Es martes 14 de noviembre de 2017. Luis Montes concede esta entrevista, que será la última. Atiende las preguntas en una cafetería durante algo más de una hora. Luce buena salud, no hay indicios del infarto de miocardio que se lo llevará cinco meses después, el 19 de abril. Murió en el acto. Viajaba en coche hacia la localidad murciana de Molina de Segura, donde iba a dar una charla.

El doctor Montes (Salamanca, 1949) ha sido uno de los defensores más firmes de la despenalización de la eutanasia en este país. Se convirtió en portada de todos los periódicos cuando fue acusado de haber causado la muerte -mediante sedaciones irregulares- a cuatrocientos enfermos terminales en el hospital donde trabajaba, el Severo Ochoa de Leganés.

Perseguido por la consejería de Sanidad de la Comunidad de Madrid -gobernada por el PP- y, más tarde, investigado por la Justicia, quedó eximido de cualquier mala praxis. Como presidente de la asociación Derecho a morir dignamente dedicó gran parte de su tiempo a divulgar las ventajas de legalizar la eutanasia. Madrid le brindará el nombre de una de sus calles.

¿Cómo planificaría su muerte si fuera un enfermo terminal?

Yo ya tengo el jarabe en mi casa. Creo que lo debería tener la mayoría de la gente. No caduca. La muerte no da miedo, lo que da miedo es el sufrimiento. Es un hecho natural, todo el mundo sabe que le va a ocurrir. Es de las pocas verdades absolutas que existen. Todos nos vamos a morir. Lo que nos asusta es el cómo y el cuándo.

Hay una cualidad muy importante, que muchos perciben como despectiva. La de aquellos que no quieren "ser carga". Es un valor tan bonito, tan maravilloso... Un acto de amor con los que vienen detrás. Cuando los esquimales ven que son una lacra para la sociedad, se van ellos solos. Es de una generosidad inmensa.

¿Ha hecho el testamento vital?

Sí, aunque todavía no lo he registrado. Lo haré una mañana de estas.

¿Alguna vez alguien le ha dicho que quería morir y le ha pedido ayuda?

Muchas veces.

¿Ha estado presente en el momento final?

No puedo responder a esa pregunta. Estamos en la clandestinidad.

El delito es "hacer algo" por la muerte de esa persona, pero no estar presente.

He acompañado, sí. El concepto eutanásico de la ideología dominante es bastante falaz, está corrompido. Tiene que ver con la Justicia. El Código Penal considera delito la colaboración en la muerte de un ciudadano. También procurar los medios. El caso más claro es el de Ramón Sampedro. Esas manos amigas le facilitaron el veneno. Depende del juez que te toque. "Colaborador necesario", "no haber tratado el principio de auxilio..." A veces sacan figuras delictivas de donde no las hay. Es un terreno pantanoso.

Luis Montes era el coordinador de urgencias del hospital Severo Ochoa de Leganés. Efe

¿Cuántas sedaciones ha realizado?

Muchísimas.

En ese instante, ¿cuál es su sensación? ¿Qué grado de empatía tiene con el paciente?

Ves que sufre, que la muerte está presente, que no tiene vuelta atrás, que ya se lo ha comunicado a su familia... Ese es el primer deber: informar del pronóstico. Para que inicien la despedida y el acompañamiento. El instante de decir "te voy a dormir" es cruel, pero la comunicación permite muchas formas de abordarlo. Empiezas: "Estás muy cansado, llevas mucho tiempo sufriendo... ¿Quieres dormirte aunque no te despiertes?". Siempre suelen responder: "Sí, por favor".

La otra solución es decir a la familia: "Va a morir en las próximas horas. Le he puesto analgésico y hay que esperar a que fallezca". Te marchas al despacho y ya está. Eso se llama abandonar al ciudadano, lo considero una mala praxis y ocurre en la mayoría de ocasiones. ¿Cómo se sienten esos médicos que no están a pie de cama viendo ese sufrimiento y que no hacen nada para remediarlo? Esa es la pregunta. Ojos que no ven, corazón que no siente.

¿De qué se compone la sustancia que se da al paciente en la eutanasia?

Suele ser pentobarbital sódico por vía digestiva o intravenosa. Es el amniótico más potente que existe. Disminuye la actividad cardiaca hasta que llega un paro. Es el fármaco que utilizan en todos los sitios donde está permitido. En Estados Unidos vas a la farmacia, te dan el frasquito y lo tienes en casa. En este país, la gente lo consigue por internet. Se compra a nivel clandestino.

¿Desde el Caso Leganés las sedaciones son más escasas?

Aquello abrió el melón de la defensa de la muerte digna en la sanidad pública. Un anónimo denunció que se habían cometido cuatrocientos asesinatos allí dentro. El Gobierno de la Comunidad de Madrid le dio pábulo. Imagínate cómo reaccionaron todos aquellos que tenían que ir a urgencias a ese centro o que hubieran perdido a un familiar en esa clínica. Fue terrible. Se rompió la confianza que debe haber entre la ciudadanía y los profesionales a cargo de su salud. Todo eso con un juicio, un montaje y la política del miedo. Muchos médicos habituados a trabajar con morfina se asustaron y redujeron las dosis o dejaron de utilizarla. En aquel tiempo, en Madrid se moría muy mal, con mucho sufrimiento.

Creo que sirvió para algo. El Severo Ochoa de Leganés inició la marea blanca con grandes manifestaciones en apoyo de sus trabajadores. Actualmente, los Colegios de Médicos disponen en su web de un protocolo de sedación paliativa terminal. Ha habido un gran avance.

¿En algún momento le pidieron perdón?

No. Esta gente es.... tienen tal orgullo... Se creen en posesión de la verdad. Pedir perdón es un acto de humildad y ellos no la tienen.

Luis Montes era presidente de la asociación Derecho a morir dignamente. Efe

¿Si volviera al pasado repetiría lo mismo o cambiaría algo?

Yo creo que haría lo mismo. Lo del Severo Ochoa no sólo fue Luis Montes, sino todo un equipo. Queríamos ganar el pulso, pero lo perdimos. Nos dieron hasta en el carné de identidad. Pero logramos instaurar la sedación paliativa terminal como un método de buenas prácticas médicas. En líneas generales, diría que hubo un empate.

¿Existen buenos cuidados paliativos en España?

Fueron surgiendo en aquellas Comunidades que tenían transferida la Sanidad. Hubo un movimiento para crear una buena dotación de estos cuidados en las demás regiones. De ahí que el desarrollo sea muy heterogéneo. En Extremadura y Canarias, por ejemplo, funcionan muy bien. Lo mejor está en Cataluña.

¿Por qué se abstuvo el PSOE de votar a favor de la propuesta de Podemos por la muerte digna?

El PSOE son una panda de mamonazos. Vivimos en el país en que vivimos por culpa del PSOE, por lo mal que han vendido las motos. He sido militante del PSOE, votante del PSOE... Ellos tienen una ley de eutanasia preparada desde 2002. Creo que les fastidió que se les adelantara Podemos. El representante socialista en la Cámara explicó su postura diciendo algo así como: "Ustedes quieren apuntarse el tanto y esta ley va a ser nuestra". Dudo que la lleven a cabo porque son una banda de meapilas. Después del lío interno, Sánchez dijo que la eutanasia y el suicidio asistido son temas urgentes. Me consta que ya se han reunido para elaborar una ley y que se han visto con Podemos para consensuarla. Me dejó patidifuso que se abstuvieran porque con sus votos habría salido adelante. 

¿Cuál es su pronóstico en este sentido?

Es difícil que la agenda vaya más allá de Cataluña. Eso viene bien a los de las chorizadas. No sé... Yo siempre he sido un hombre voluntarioso, creo en la utopía, en la posibilidad de la regeneración. Nos merecemos un mundo mejor, pero hay que echarle mucha voluntad. Esto pinta muy mal.

¿Cómo cree que afectaría la legalización de la eutanasia?

Unos aprovecharían para hacer política y subir a las azoteas. Para otros sería una conquista, la consecución de un derecho humano. Las formas de morir en este país mejorarían de un modo bestial. Fíjate, a lo mejor no se daban tantas eutanasias... Pero ante esa alternativa, podrían dispararse la limitación del esfuerzo terapéutico y la sedación paliativa.

En caso de no aprobarse, ¿cuál sería la mejor forma de tratar a un paciente terminal para que no sufriera?

La muerte digna seguiría como está ahora, en la clandestinidad. La llegada de paquetes con la sustancia crecería en espiral. Si alguien te pide ayuda para acabar con su vida y tú se la deniegas, le causas un daño moral irreparable.

***Mónica Aldehuela Rodríguez estudia Periodismo en la Rey Juan Carlos. Entrevistó al doctor Montes para un trabajo universitario.

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