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La central térmica de As Pontes (A Coruña) se apagará para siempre hoy e iniciará su desmantelamiento

Jesús Ferreño, responsable de Operación, explica que tras el apagado se llevará la instalación a lo que se denomina como una "situación segura"
Vista aérea de la central de As Pontes
Endesa
Vista aérea de la central de As Pontes
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A lo largo del día de hoy la central térmica de As Pontes (A Coruña), la mayor del país, quemará las últimas reservas de carbón que le quedan. A finales del pasado agosto el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (MITECO) dió luz verde al cierre definitivo de la central, solicitado por la empresa propietaria Endesa, y en ese momento empezó a operar para agotar las cerca de 200.000 toneladas de carbón que aún tenía en el parque de carbones. Se trata de la última central de carbón de Endesa que se mantenía operativa en el país.

Como cada día en los últimos tiempos, hoy trabajarán en la instalación 60 empleados, distribuidos en tres turnos, y otros tantos de las auxiliares. Vivirán el momento histórico de apagado de la central después de casi medio siglo de vida, desde 1976. De los cuatro grupos con los que cuenta, en esta última fase solo estaba activo uno, el número 2.

Aunque el MITECO ya contaba con un informe de la Red Eléctrica de España (REE) elaborado en 2020 para autorizar el apagado de los cuatro grupos, en 2022 solicitó otro informe a la vista de las tensiones provocadas por los mercados energéticos por circunstancias como la guerra de Ucrania.

Tras el apagado definitivo que tendrá lugar hoy, Endesa dispone de un año para obtener el acta de cierre de la central pero se ha fijado el objetivo de tenerlo antes de 2024. A continuación tiene tres años para ejecutar las fases de predesmantelamiento y desmantelamiento, para lo que se requerirá el trabajo de más de 200 empleados que se encargarán de acondicionar el suelo industrial que actualmente ocupa la central para la llegada de nuevos proyectos. Por el momento hay dos firmas interesadas en la zona: Sentury Tire, que instalará una fábrica de neumáticos, y Ence, que prevé ubicar una de biocombustibles, bio-productos y celulosa especial. Los proyectos previstos para la reconversión industrial de la zona suman una inversión superior a los 2.500 millones de euros y suponen más de 1.300 empleos directos.

En este sentido, la empresa cuenta con un plan de desarrollo social y económico en la región que incluye una cartera de proyectos eólicos con acceso y conexión a la red por un total de 1.000 megavatios (MW), de los que 650 ya cuentan con la declaración de impacto ambiental aprobada. La mayoría de estos 1.000 MW están vinculados a iniciativas industriales estratégicas para el futuro de la comunidad, como la reapertura de la planta de Alcoa en Lugo.

Jesús Ferreño, responsable del departamento de Operación de la central, explicaba que una vez apagada la caldera, a lo largo del día de hoy, se llevará la instalación a lo que se denomina como una "situación segura", lo que implica actuaciones de vaciado, limpiezas y desconexiones eléctricas orientadas principalmente a la consecución de la desconexión de los grupos de la red eléctrica y obtener así el acta de cierre. De este modo se deja la central en "condiciones seguras" para proceder al desmantelamiento, un trabajo "que servirá de puente para la instalación de los futuros proyetos de energías renovables que se instalarán en la zona".

También en este día el presidente del comité de Endesa en As Pontes, Ricardo Casas, apelaba a esos proyectos de futuro, que desea que "se agilicen". Esta mañana tenía "sentimientos encontrados", pues a la "tristeza generalizada" por el cierre de una planta "en la que se crearon muchos vínculos" y muy asociada al municipio de As Pontes y a Ferrolterra en general se suma la esperanza de que "los compañeros que cambian de destino a otro fuera de Galicia no se tengan que marchar". El fin de la actividad "es un trámite que sabíamos que sucedería pero aún así es difícil", apuntaba esta mañana. "Algo muy nuestro va a desaparecer". En cuanto al personal, además de los que tienen destino en otro punto de la comunidad, otros lo tienen en territorio gallego y otros tantos quedarán pendientes de la prejubilación, asegura. "Recuerdo que en 2003 éramos unas 500 personas y ahora quedamos 60".

En cuanto a la singular chimenea de la central, de 365 metros de altura, la Xunta incoó hace un año un procedimiento para su declaración como Bien de Interés Cultural (BIC) y está pendiente su resolución.

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