Washington DC

El Ejército de los EEUU ha salido airoso de multitud de contiendas a lo largo de su historia, aunque existe un enemigo que se le está resistiendo más de la cuenta: la batalla por la normal integración de las mujeres en sus filas. No obstante, en este frente también hay excepciones. Sin ir más lejos, esta semana una marine ha conseguido convertirse en la primera miembro de este cuerpo de élite que supera el durísimo curso de oficiales de infantería, una hazaña que llega en un momento de horas bajas para la imagen pública de la institución militar, después de meses de investigaciones a cuenta de un escándalo sexual que no ha dejado de crecer.

Lo que empezó el pasado mes de marzo como un bochornoso caso de difusión de desnudos femeninos no consentidos de cientos de marines por parte de sus compañeros en un grupo secreto de Facebook, con los consiguientes comentarios denigrantes hacia ellas, ha ido creciendo este verano más allá de las redes sociales, alcanzando a otros cuerpos y también a blogs y páginas web de pornografía gay, donde de forma aún no aclarada, se han publicado decenas de fotografías de hombres en activo, muchos de ellos incluso con sus nombres en los uniformes, posando en posturas más que sugerentes y enseñando más carne que la que el decoro castrense recomienda.

El escándalo también ha salpicado a páginas de pornografía gay.

El Pentágono y el Congreso estadounidense están tratando de esclarecer las causas y controlar y poner freno a este episodio, que tira por tierra los esfuerzos realizados desde Washington para erradicar la imagen machista del Ejército, en un momento en que precisamente tratan de incrementar el número de reclutas femeninas. Además, llueve sobre mojado, ya que no es la primera vez que las soldados y oficiales son víctimas de situaciones parecidas en 2013 y 2014, por no mencionar las constantes denuncias de asaltos sexuales.

En los cuerpos militares estadounidenses, uno de los empleadores más grande del mundo con 1,3 millones de trabajadores, sólo el 15% son mujeres. El porcentaje que baja incluso al 7% en los Marines. Pese a que este último escándalo parece afectar a ambos sexos, la diferencia principal es que las imágenes de los varones no han sido subidas a Internet por sus compañeras.

Un exmarine y periodista llamado Thomas Breenan sacó la historia a la luz la pasada primavera. Según reveló, existía un grupo privado en Facebook ‘Marines United’, con 30.000 miembros, donde numerosos militares en activos o retirados publicaban, comentaron y puntuaron fotos de sus colegas desnudas o en posturas sexualmente sugerentes. Las imágenes pertenecen a la esfera privada de estas chicas, fueron tomadas sin su consentimiento o bien sus parejas, ex novios u otras personas las colgaron en esta web. Entre los comentarios, incluso algunos animaban a grabar la violación de alguna de las chicas que aparecían, perteneciente a una base de Carolina del Norte, a modo de experimento “para la ciencia”. La sensación de seguridad era tal que muchos de los miembros ni siquiera ocultaban su identidad o su rango.

Los militares comentaban fotos de sus colegas desnudas.

El Senado y los comités de las Fuerzas Armadas de la cámara exigieron la comparecencia de los mandos militares que prometieron reconducir la situación. Sin embargo, y pese a que la noticia salió a la luz, aparecieron en la red social nuevos grupos donde se redirigieron los contenidos de la página original. Uno de ellos con cerca de 29.000 miembros. En esta ocasión, los moderadores avisaban de que eliminarían a cualquiera que delatase lo que allí se hacía. Incluso aparecieron burlas hacia los investigadores del caso, sugiriendo que quizá alguno se encontraría a su mujer entre las fotos.

De nuevo fue un periodista exmarine llamado James LaPorta, inicialmente invitado a los nuevos grupos, quien desveló todo este material y lo sacó a la luz pública en la CNN alguno de los pantallazos, desvelando también la existencia de 2.500 imágenes de mujeres almacenadas en la nube.

El pasado mes de julio comenzaron los juicios militares por este caso. El primer marine condenado por compartir estas fotos, un infante de marina, fue sentenciado a diez días de prisión, la pérdida de tres rangos y de dos tercios del sueldo de un mes. Otros dos implicados fueron despedidos y, en aquel momento, había 67 miembros de este cuerpo -en activo o en la reserva- y 22 civiles esperando a que su actuación fuera revisada. Además, se anunciaron modificaciones de los reglamentos para prohibir explícitamente este tipo de prácticas.

El escándalo ha trascendido Facebook para llegar a otros foros.

La abogada Gloria Allred, que representa a las víctimas ‘Marines United’, pidió más mano dura y que las “acciones y castigos" que se impongan sean conocidos públicamente, ya que además de las condenas judiciales, el Ejército puede establecer otro tipo de reprimendas.

De las Marines al porno gay

Lo que pocos se esperaban era que este escándalo -similar a otros pasados- se extendiera más allá de los grupos privados de marines. Mientras se revisaban las fotos, se encontraron imágenes de mujeres procedentes de otros cuerpos como la Navy o la Air Force. Y la cosa no se quedó ahí. La investigación también dio también con una gran cantidad de páginas web de pornografía gay con imágenes de hombres usando sus uniformes mientras realizaban incluso algún tipo de acto sexual.

En este caso, los investigadores deben determinar si las tropas están involucradas en conductas que podrían implicar una posible violación de la ley militar, en caso de que las fotos en uniforme fueran subidas con consentimiento.

Numerosas fotos parecen haber sido tomadas por los protagonistas para páginas de contactos.

Muchas de estas instantáneas, recogidas en blogs de la red Tumblr, parecen haber sido tomadas por sus propios protagonistas para páginas o aplicaciones de contactos personales. Desde ahí, podrían haber sido captadas y subidas a otros sitios. En ellas los soldados muestran sus uniformes, sus identificaciones, rangos y, según la información desvelada por USA Today, se ven incluso prácticas sexuales explícitas.

El Pentágono ha establecido un grupo conjunto entre la Armada, los Marines, la Fuerza Aérea, el Ejército de Tierra y la Guardia Costera para llevar a cabo las pesquisas.

La primera mujer en Infantería

Y en medio de esta batalla contra la exhibición de los cuerpos militares, esta semana los Marines lanzaban la noticia de que una mujer había logrado por primera vez pasar el curso para oficial de infantería. La identidad de esta valiente no se ha hecho pública por petición de la propia interesada, aunque se sabe que ahora será asignada a la Primera División de Infantería de Marina en Pendleton, California.

Para alcanzar ese rango hay que pasar por una de las escuelas más exigentes de este cuerpo, donde los oficiales aprenden habilidades de combate, patrullaje y liderazgo durante 13 semanas de entrenamiento. Sólo 88 marines se graduaron de la última clase, que comenzó con 131 estudiantes.

Desde el Ejército tratan de luchar contra la exhibición de los cuerpos militares.

Las mujeres tienen la puerta abierta a estas pruebas desde 2012. Fue un primer paso de la administración Obama con el que los altos mandos de los Marines querían estudiar la factibilidad de integrar miembros femeninos a las unidades de infantería. Finalmente, el Pentágono eliminó todas las restricciones a las mujeres en 2015.

Desde que se eliminaron estas barreras, más de 30 mujeres lo han intentado sin éxito hasta ahora. Mientras tanto, sólo un reducido grupo de soldados de este sexo se ha graduado en el Batallón de Entrenamiento de Infantería del Cuerpo, no para oficiales sino para tropas.

El Ejército quiere más mujeres

Lo paradójico de toda esta situación es que las altas esferas del Ejército no se sienten incómodas con la incorporación de la mujer a sus filas. De hecho, en las guerras de Irak y Afganistán, por ejemplo, sólo ellas pueden realizar ciertas tareas como recabar información de las mujeres de aquella sociedad o hacer búsquedas corporales en puestos de control a ciudadanas locales.

Sólo las mujeres pueden realizar ciertas tareas en misiones de Irak o Afganistán.

Por ello cada año los reclutadores acuden a los institutos norteamericanos en busca de chicas que quieran alistarse y desarrollar una carrera militar. El objetivo oficial incrementar el número de mujeres en puestos de combate en un punto porcentual cada año. Sin embargo, casos como el de ‘Marines United’ lo convierten en una meta difícil de conquistar.

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