso durante los primeros años de matrimonio, después, los hijos, el ser madre, el educar al futuro Monarca de los españoles... 

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La madre de Felipe VI siempre temió que los escándalos y falta de ejemplaridad del Rey en su vida fueran a llevar a pique la monarquía en España, como alguna vez se atrevió a decir en voz alta solo ante personas con las que confiaba plenamente. Conocedora de lo que es vivir un derrocamiento y posterior exilio en sus propias carnes -la monarquía fue abolida en Grecia durante el reinado de su padre, el Rey Pablo cuando ella era una niña y luego definitivamente en el reinado de su hermano Constantino- y luego ha aguantado el tirón de muchas humillaciones en su matrimonio pensando en el bien de su familia y, sobre todo, de su hijo Felipe, el heredero.

Doña Sofía tiene en su familia, su hermana Irenesu prima Tatiana y su hermano Constantino su mejor refugio. Cuando el Rey y las Infantas eran pequeños se podía escapar menos, pero cuando sus hijos se independizaron, la soberana griega empezó a pasar largas temporadas en Londres, donde vive su hermano y su cuñada, Ana María de Dinamarca, con la que mantiene una estrecha amistad. Tanto es así que la esposa de don Juan Carlos había tenido una habitación fija en el Hotel Claridge de la capital británica.

El documento recomendado por el mediador 

A principio de los años 90 viendo que un divorcio entre los Reyes era una idea, que en aquel entonces no se podía ni pensar, don Juan Carlos y doña Sofía llegaron a visitar a un especialista para intentar mejorar su relación. De hecho, se redactó un documento recomendado por el mediador matrimonial, que estableciese un statu quo, una separación de viajes y comparecencias públicas, y unas normas de protocolo, para señalar a qué tipo de actos tenían que asistir los Reyes juntos obligatoriamente y en cuáles bastaba la presencia la presencia del Rey o la Reina por separado. Así mismo, recomendaba que se redactasen unas reglas de relación dentro de la Casa, de trato entre ellos, tanto público como privado. En dicho documento -del que apenas se ha hablado y pocos han visto- se decía que cuando don Juan Carlos estuviera ausente varios días, saliera de viaje o tuviera previsto comer o cenar fuera de Zarzuela, doña Sofía tenía que ser avisada con anterioridad. Se intentaba remediar así que la reina se encontrara sola a la hora de comer, cenar y no digamos dormir, porque desde hacía tiempo dormían en habitaciones separadas.  Este documento se denominó Carta de naturaleza. Ambos lo leyeron por separado y lo firmaron.

Aunque la cosa mejoró algo, pronto volvió a torcerse. "¿Es que no puedo divorciarme como lo hacen miles de españoles?". Esta pregunta se la hacía don Juan Carlos al jefe de la Casa del Rey, Sabino Fernández Campos, en el verano de 1992. Con la gloriosa resaca de los Juegos Olímpicos de Barcelona todavía en el paladar, el rey en la cresta de la ola de su popularidad, veía posible su divorcio con la reina Sofía para poderse casar con el amor de su vida, la mallorquina Marta Gayá.

Tras la abicación de Juan Carlos, ambos han emprendido vidas separadas, también públicamente.

Sabino y el presidente del Gobierno en aquel momento, Felipe González, le quitaron esa idea de la cabeza a don Juan Carlos, aunque años después  volvería a presentar la misma cuestión a José Luis Rodriguez Zapatero pero por otra mujer, por la presunta princesa Corinna zu Sayn-Wittgenstein. Si don Juan Carlos le hubiera pedido el divorcio en aquella primera época de los 90, para doña Sofía el dolor hubiera sido insoportable. Ahora en 2018, le importaría poco o nada, pero a principios de los 90 la reina todavía sentía algo por Juanito. Ahora el deber y la fidelidad son lo que le ayudan a seguir en Zarzuela. Porque la esposa de Juan Carlos I tenía una misión en esta vida, ver a su hijo proclamado rey, y esto ocurrió en 2014. 

La posición de los hijos, el Rey Felipe y las Infantas Elena y Cristina ha sido de frente cerrado a favor de su madre, ya que la veían sufrir las humillaciones a diario. Con los años, los hijos del matrimonio fueron creciendo y preferían no estar en casa para no ver lo que ocurría. En la actualidad los Reyes prácticamente no hablan. No tienen roce.

LAS NUEVE CRISIS DE LA CORONA DE ESPINAS

Los desplantes de don Juan Carlos fueron continuos, con el agravante de que hace unos años se han ido haciendo públicos y notorios. En su corona de espinas sobresalen nueve crisis:

1. Los otros suegros de Juan Carlos. Fue muy comentado en Mallorca cuando un verano durante la fiesta de presentación de la Copa del Rey de Vela, estando delante doña Sofía, don Juan Carlos dejó el grupo en el que se encontraban ambos charlando diciendo "perdonad, voy a saludar a mis suegros" porque en aquel momento llegaban a la celebración los padres de la que entonces era su amante, la decoradora mallorquina Marta Gayá.

Rey Juan Carlos y Marta Gayà Lara Fernández

2. Pagos a la amante del rey. Si ya resulta bastante humillante que tu marido te engañe constantemente, es casi peor cuando se tuvieron pruebas de que Bárbara Rey, la supuesta amante de don Juan Carlos durante algunos años, estaba siendo pagada por los servicios del CNI para que guardara silencio sobre su relación con el Monarca.

3. Corinna no, Sofía sí. Cuando el Rey tuvo el accidente en Botsuana, el 13 de abril de 2012, todo el país se enteró de la existencia de Corinna, aunque todas las personas cercanas conocían a la alemana desde hacía años. El caso es que poco después, doña Sofía tuvo un acto en el Cristo de Medinaceli de Madrid. Allí a la salida del coche oficial, un grupo de mujer, le cantaron con cariño: Corinna no, Sofía sí. La Reina tras saludar como siempre, con profesionalidad y cariño, estuvo a punto de echarse a llorar. Para ellos fue una humillación pública muy dolorosa. 

El Rey emérito Juan Carlos I y la empresaria Corinna Zu Sayn-Wittgenstein. Gtres

4. La enemiga de su vida.  Otra muy famosa tuvo lugar en el año 1992, cuando don Juan Carlos mantenía una relación con la que él siempre ha pensado que era el amor de su vida, Marta Gayá. Su amigo Zourab Tchokotua, un príncipe georgiano al que conoce desde el año 1946 cuando estuvieron internos en Friburgo, le había preparado unos días de relax con Marta alquilando un chale en Saint- Moritz a su nombre para que nadie les descubriera. Justo entonces falleció el ex ministro de Francisco Exteriores Fernández–Ordóñez y el rey tenía que firmar el nombramiento de Javier Solana como nueva persona en el cargo. Además, coincidía también con el cumpleaños de Don Juan -el padre de Juan Carlos I-, que estaba ya muy enfermo e iba a ser, como así fue, su último cumpleaños. Para celebrarlo se había convocado a toda la familia Borbón a una fiesta familiar en Villa Giralda la casa que los Condes de Barcelona tenían en Puerta de Hierro en Madrid. Doña Sofía acudió sola con sus hijos al cumpleaños de su suegro, y Felipe González, Presidente del Gobierno en aquel momento, tuvo que reconocer que el Rey no estaba es España, por lo que no se podía firmar el nuevo nombramiento. "Porque se encontraba en Suiza de paseo. Todo el mundo entendió lo que hacía el Rey en el país de los Alpes". Estaba con su amante. 

5. "Vete a vivir a Londres". Los Reyes viajaron a Lausanne por un tema del Comité Olímpico internacional que tiene su sede en la ciudad suiza en 1990. Don Juan Carlos no quería cenar con las personas con las que había quedado. adujo que quería cenar a solas con las reinas. Pero el emérito no quería cenar a solas con su mujer, porque su relación con ella entonces pasaba un momento malísimo. La velada se convirtió en un infierno para doña Sofía con comentarios humillantes del rey invitando a la reina a que se marchara a vivir donde quisiera, "a vivir a Londres", según contaron las personas, el personal que les acompañaban, porque ellos nunca están solos.

Juan Carlos I junto a Jeff Rann, director de Rann Safaris.

6. Don Juan Carlos, en zona oscura. Ocurría mucho, bueno y sigue ocurriendo, que llegaba al comedor de Zarzuela doña Sofía para almorzar con su marido y de repente descubrir que solo hay un cubierto en la mesa, preguntándole al mayordomo. "¿Y el rey? "Señora, hoy el Rey no almuerza en casa". "¿Dónde almuerza?", preguntaba ella. "No lo sé, Señora". Doña Sofía enfadada hace llamar al que en ese momento era el Jefe de la Casa del Rey, Fernando Fernández-Campo. Le pedía que localizara a don Juan Carlos por sus equipos de seguridad -todavía no había móviles-. Tras pasar un rato intentándolo Sabino le dice a la Reina: "Me dicen que no podemos localizarlos. Ha salido con una unidad de seguridad sin radioteléfono y además deben estar en una zona de sombra; es decir, sin cobertura". En más de una ocasión, doña Sofía dijo bien alto: "Estoy hasta el gorro de la zona de sombra".

7. "Tú no vienes". Antes de abdicar en 2014, los Reyes se reunían con sus respectivos equipos para planificar, unificar y demás. Hablando de uno de estos viajes la Reina dijo: "¡Yo quiero ir a este!", a lo que don Juan Carlos le contestó delante de todo el personal: "Ni en broma, no vienes porque lo digo yo y punto".

8. "Quítate eso!". Pero en privado la cosa tampoco mejoró mucho. La Reina Sofía hace dejó de pedirle opinión a su marido sobre si le quedaba bien un vestido que estrena. Ya que lo mejor que ha oído desde hace unos años es: "¡Te queda fatal, quítate eso!", según comentaba una persona que sirvió durante muchos años a doña Sofía.

9.  Aunque ya es costumbre, lo cierto es que desde que abdicó en 2014, el rey ha pasado todavía menos tiempo con doña Sofía. Don Juan Carlos se ha dedicado a viajar, a comer y a disfrutar del mar. Ni si quiera acude ya a pasar algún día en Mallorca con el resto de la familia. Está viviendo una segunda juventud. Y en ella, hay quién dice que ha vuelto con su segundo gran amor, Marta Gayá, pero no por decir el segundo creemos que el primero fue la Reina Sofía. En realidad fue María Gabriela de Saboya, con la que Juan Carlos quiso casarse antes que con la ‘griega’ como la llamaba Franco, y a la que el dictador no vio con buenos ojos por ser demasiado moderna.

Gabriela de Saboya, de joven.

Pero todo esto queda atrás cuando doña Sofía tiene delante la perspectiva de celebrar su cumpleaños y soplar sus 80 velas acompañada de todos sus hijos y todos sus nietos. Faltarán su yerno Iñaki, por razones obvias, y puede que don Juan Carlos, aunque seguro que acudirá a la foto familiar que difundirá Zarzuela tras el almuerzo. Y en eso, se llevará el beso de un marido que le lleva haciendo sufrir el 80% de su vida.