Boutique Hotel Cabo Silleiro.

Boutique Hotel Cabo Silleiro. Cedida

Escapadas

El lujo de dormir en un faro gallego: Boutique Hotel Faro Silleiro

Este faro convertido en alojamiento propone algo que va mucho más allá de una escapada; promete una experiencia singular enmarcada por la belleza infinita de la bahía de Baiona

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Imagina ser farero por un día: escuchar el oleaje, sentir el viento del Atlántico, contemplar cómo una luz blanca que alcanza hasta 44 km mar adentro guía a navegantes a través de las peligrosas aguas gallegas en la oscuridad... Eso es Faro Silleiro.

Llegar a este hotel boutique no tiene pérdida. Siguiendo la carretera que atraviesa el Cabo Silleiro, se alza ante nosotros un faro que data de 1924 y que, además de seguir en funcionamiento como señal marítima, desde primavera es también un alojamiento que propone unas pocas y exclusivas habitaciones. "La idea nació de tres parejas que una tarde de verano contemplando la puesta de sol desde el faro, soñaron con la posibilidad de poder dormir algún día en un lugar tan especial", explican desde el hotel, "Ese sueño se convirtió en proyecto, y hoy es una realidad".

Habitación del Boutique Hotel Faro Silleiro.

Habitación del Boutique Hotel Faro Silleiro. Cedida

Divididas entre las que tienen vistas al mar - para quienes buscan el diálogo constante con el océano - y las que ofrecen vistas a la montaña - para quienes prefieren la serenidad verde de Galicia -, las todas poseen una atmósfera íntima y elegante, donde cada elemento está pensado para ofrecer descanso y placer estético.

Por supuesto, el proceso de rehabilitación fue todo un reto: "Nuestro objetivo era doble: preservar la esencia y la historia de un edificio centenario, y a la vez dotarlo del confort y las prestaciones de un hotel boutique contemporáneo", comparten. El respeto por la arquitectura original y el trabajo del interiorista Raúl Lamarca hicieron que tradición y estilo Art Decó se fusionen en cada detalle.

Pero el Hotel Faro Silleiro no es solo un lugar para dormir, sino un recorrido por espacios que producen a cada rato una experiencia sensorial aun mejor que la anterior. En el interior, la Biblioteca Tinta Negra propone un refugio literario acogedor en el que disfrutar de un buen libro al lado de la chimenea y justo bajo la torre del faro. También para charlas sin prisas o sobremesas íntimas, el Salón Nautilus ofrece un punto de encuentro social con diseño vanguardista en el que dejarse llevar por el paso de las horas disfrutando de una infusión o, por qué no, de una copa de champán.

Escalera que lleva hasta la torre del faro.

Escalera que lleva hasta la torre del faro. Cedida

Y para aquellas personas que incluso de escapada desean mantenerse activos, el hotel pone a disposición de sus huéspedes bicicletas eléctricas para recorrer las rutas cercanas que siguen el serpenteante trazado costero. Para completar la experiencia deportiva, dentro de la propiedad nos encontramos con una zona de fitness con vistas panorámicas que dista mucho de cualquier gimnasio tradicional. ¿Te imaginas levantar pesas o correr en sobre treadmill que mira al mar?

Uno de los grandes, más llamativos y apetecibles espacios del hotel es la Salitre Infinity Pool: una piscina salada con vistas al Atlántico rodeada de jardines. Y para acompañar esta experiencia, una selecta carta de cócteles y servicio de bar que también se puede disfrutar en sus diferentes terrazas exteriores, ideales para unirse a una sesión de yoga, celebrar un evento privado o para simplemente despedirse del sol al atardecer. Cabe señalar que se trata de un hotel pet friendly.

Salitre Infinity Pool.

Salitre Infinity Pool. Cedida

Aunque en el propio hotel no cuentan con servicio de restaurante, sí que ofrece desayuno buffet (atención especial a los huevos benedictinos) y la posibilidad de deleitarse con una cuidada selección de snacks a base de productos locales, como el bocadillo con aguacate machacado, sardinilla y pimiento de Padrón, la ensalada de ventresca de La Curiosa, queso Cebreiro y vinagreta de tomates secos, diferentes tablas de embutidos o laterío variado, que se complementan con una amplia carta de bebidas.

Y para comidas o cenas más elaboradas, a unos 800 metros se encuentra Faro Pequeno, una taberna atlántica con una carta basada en productos locales del mar con un toque de fusión: Berberechos y lima, ravioli de gamba roja, carpaccio de cigala, calamares con menta o sus reconocidos carabihuevos, entre otras propuestas gastronómicas.

Taberna Faro Pequeno.

Taberna Faro Pequeno. Cedida

Además de la gastronomía, otro de los grandes activos de la zona es el propio territorio en sí. A pocos minutos se encuentran las playas de Baiona (Cuncheira, Frades, Barbeira...), la fortaleza de Monterreal y las Islas Cíes, consideradas uno de los paraísos naturales más espectaculares del mundo. Todo ello, convierte esta escapada en un plan perfecto para parejas, amantes de la naturaleza y viajeros culturales de cualquier parte del mundo que guiados por la luz de un faro que lleva más de cien años brillando llegarán (y volverán una y otra vez) a este trocito de costa gallega.

"Un capitán de la marina mercante nos contó que durante años, al regresar a casa después de meses en alta mar, lo primero que veía era este faro. Al jubilarse, vino a alojarse aquí con su mujer para contemplarlo desde la otra perspectiva, desde tierra firme, y compartir con ella la luz que tantas veces le había arrancado una sonrisa"

Equipo del Boutique Hotel Faro Silleiro.