Vicente Jaén es toda una autoridad en el mundo del ciclismo en la comarca de la Marina Alta (Alicante). Hace dos años que se jubiló como alguacil del Ayuntamiento de Senija, un pequeño pueblo alicantino con menos de 600 habitantes, pero no ha abandonado su pasión. Sigue entrenando a pequeños ciclistas y sigue vinculado al Club Ciclista de Benissa, que presidió al menos hasta el año pasado, según publicaciones locales. Su pasión la ha transmitido a sus cuatro hijos. Todos ellos son aficionados a la bicicleta. En la mañana del domingo él y su hija se fueron a hacer una ruta. Su tercer hijo, Alejandro (32 años) también cogió la bici y se fue con un amigo, pero escogieron otra ruta. Cuando Vicente regresó a casa eran las nueve pasadas de la mañana. Su hijo no regresó. Al padre le comunicaron a su llegada que su hijo había muerto en un accidente ocurrido a las 8.10 horas tras ser arrollado por un vehículo en una carretera ya negra para los ciclistas: la N-332 en Oliva, en el sur de Valencia. A escasos cinco kilómetros donde el pasado mayo perdieron la vida otros tres ciclistas.

Misma carretera (la N-332), casi mismo punto (km 206 uno y km 210 el otro), mismo día (domingo), horas similares (pasadas las ocho de la mañana) y mismo factor: conductores imprudentes y bajo los efectos de las drogas y/o el alcohol.

Alejandro Jaén, casado y con un hijo de cuatro años, perdió la vida sobre las 8.10 horas de la mañana del domingo, una media hora después de salir de casa junto con su amigo Juan José, que resultó ileso. Fue arrollado por un vehículo conducido por un joven holandés de 25 años que se dio a la fuga. Detrás de él iba otro vehículo ocupado por una pareja que le siguió, memorizó la matrícula y avisó a la Guardia Civil. El conductor fue interceptado en la carretera a unos diez kilómetros del lugar del atropello. Dio positivo en drogas. El conductor ha sido trasladado al cuartel de Gandía a la espera de pasar a disposición judicial.

El conductor del turismo que atropelló mortalmente a un ciclista en Oliva ha pasado a disposición judicial. EFE

Alejandro Jaén había heredado de su padre el amor a la bicicleta. Se casó con una mujer de Benissa y tienen un hijo de cuatro años. Él trabajaba en la empresa de cerrajería y carpintería de sus suegros, un negocio fundado en 1886 y en el que ya trabaja la cuarta generación familiar. Eran muy queridos en el pueblo. Su compañero de ruta, Juan José, llegó a Senija (medicado tras el siniestro) y se encerró en una habitación de su casa. No ha hablado a nadie del accidente. Ni si quiera a su madre, está en shock.

“HAN MATADO A OTRO CHICO”

En la zona del siniestro volvieron a levantarse un domingo marcado por la tragedia. Apenas hay negocios. Pocos testigos más allá de los vehículos que circulaban a esas horas. En uno de estos escasos locales hablan del suceso. “Esta mañana he visto que habían cortado en ambos sentidos y ha venido mi padre a decirme: Ya han matado a otro chico”, dicen en un ‘supermarket’ de carretera de esos que se anuncian con carteles de venta de hielo, miel, polen y demás productos.

El tramo de la N-332 donde este domingo mataron a Alejando y donde hace un mes mataron a otros dos ciclistas y un tercero que no sobrevivió a las heridas es un trazado de diez kilómetros en una perfecta línea recta, con campos de naranjos abandonados y cañas a ambos lados, también alguna que otra nave industrial, con cruces de caminos de tierra aprovechados por la prostitución y donde de vez en cuando cruza algún vehículo. Pero es sobre todo una gran recta de doble sentido con muchos adelantamientos y mucha velocidad. Los arcenes son anchos. A las ocho de la mañana, además, el sol dificulta bastante la visión, dicen los vecinos. Un hándicap añadido a quien además conduce bajo los efectos del alcohol y/o las drogas.

El conductor que ha atropellado mortalmente a un ciclista en Oliva iba drogado

Esta vía es la principal carretera para quienes se desplazan de las zonas de marcha de otros municipios, a no ser que la esquiven con vías secundarias. “Es un problema, es una recta muy larga en la que los coches sobrepasan los límites (100 km/h como máximo), se alcanza mucha velocidad”, dice David González, alcalde de este municipio donde han muerto arrollados cuatro ciclistas en un mes.

González lleva tiempo pidiendo medidas como, por ejemplo, una rotonda de acceso a la zona industrial, que justamente está entre los puntos de los dos siniestros. La medida frenaría a los coches. Pero en estos diez kilómetros de nacional, muy frecuentada por ciclistas, no hay, por ejemplo, un solo badén que frene a los coches.

El alcalde recalca que estamos ante dos casos particulares. Un atropello de una mujer que dio positivo en alcohol y drogas (ahora en prisión), y otro atropello de un joven también drogado. Los dos, presumiblemente, volvían de una larga noche de fiesta. “Por muy segura que sea la carretera no se puede hacer mucho si el que coge el coche no está en condiciones”, dice el alcalde.

En Oliva había un control de alcoholemia en el casco urbano que realizó la Policía Local en la zona de su competencia. Pero el conductor no pasó por ahí. Los controles estaban en la zona de marcha de Gandía. Del conductor han trascendido pocos datos: un chico holandés, de 25 años y vecino de Ondara, un municipio a apenas seis minutos del lugar del siniestro. Fue detenido en plena huida y gracias a una pareja que le siguió y anotó la matrícula.

REUNIÓN DE URGENCIA

El nuevo siniestro en esta carretera negra para los ciclistas ha llevado al presidente valenciano, Ximo Puig, a convocar una reunión de urgencia a la que estarán convocados la Federación de Ciclismo de la Comunidad Valenciana, la Delegación del Gobierno y los departamentos de Emergencias y Deportes. “Me han comunicado en seguida esta mañana que se iba a convocar una reunión para abordar la seguridad de los ciclistas en la carretera”, apunta el regidor. La situación obliga.

En Senija, un pequeño pueblo alicantino donde todos se conocen, el alcalde, Josep Ivars, convocó un pleno de urgencia para decretar tres días de luto por la tragedia en la familia Panet, como se les conoce en el municipio. Hoy era un día festivo en el pueblo porque era el domingo en el que todos los niños hacían la comunión. El consistorio suspendió todos los actos festivos programados. Día de luto por la familia Panet.

La muerte de Alejandro no ha sido la única que se ha registrado en las carreteras españolas en un fin de semana negro para el ciclismo. En la jornada del sábado, tres ciclistas perdieron la vida en Navarra mientras circulaban subidos a sus bicicletas. Uno de ellos, un hombre de 55 años, fue alcanzado a primera hora de la mañana por un vehículo en la N-120-A a su paso por Erice de Iza. Pocas horas después, otro ciclista de 56 años perdía la vida en un camino de Lodosa por causas que aún se desconocen. El tercer fallecido sufrió una parada cardiorrespiratoria.

Este domingo, además del atropello de Alejandro, otro hombre de 71 años murió tras sufrir una caída cuando rodaba en grupo por la localidad conquense de Tayuelas, un accidente que también ocasionó varios heridos. En lo que va de año, un total de 24 ciclistas ha fallecido en las carreteras españolas.