Almudena Ballesteros tras participar en una de las pruebas de Travesía Costa.
Almudena nada en la costa de A Coruña tras un cáncer: "He trabajado muchísimo para poder volver"
La natación llamó a su puerta hace unos años para convertirse en su "fórmula de escape". Madre de una niña con discapacidad, esta madrileña afincada en la ciudad encontró en este deporte un gran aliado durante su enfermedad: "Lo que importa no es llegar de primera, es superarte a ti misma"
Más información: Todo sobre Travesía Costa 2025 en Galicia: pruebas, fechas, inscripción...
Almudena y su hija Mía son un espejo en el que se miran la una a la otra como ejemplos de superación. Y es que la familia es fundamental para ellas, al igual que lo son sus Piscineros para Almudena que, tras superar un cáncer, ha vuelto a competir este verano en el circuito de Travesía Costa en las mismas aguas que miraba con anhelo desde el hospital cuando recibía el tratamiento.
Esta madrileña afincada en A Coruña desde hace 21 años fue madre por primera vez en 2010 de Mía, que padece una parálisis braquial obstétrica provocada durante el parto. "Los primeros siete u ocho años fueron muy duros para mí, me dediqué a salvarle el brazo a mi hija, para que estuviera bein", explica Almudena Ballesteros, que tiene otros dos hijos y que dejó su trabajo tras el tercero.
Este período fue muy duro para esta madre coraje que reconoce que dejó de cuidarse: "Cogí peso, tenía dolores de espalda y depresión porque te sientes culpable por la situación. Y no es tu culpa, porque con una cesárea se hubiera arreglado, pero te sientes culpable por empujar". Pero algo hizo clic en su mente, y Almudena comenzó de nuevo a preocuparse por su salud.
La natación llegó a su vida en enero de 2022, cuando se apuntó a clases en la piscina de Acea de Ama, en Culleredo. "La profesora me dijo que me metía en el nivel de Iniciación 2 porque no tenía nada de técnica. Sabía nadar, no me ahogaba, pero no tenía técnica. Pero ahora me doy cuenta de que realmente no sabía nadar", recuerda esta mujer de 45 años que admiraba a sus compañeros.
El tesón y la constancia la llevaron a mejorar muy rápido, subiendo de nivel. "Todo lo que tenía dentro, lo que había vivido con mis hijos... Cuando te pasa algo así te duele el alma, y en la natación encontré mi fórmula de escape", explica la madrileña.
El grupo de piscineros, compañeros y amigos de Almudena Ballesteros.
El agua, además, le regaló a esta mujer un importante grupo de apoyo: los Piscineros, que fueron los que la introdujeron en la natación en aguas abiertas. Seis meses después de comenzar el curso de natación, Almudena Ballesteros nadó su primera prueba de Travesía Costa en Balarés, en el municipio de Ponteceso: "Fue muy bien".
De unas molestias en el hombro a un diagnóstico de cáncer
"Yo nadaba y nadaba y el hombro me daba mucho la lata. Me decían que era tendinitis e iba al fisioterapeuta pero era muy raro porque no recuperaba bien. Tuve que dejar de hacer alguna travesía, y en octubre de 2023 me operaron de pólipos en la nariz. Cuando los analizaron, resultaron ser cancerígenos: tenía un neuroblastoma del nervio olfativo", explica Almudena.
Comenzaba entonces para esta nadadora una época muy complicada. A la operación de octubre la siguieron otras dos en diciembre para eliminar este cáncer raro, que afecta a una de cada 2,5 millones de personas y que normalmente se relaciona con aquellas que trabajan con productos químicos, pero este no era el caso de Almudena.
Almudena Ballesteros saliendo del agua tras una prueba de Travesía Costa.
"En 2024 tuve quimioterapia y radioterapia. Cuando iba al CHUAC, pedía que me sentaran al lado de la ventana porque quería ver el mar. Nunca había podido hacer la travesía de Oleiros porque 2.000 metros eran muchos porque acababa de empezar y no me atrevía, pero me sentaba al lado de la ventana y me imaginaba haciéndola, me decía 'voy a llegar, lo voy a superar'", cuenta emocionada.
El destino, sin embargo, tenía preparado otro giro: en su hombro derecho, el que tantas molestias le daba, tenía un ganglio centinela. Almudena Ballesteros se sometió a una nueva operación para quitarlo. Y una intervención que debía ser sencilla se ha convertido en un complicado camino de recuperación que todavía está recorriendo: "Ha sido y está siendo muy duro".
Un esperado regreso al agua
Almudena terminó la radioterapia a finales de 2024. "No podía mover el brazo. Solo pensaba en nadar, en volver a sentirme como en las travesías, libre. En septiembre del año pasado no era capaz de hacer 200 metros, pero he trabajado muchísimo para poder volver", explica sobre los últimos meses antes de poder entrar de nuevo en el océano de la mano de Travesía Costa.
Precisamente, la organización del circuito de natación en aguas abiertas celebró el pasado mes de junio una jornada de entrenamiento a la que se apuntó la madrileña. "Mi profesora siempre que dice que vaya a ritmo constante y tranquila. Voy despacio porque la cicatriz del cuello me tira mucho, y también por los miedos que tienes", señala Almudena, antes de recordar lo que le ocurrió.
Almudena con su amiga Marta.
"Ese día veía que todos me adelantaban, que iban delante de mí, y empecé a llorar en medio del agua. Sergio, de la organización, me dijo: 'No seas tonta, esto que has hecho tú no lo hace nadie'. Yo sentía que no podía conseguirlo, porque quieres lo mismo de antes, seguir como antes. Me vine abajo", reconoce esta nadadora que recibió entonces el apoyo y el cariño de los suyos.
Y fue precisamente eso lo que la animó a anotarse en la travesía de Oleiros, la que tanto anhelaba hacer cuando miraba al mar desde la ventana del CHUAC. La hizo acompañada en todo momento por su "piscinera" Marta, que sabía que Almudena no quería llegar la última.
"Ella iba parando porque mi ritmo es constante y lento. Cuando llegamos a la meta me dijo que pasase: yo fui penúltima y ella última", recuerda la madrileña emocionada, y añade: "Me acordé de una luchadora, de Elena, que decía 'las ganas ganan'". Almudena recueda cada vez que se lanza al agua que ese es el sitio en el que quería estar hace más de un año, y nada con fuerza.
El apoyo de la familia, fundamental
Almudena Ballesteros nada con la mente y el corazón puestos en su familia. Cada brazada la lleva a pensar a su hija: "La hemos operado cinco veces, tiene una discapacidad y pensaba que si ella puede, yo también". Y es que a pesar de haber estado apartada de este deporte durante más de un año y de los obstáculos que se encontró en las pruebas, sigue adelante.
"Como mi tumor estaba en la nariz, no podía meterme en la piscina. Y tampoco podía meterme en el mar por el frío: pasé de 65 kilos a 52 en seis semanas. Tu cuerpo deja de ser tuyo, no tienes fuerzas. Cuando te dicen que tienes cáncer, lo primero que piensas es que te vas a morir. Y es verdad que el tratamiento en mi caso ha sido efectivo, pero es durísimo, te va dejando sin vida poco a poco", explica la nadadora.
"Ojalá que mi vivencia, mi testimonio, ayude a otras personas. Y que la gente se anime a participar y a buscar su deporte, porque te ayuda a afrontar mejor la enfermedad. Al final, le hemos dado la vuelta y ha traído cosas buenas: mucha unión y mucho amor"
La gran fuerza de voluntad de esta mujer y el apoyo que ha recibido por parte de su familia y amigos la ha llevado a nadar ya varias pruebas de Travesía Costa este verano, la última el pasado 10 de agosto en Malpica. "Al final lo que importa no es llegar de primera, es llegar, superarte a ti misma", insiste Almudena Ballesteros, que además de natación practica otros deportes, manteniéndose activa.
"Ojalá que mi vivencia, mi testimonio, ayude a otras personas. Y que la gente se anime a participar y a buscar su deporte, porque te ayuda a afrontar mejor la enfermedad. Al final, le hemos dado la vuelta y ha traído cosas buenas: mucha unión y mucho amor. No es preguntarse el por qué, sino el para qué: para hacernos más fuertes como familia y para darnos cuenta de que lo realmente importante son otras cosas, no llegar primera a la meta", concluye esta mujer coraje.