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La Madriguera de Pichi: El aulario medioambiental de A Coruña para que los niños experimenten

Ana María Prieto abrió recientemente este espacio que consta de tres áreas: un aula-invernadero, la zona de contacto animal respetado y la gran aula sensorial diáfana. Todas ellas les permiten a los más pequeños "soñar, crear, jugar, descubrir, compartir y divertirse"
Ana María Prieto López, responsable de La Madriguera de Pichi.
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Ana María Prieto López, responsable de La Madriguera de Pichi.
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"En esta madriguera está permitido soñar, crear, jugar, descubrir pero sobre todo compartir y divertirse juntos". Así es La Madriguera de Pichi, el proyecto que la bióloga coruñesa Ana María Prieto López ha iniciado recientemente con el objetivo de que los más pequeños puedan aprender mediante la experimentación y los estímulos, rodeados de naturaleza.

Prieto trabajaba como bióloga en el sector de la alimentación como asesora de calidad cuando su hijo comenzó a tener dificultades en el aprendizaje. "Me hizo plantearme mi profesión y si podía seguir ejerciéndola, porque no era una mamá presente, viajaba prácticamente toda la semana por España", explica la responsable de esta iniciativa.

Esta coruñesa dio entonces un cambio radical a su vida y decidió apostar por La Madriguera de Pichi, un proyecto que ya tuvo en mente cuando ejercía más como divulgadora científica en su etapa universitaria. Prieto encontró un local en Lubre, en el municipio coruñés de Bergondo, que reformó con ayuda de su familia para transformarlo en un aulario medioambiental.

Ana Prieto con varios niños en La Madriguera de Pichi (Cedida).

Un proyecto para el que Prieto ha elegido con sumo cuidado el nombre: "Utilicé la palabra madriguera porque para un conejo es su casa. Quería que se viera que va a ser la casa y la sede del medioambiente, que la gente lo tenga como referencia: somos un hogar. Pichi viene porque mi primera coneja se llamó así y en mi casa la palabra pichi se usa para llamar a los niños; yo siempre fui pichi".

Tres áreas diferenciadas

La Madriguera de Pichi cuenta con tres áreas diferenciadas: el aula-invernadero, la zona de contacto animal respetado y la gran aula sensorial diáfana. "Huyo de que nos llamen granja-escuela, no me gustan porque prácticamente se obliga a los animales a que contacte con el niño. En nuestro caso no tiene nada que ver", indica la responsable de esta iniciativa.

La zona de contacto animal respetado (Cedida).

La zona de contacto animal respectado de La Madriguera de Pichi es un habitáculo de ocho metros de largo por cuatro de ancho en el que están los conejos en total libertad. "En esa jaula entras. Tiene un banco, y nosotros siempre invitamos a que te sientes y esperes a ver qué pasa. Son nuestros conejitos los que se acercan, sobre todo Tulipán, porque Amapola es muy pequeñita", explica Prieto.

Los conejos son los protagonistas de este contacto en el que animal es el que elige, pero La Madriguera de Pichi cuenta además con dos perros (Brezo y Tuna) y gallinas a los que se próximamente se unirán dos cabras. "Hemos adoptado a la mayoría", comenta a este respecto la fundadora de este espacio.

Dos pequeños interactúan con los conejos de La Madriguera de Pichi (Cedida).

El aula-invernadero tiene casi cinco metros de altura y en su interior apenas se siente la calor, por lo que es posible realizar las clases dentro. "No es un invernadero al uso: no tenemos carriles. Hemos preparado pequeños huertos separados por unos 50 centímetros de campo entre uno y otro. Los niños se pueden sentar y usar sus herramientas para plantar o recoger las verduras", explica Prieto.

Este espacio cuenta además con una zona vertical para el crecimiento de leguminosas. "Nuestro centro se basa en el método científico: observación y experimentación", indica a este respecto la fundadora de la firma, que insiste en que en La Madriguera de Pichi nada se rompe o se ensucia, porque lo fundamental es que los más pequeños puedan tocar y probar.

El aula diáfana, por último, se creó como un bosque que se va transformando según el tema que se trate en el centro: durante la jornada dedicada al Jurásico el espacio se llenó de helechos, por ejemplo. Las dos columnas principales del local se revistieron de madera OSD, reciclada con desechos de otras maderas, para crear la apariencia de un tronco al que se le añadieron las ramas, a las que se pueden ir incorporando las diferentes vegetaciones.

"Es un aula que tiene una zona de proyección importante con cuatro proyectores de luces y sonidos: se puede escuchar el mar, una tormenta, grillos... Permite que una vez estés dentro del aula, te sientas en un ecosistema en concreto", señala Prieto sobre este espacio que incluye una pequeña biblioteca en la que las lecturas van variando.

Interior de La Madriguera de Pichi (Cedida).

Los más pequeños disfrutan caminando descalzos sobre el césped y también creando con el material disponible para los minimundos. Este recurso les permite a los niños y niñas construir sus propios mundos sobre las mesas de exploración, en las que incluso es posible crear peceras gracias a su forma y a los animales de plástico para todas las edades de los que dispone el aula.

"La mayor parte de los materiales son de madera, me gusta mucho trabajar con materiales Montessori, que no rompen tan fácilmente, no son peligrosos para los niños y son simbólicos. Los árboles, por ejemplo, son muy simbólicos: algunos son simplemente cilindros verdes, pero los niños ya lo interpretan y lo utilizan", explica Ana María Prieto, que también usa arena, agua o arroz pintado.

Para familias y colegios

La Madriguera de Pichi trabaja ya con bebés, pero a nivel colegio atiende clases desde los 3 hasta los 12 años, con hasta 50 niños. La coruñesa abrió este espacio con el objetivo de que se convierta en un referente de los centros educativos del área, que podrán impartir en él la carga lectiva relativa a medio ambiente y respeto animal, incluida en las leyes actuales de educación y protección animal.

Ana Prieto en La Madriguera de Pichi (Cedida).

"Hay actividades para las familias. Yo guío la actividad pero no cuido, lo que te permite interactuar con los niños de otra manera. El otro día, por ejemplo, estuvimos buscando fósiles en el jardín y yo era una exploradora más", explica la responsable de esta iniciativa, que en este caso apuesta por no tener más de 15 niños.

Ana Prieto trabaja con cita previa todos los días del año, adaptándose a las necesidades de cada familia. "En general las mañanas del sábado y del domingo y las tardes de toda la semana. Los coles vendrán por las mañanas", concreta la creadora de La Madriguera de Pichi, que siempre explica qué podrán hacer los pequeños para que las familias puedan decidir y los niños lo disfruten al máximo.

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