Entre llamadas de megafonía y controles de seguridad se despereza habitualmente José Manuel Opazo. Viajero habitual, este vasco residente en Zúrich se ha acostumbrado a utilizar el asiento de su avión de turno para trabajar. Ex guardia civil reconvertido en empresario de éxito, ahora es la cabeza visible de las manifestaciones españolistas en Cataluña. Pone el rostro, sí, pero también el bolsillo. Es el organizador y financiador de la primera concentración convocada a título personal en España con fondos privados en el marco del procès.

El empresario no ha parado en las últimas horas. “Ayer [por el domingo] estuve en Barcelona, hoy en Madrid y ahora en Basilea”, desliza en conversación con EL ESPAÑOL. Se muestra satisfecho en su vuelta a casa, a Suiza. No le duele el dinero invertido en lo que cree; tanto, que ya está preparando otra convocatoria, porque esta ha sido todo lo que esperaban: el primer paso de su estrategia, que pretende dar “un golpe de mano” sobre la situación en Cataluña y el desafío independentista.

Opazo (Durango, Vizcaya, 1965) es “una persona con hondo sentimiento patriótico”, según lo describe su mano derecha en la cocina de la manifestación, Xavier Codorníu, ex del PP y de otras organizaciones españolistas como Societat Civil Catalana o la ultra Somatemps. El financiador también tiene un pasado ligado a la política: era afiliado a UPyD, pero sin ningún cargo dentro del partido. Ahora no quieren relacionarse con ninguna organización política, dicen, pero el domingo paseaban sus reivindicaciones de la mano de Santiago Abascal, el líder del partido extraparlamentario ultraderechista VOX.

Abascal y Opazo en la manifestación del domingo.

Primer enfrentamiento bajo las siglas de UPyD

Cuando aún figuraba en las listas rosas -hace una década-, precisamente, sucede el encontronazo entre el empresario y el ahora presidente de la Generalitat, Quim Torra. Fue, cómo no, en un avión. Era una nave de la aerolínea Swiss Airlines y allí se originó la columna xenófoba de Torra en el diario catalán El Singular (ahora El Món) titulada La lengua y las bestias: Opazo se quejó por carta -con el membrete del partido de Rosa Díez, pese a no ocupar ningún cargo orgánico- de que no se incluyera el español en los vuelos operados por la compañía. Pidió que se aplicara el bilingüismo, al informarse únicamente en alemán, inglés y catalán, omitiendo el castellano. Lo consiguió.

Hace un par de semanas viajaba en un vuelo de Swiss una de estas bestias. Al llegar al destino, se anunciaron en catalán las típicas observaciones previas al aterrizaje. La bestia, automáticamente, segregó en su boca agua rabiosa. Un hedor de cloaca salía de su asiento. Se removía, inquieta, desesperada, horrorizada por oír cuatro palabras en catalán”, escribía el supremacista Torra.

“¿Que por qué hago esto ahora? Por lo mismo que hice aquello entonces. Porque quiero cambiarlo”, admite, sin ápice de dudas. Opazo, poco a poco, a golpe de talonario, está dibujando sus deseos más íntimos en la calle. “Yo imagino este tipo de acciones desde hace muchos años. Vengo de una familia pobre y sé lo que es que nadie te proteja”, afirma. Su relación con Barcelona (en inicio, puramente laboral y comercial; hoy, con vínculos afectivos, puesto que llegó a residir con su mujer e hijas en Pineda de Mar cuando las niñas eran pequeñas) es su principal motivación. Aunque la visite sólo ocasionalmente, cuenta que “en Cataluña no se defiende a los que defienden la Constitución y el Estado de derecho. Y una parte de la población vive en la clandestinidad”.

Ex guardia civil forrado con empresas de construcción

Así que él decide dar el paso. No es la primera vez que opta por ponerse a disposición de sus ideales: así lo hizo cuando, de joven, se unió a la Guardia Civil en el País Vasco en los 80, en el cénit de los años del plomo de ETA. Después emigró a Alemania, se pagó sus estudios universitarios “limpiando en centro comerciales” y pegó el salto al empresariado.

“Empezó a desarrollar su fortuna, con algunas máquinas de obras públicas, con constructores, edificaciones, encontró la oportunidad de comprar alguna empresa alemana al borde de la quiebra y la reflotó”, detalla Codorníu. Eso le llevó de una a otra. Amasa “una fortuna bastante importante. Tiene empresas en Suiza, Alemania y, Austria, además de en España”, detalla su mano derecha en la organización de las convocatorias.

Pero Opazo tiene un plan. Por mucho que sufrague los gastos de las manifestaciones, que quiera liderar una “respuesta ciudadana” ante la situación catalana, hay límites. “Yo pongo hasta donde puedo, no me juego mi patrimonio”, reconoce él mismo. Ha decidido preparar una campaña de captación de capitales. Eso sí, en Suiza: “Nosotros también vamos a coger lo que nos conviene del Estado de derecho”, ríe. “Abriremos una cuenta en Suiza” para obtener beneficios fiscales.

Manifestación en Barcelona en contra de la actitud del gobierno frente a los independentistas. Agencias

“El Estado está en inferioridad frente a las estrategias del independentismo”, argumenta. Así que ha decidido que esta vía, la suiza, será el eje vertebral de una respuesta mayor, como deslizó ante los medios al término de la concentración del pasado domingo en Barcelona. En ese momento se arrogó el ser "la resistencia" y el azote de Pedro Sánchez, su enemigo, “porque pacta con terroristas y separatistas”. Y está organizando un "plan de ataque dentro de la legalidad" para traer a los políticos en el extranjero a España.

¿En qué consiste ese plan? ¿Se intentará secuestrar a Puigdemont, Anna Gabriel o Marta Rovira? Opazo se vuelve enigmático al otro lado del teléfono. No da apenas detalles y se remite a un discurso algo vacío. Al menos, de momento. “Yo me acojo a un derecho, a una vía legal para conseguir que esas personas regresen a España con la ley en la mano. Vamos a analizar qué estrategias se pueden hacer. Si queremos que esto pare es que todos estemos con las mismas armas. No voy a dar un paso atrás”.