El Español
Treintayseis
Cultura
|
Conoce Santiago

¿Por qué la Iglesia de Santo Agostiño de Santiago solo tiene una torre?

En el siglo XVIII un incendio arrasaba la torre izquierda de la construcción. En su fachada encontramos la escultura de la Virxe da Cerca. La torre que queda en pie está incompleta y nunca se terminó de construirse
Iglesia de Santo Agostiño
Iglesia de Santo Agostiño

Una de las zonas más emblemáticas y con más efervescencia social del Casco Histórico compostelano es, sin lugar a discusión, el Mercado de Abastos. Allí uno puede comprar productos frescos en los diferentes puestos de la plaza, darse un paseo por las tiendas que se han ido abriendo en los últimos años o sentarse a tomar un aperitivo en cualquiera de los bares y restaurantes de las inmediaciones o del propio mercado.

Mercado de Abastos de Santiago, al fondo la torre de Santo Agostiño
(Fuente: Shutterstock)

Situados en la plaza que lleva el mismo nombre se encuentran el convento y la iglesia de San Agustín o Santo Agostiño construida a mediados del siglo XVII, más en concreto en el 1617. Los autores de la obra fueron Fernández Lechuga y González Araujo y se trataba de una cuantiosa donación del Conde de Altamira hacia lo Orden de los Agustinos Calzados de Arzúa.

Si alzamos atentos la mirada podremos observar una fachada de estilo clasicista y que está dividida en dos grandes cuerpos de los cuales solo uno mantiene una torre, aunque inacabada, la de la derecha Seguro que a muchos de ustedes ahora les asalta la misma pregunta ¿por qué solo hay construida una torre?.

Fachada de la iglesia de estilo clasicista y que está dividida en dos grandes cuerpos de los cuales solo uno mantiene una torre

Corría el año 1788 cuando Compostela sufría un fuerte temporal. En medio de una noche nada apacible, la Iglesia de Santo Agostiño se convertia en protagonista cuando un gran rayo descargaba toda su furia sobre la torre de la izquierda y la destruía por completo. 

Pero no todas las curiosidades de la iglesia de Santo Agostiño terminan aquí ya que si uno mira atentamente verá como en esa fachada se abre una hornacina con la figura de la Virxe da Cerca, cuyo nombre proviene de haber estado previamente ubicada en un nicho en la antigua muralla en donde también estaba situada una capilla.

Hornacina de la fachada que resguarda una figura de la Virxe da Cerca

La iglesia es de planta rectangular, con una sola nave con tres tramos y crucero. Cubierta por una bóveda de cañón, capillas laterales y una cúpula semiesférica sin tambor. En este interior se encuentra la escultura procesional de Cristo en la columna, obra de Diego de Sande; el retablo mayor, obra de Pedro Taboada datada de 1690; y el retablo de la Inmaculada Concepción, realizado por Simón Rodríguez en estilo barroco y fechado en 1740.

Interior de la Iglesia de Santo Agostiño (Fuente: Turismo de Santiago)

El emplazamiento de esta edificación monumental es totalmente privilegiado y cuenta con una de las mejores vistas de la ciudad  ya que, desde lo alto de la torre que sigue en pie, podemos ver una panorámica perfecta de Compostela. De frente hacia el lado de la fachada principal, vislumbramos la Catedral en todo su esplendor a través de sus tejados y torres, girando hacia la izquierda el mercado o Praza de Abastos. Desde atrás veremos Belvís y siguiendo con el giro a la izquierda San Domingos de Bonaval.

Las visitas a la torre se organizaban de forma periódica hasta antes de la pandemia y se espera que, de nuevo, retomen su agenda

Pegado a la iglesia se encuentra el convento, que en la época de la exclaustración fue destinado a diversos usos pero desde el año 1964 la Compañía de Jesús se instalará allí y desde entonces es uno de los colegios mayores más emblemáticos de Santiago. El claustro de las instalaciones también llama la atención por su majestuosidad.

Puerta principal del Colegio Mayor de San Agustín

Por su parte, la plaza en la que se encuentra ubicada la iglesia actualmente es uno de los puntos con más terrazas y negocios de hostelería en donde es habitual ver a turistas y vecinos disfrutando de la hora del vermú o dando un tranquilo paseo. Una imagen que nada tiene que ver con la que se daba hasta que se prohibió estacionar en la plaza, después del proceso de peatonalización que comenzó con la primera ordenanza de 1988 que regulaba el tráfico por la zona monumental.

Cultura