Un grupo de vecinos se encuentra en la calle y comenta la noticia del día en el barrio. La conversación tiene lugar en la calle de Ambroz, distrito de Vicálvaro (Madrid).

-¿Qué ha pasado?

-¡Que le han matado!

-¿A quién?

-A Juanito, el del bar.

La víctima siempre se tomaba su cerveza después del trabajo. Muchos vecinos conocían a Juan Ballesteros Peiró, de 47 años. Era el vecino amigable al que acudían con dudas legales, trámites y problemas de tráfico, por su amplia experiencia como policía municipal. Su jornada de trabajo ya había acabado cuando decidió ir a tomar algo, como acostumbraba. Fue a un bar que está a 150 metros de su casa. Fue ahí donde Manuel C.P. (50 años) le cortó el cuello al policía.

Juan era un vecino más de la zona. Él entraba en los mismos tres bares de siempre, donde hacía su rutina de siempre: pedir un refresco o cerveza, leer la prensa (no sin antes hacer alguna broma a quien pillara sentado en la barra) y jugar con su móvil. Este hábito cambió este martes, alrededor de la medianoche, cuando decidió ir al bar Luis, en vez de a los habituales, el ‘Chapinal’ o el ‘San Valentín’. Para esa hora ya habían cerrado. El local, situado en la intersección de las calles Villacarlos y Ambroz, es conocido por ser conflictivo, según explican varios vecinos de la zona. "Hemos visto patrullas varias veces por peleas y quejas de ruido a altas horas de la noche", comenta un vecino a EL ESPAÑOL. No era el sitio favorito del policía, que acudió con un grupo de amigos tras acabar su turno de la tarde.

El bar donde Juan fue degollado por Manuel F.M.

El homicidio

Eran cerca de la una y media de la madrugada. El ataque tuvo lugar justo cuando el bar estaba a punto de echar el cierre. Algunos vecinos comentaban que hubo una disputa previa entre el policía y Manuel. Dieron a entender que se conocían de antes. Según Europa Press, el policía habría sido increpado e incluso provocado por el presunto asesino que, tras la discusión, le asestó una puñalada desde atrás en su cuello.

Las manchas de sangre en el suelo y las paredes confirman el recorrido de la víctima antes de fallecer. Había perdido mucha sangre. Juan salió del interior del bar con una grave herida y bajó las escaleras hasta casi llegar a la calle. Ahí se desplomó y murió.

Los servicios de emergencias recibieron un aviso sobre las dos de la mañana. Los sanitarios del SAMUR acudieron de inmediato al establecimiento donde encontraron al agente con una profunda herida en la garganta. El policía falleció poco más tarde y no pudieron más que certificar su muerte, según un portavoz de Emergencias Madrid.

El subinspector Antonio Gómez Montejano, jefe de Relaciones Institucionales de Policía Municipal de Madrid confirmó este martes que el arma del crimen fue hallada bajo un coche en una zona cercana al bar. En la mochila de Manuel también encontraron otro cuchillo, lo cual abre dudas sobre si el crimen habría tenido premeditación.

Las escaleras que recorrió Juan antes de desplomarse. F.M.

Antecedentes psiquiátricos

Manuel C.P., presunto asesino de Juan, tiene un largo historial de problemas causado por sus condiciones mentales y las drogas. Aclara una vecina del portal de Manuel que tuvieron que poner cámaras en el rellano debido a los episodios psicóticos que sufría el supuesto homicida. El hombre, de 50 años, es descrito por sus vecinos como una "persona grande que intimidaba”. Cuentan también que entre los brotes que experimentaba su vecino había episodios "muy extraños". Salía a dar golpes con cacerolas para hacer ruido. Iba dejando verduras por el edificio. “De repente, me iba de casa y había una cebolla podrida en el pasillo. Cuando me marchaba sentía angustia por lo que me podía encontrar”, indica una mujer que comparte bloque con Manuel.

La situación se agudizaba en el edificio cuando sucedían grandes acontecimientos políticos. Manuel aborrecía a los políticos y sufría de ataques cuando se acercaban las elecciones.

Unos vecinos que abandonarán próximamente el piso relatan a este periódico que llevan muchos años ahí y admiten haber hablado muchas veces con la madre de Manuel, María. Es ella la que le ayuda con los medicamentos. La anciana contó a sus vecinos en alguna ocasión que tenía dificultades para mantener el seguimiento de los tratamientos. Él tiene un cariño especial por su madre, a quien lleva tatuada en la parte superior de uno de sus brazos, señalan los residentes. 

Bar San Valentin. Uno de los sitios que Juan visitaba a diario. Estaba cerrado la noche de su muerte. F.M.

Un héroe y un villano

Una completa antítesis. Los perfiles de la víctima y el presunto asesino son casi opuestos. Juan era un hombre de perfil bajo, amigable y solidario con sus vecinos. Por otro lado, Manuel causaba problemas con los habitantes de su edificio. Sobre Juan, detalla una vecina que “era a quien acudía si tenías una duda. Estaba dispuesto a ayudar siempre”. En los bares que frecuentaba le describían como una persona normal y alegre. Las cosas funcionaban diferente cerca del supuesto homicida. Era problemático e intimidante. “Hablaba con distintas voces según el día, la vecina de en frente temía que cometiera algo grave algún día, y yo le decía que no pensara así. Nunca imaginamos que llegaría a esto”, comenta un inquilino del edificio.

El contraste entre estos hombres es evidente, pero, entre ellos se encuentran, también, fuertes similitudes. Juan era un hombre que rondaba los 50. Manuel también. Ambos eran hombres solteros y sin hijos. Además, vivían solos en casa de sus madres.

Juan vivía con su madre en la calle del Lago Leman F.M.

El último adiós de sus compañeros

Las compañeros de Juan de la Policía Nacional difundieron el siguiente mensaje en las redes sociales:

Hoy es un día duro para la Policía Municipal de Madrid. Hemos perdido a un buen amigo, una buena persona y compañero excepcional. Después de todo lo que se escucha en noticias me gustaría dejar claro el tipo de persona que era Juan. Nunca olvidaré mis primeros días como policía, él y su compañero acudían a todos los comunicados que nos daba la emisora a " los putos nuevos" y permanecían a nuestro lado para darnos apoyo y consejo en todo lo que pudiéramos necesitar. Un "COMPAÑERO" de verdad, de los que están ahí cuando se les necesita.

Ese compañero de la vieja escuela que hace menos de un año evitó el atraco en un local y al enfrentarse con el atracador mientras estaba fuera de servicio sin el arma reglamentaria recibió un disparo en la cabeza con una pistola de perdigones (algo que no sabía en un primer momento y aun así tuvo el valor de tirar para delante). Gracias a Dios el perdigón no impactó de lleno y solo le causó una brecha. Cuando le dijimos que elevara un informe para que le dieran el reconocimiento debido, se negó. El no quería reconocimientos de nadie. Pues bien, aunque no quieras, aquí tienes tu reconocimiento hermano.

Gracias por todo, por como eras. Nos has alegrado millones de días con tu forma de ser, te queremos y te guardaremos en nuestros corazones siempre. Cuídate mucho allá donde vas. Ha sido un orgullo patrullar a tu lado.

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