Javier Ardines, el concejal de Izquierda Unida de Llane, asesinado el pasado 16 de agosto, fue estrangulado y recibió tres golpes en la cabeza, uno de ellos en la nuca. Fuentes cercanas al caso, citadas por La Nueva España, han asegurado que "le echaron la mano al cuello" tras golpearle al menos una vez, en la nuca, tras lo que habría caído al suelo.

Según las mismas fuentes, el concejal se cayó al suelo, aturdido, y su fue arrastrando hasta que consiguió ponerse en pie e intentar huir, pero después de recorrer "70 metros" se cayó. Las fuentes no precisan si los demás golpes los recibió estando en el suelo o si cayó a consecuencia de esos mismos golpes. 

La autopsia revela que ardines fue estrangulado con las propias manos del agresor pero no se sabe si el concejal ha muerto a causa de la asfixia o de los golpes. Los agentes de la Guardia Civil de Gijón y de la Unidad Central Operativa intentan averiguar si ha tratado de defenderse de sus agresores al verse atacado por sorpresa. 

Las líneas de investigación sobre los autores del crimen se centran en el entorno de la víctima pero es "extremadamente difícil" avanzar por la inmensa actividad profesional, política y social de Ardines.

El concejal Ardines ha sido encontrado en la mañana del 16 de agosto con un golpe en la cabeza junto a su vehículo en las inmediaciones de su vivienda en la localidad llanisca de Belmonte. El entorno familiar ya entonces apuntaba al tema político como principal móvil de la muerte violenta: sufrió "una emboscada" cuando se dirigía a pescar.