Hay casos que dan tantas vueltas que parece que no se van a cerrar nunca. Hace un año, por estas mismas fechas, los agentes de la Unidad Central Operativa de la Guardia Civil habían estrechado el círculo de sospechosos de la desaparición de Diana Quer hasta dejar encerrado en él a una sola persona: José Enrique Abuín Gey, alias 'El Chicle, cuyo teléfono posicionaba en los mismos lugares que el de la joven madrileña de 18 años aquella madrugada del 22 de agosto. Un año antes, en septiembre de 2016, todo era un misterio. Había pasado un mes desde que la joven desapareciese y las miradas de algunos (o de la mayoría de los medios) se dirigían a escrutar con lupa a su familia. Muchos bandazos. Ahora, la fase de instrucción se sigue alargando debido a un elemento crucial: la autopsia de la joven. Los tres forenses que a principios de este año realizaron el examen del cuerpo inerte de Diana no se pusieron de acuerdo. Y ahora hay que repasarlo todo.

Sus conclusiones sobre todo aquello fueron diferentes. Además, hay que sumarle a todo ello un elemento que hasta el momento resultaba desconocido: una herida traumática que fue hallada en la espalda de Diana. Este detalle está sembrando más dudas sobre el modo en que se realizó la autopsia y por eso el análisis hecho hace meses será sometido a un nuevo examen que será llevado a cabo por el jefe de patología forense del Instituto de Medicina Legal de Galicia (Imelga).

José Blanco Pampín es toda una eminencia en el campo de la criminología forense. El análisis que llevará a cabo se basará no en una exhumación del cuerpo y en un nuevo examen, sino en el análisis pormenorizado de fotografías que se realizaron del cadáver tras su hallazgo y durante la primera autopsia. 

Un nuevo repaso

¿El motivo de este nuevo repaso? Que parece ser que en la espalda del cuerpo de la joven Diana fue localizada una herida traumática. Esta contusión se produjo, a todas luces, antes de que El Chicle introdujese su cuerpo en el pozo de agua natural de la nave industrial de la parroquia de Asados (Rianxo), donde permaneció oculto durante 500 días hasta que él mismo condujo a los agentes, la madrugada del pasado 31 de diciembre, hasta aquel lugar. 

El nuevo examen a cargo de Pampín tratará de determinar las circunstancias en las que a Diana se le produjo esta herida. Desde el primer momento, el objetivo de los forenses fue el de desentrañar el misterio de su desaparición, dilucidando si tras ella subyacía o no un móvil sexual. Si El Chicle quiso o intentó violarla. O si, tristemente, lo consiguió.

El cadáver de Diana Quer es trasladado el día en que fue localizado en Rianxo. Efe

Aquella primera autopsia no logró determinarlo. El estado de conservación del cuerpo, al permanecer durante año y medio dentro del agua, hizo posible que quedasen intactas las marcas externas que permitieron saber que Diana murió estrangulada. El proceso de saponificación mantuvo la estructura y la consistencia externa del cuerpo, que ya se encontraba en avanzado estado de descomposición. Estaban las marcas en el cuello, las marcas en las muñecas, las bridas con las que 'El Chicle' la ató.

Pero esa misma circunstancia de conservación del cuerpo tenía un inconveniente: que los restos de una posible violación serían muy complicados de detectar. Efectivamente es algo que, aunque la fiscalía y la familia no lo descartan, ha resultado muy complicado de probar. En su día, EL ESPAÑOL consultó a distintos expertos en la materia y todos coincidían en lo mismo: en un cuerpo en ese estado, encontrar signos o indicios de una agresión sexual era como hallar una aguja en un pajar. Resulta casi imposible.

Todos los esfuerzos, tanto en los interrogatorios como en las distintas pruebas recabadas durante la instrucción, han ido dirigidos a saber exactamente qué sucedió. El móvil sexual está ahí presente, pero 'El Chicle' siempre lo ha negado. 

La conclusión a la que llegó Toxicología no fue aceptada por el abogado de la familia, Ricardo Pérez Lama. Querían un informe más exhaustivo, el que ahora se va a realizar, el del doctor Pampín, conocido por ser uno de los forenses del caso Asunta.

Con este nuevo examen, se busca agotar todas las vías desde el punto de vista de la autopsia para determinar el móvil sexual del crimen. Cada detalle, por mínimo que sea, resulta clave para las partes y por eso ahora se empezará a analizar todo de nuevo, repasando línea por línea los pasos que se dieron en el mes de enero cuando, una semana después del hallazgo del cadáver, se realizó la autopsia del mismo.

Entonces se determinó que Diana había muerto estrangulada. Esa contusión antes pasada por alto en la espalda del cadáver de la joven es uno de los últimos resquicios que quedan.