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La historia de Betanzos o Vello: Cuando la ciudad de los caballeros estaba 1 km al norte

Betanzos no siempre estuvo en el mismo sitio. En el siglo XIII, la población se mudó de Betanzos O Vello, situado al otro lado del Mandeo
Río Mendo en Betanzos.
Río Mendo en Betanzos.
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Betanzos no siempre estuvo situada en el mismo lugar. Para entender el origen del municipio coruñés es necesario ubicarse en San Martiño de Tiobre, una pequeña parroquia situada al norte de Betanzos. En 2023 apenas contaba con un censo de 500 personas, según datos del CIS. Su población, sin embargo, fue muy diferente durante la Edad Media.

Entre las calles de esta pequeña parroquia encontramos Betanzos O Vello (85 habitantes en estos momentos), un lugar en el que durante siglos se asentó la población betanceira, aproximadamente a 1.400 metros en línea recta del centro del casco histórico actual. Fue en 1219 cuando oficialmente la población se trasladó de Betanzos o Vello al núcleo urbano actual, un kilómetro al sur, aproximadamente. Lo hicieron gracias al visto bueno del rey Alfonso IX, al que ya habían pedido años antes el cambio de localización oficial al antiguo Castro de Untría, ahora despoblado.

El historiador Ángel Arcay, responsable del museo de Betanzos, explica que en el siglo XIII los conflictos bélicos -principalmente las invasiones vikingas- habían disminuido y se vivía un periodo de "relativa calma". Todo parece indicar que, dada la situación, los vecinos de Betanzos O Vello vieron una oportunidad irrepetible para trasladar su población a lo que actualmente conocemos como Betanzos.

Documento de traslado de 1219.

Hasta ese momento, la parroquia de Tiobre había sido mucho más segura gracias a su altitud y a la gran vista que tiene de la ría de Betanzos. Sin embargo, con un contexto bélico mucho más relajado, los vecinos entendieron que el Castro de Untría (donde ahora se ubica Betanzos), que contaba con una gran área amurallada, era una zona perfecta para establecerse y seguir aumentando y fijando población gracias al aprovechamiento de los terrenos agrícolas y la cercanía de los ríos Mendo y Mandeo.

No obstante, el cambio tuvo sus consecuencias para el bolsillo de los betanceiros. La mudanza obligó a la población a pagar una serie de rentas a los religiosos del monasterio de Sobrado dos Monxes. Según recuerda Álgel Acay, los pagos correspondían a una proporción de las rentas ganadas en todas las capillas de Betanzos, así como en las ferias que se hacían en el municipio. Cuenta la leyenda que todas esas rentas se almacenaban en un gran hórreo situado tras la conocida en ese momento como Puerta del Hórreo. Todavía hoy se desconoce cuándo dejaron de pagar los betanceiros tales tasas.

Años más tarde, tras asentar población y crecer en número de vecinos e importancia, Betanzos recibió el título de ciudad en 1465. Dos años después, en el 67, consiguieron también el derecho de celebrar una feria anual.

¿Cómo era Betanzos O Vello?

Igrexa de Tiobre

Lo cierto es que hay pocas pruebas de cómo se organizaba la población en Betanzos O Vello. De hecho, nunca llegó a realizarse ninguna excavación arqueológica para descubrir las características y curiosidades de la antigua villa. Lo que se conoce de la zona es gracias a hallazgos puntuales que se hicieron gracias a obras en casas o calles.

Entre los restos históricos que se han encontrado en la parroquia destacan monedas romanas, armas castrenses y herramientas empleadas por los campesinos para labrar el campo. Parte de ellas están almacenadas en el Museo de As Mariñas.

En un libro datado del siglo XIX sobre la Historia de la Ciudad de Betanzos, Manuel Martínez Santiso describe esa primera población de Betanzos como una villa con "ruinas de edificios, piedras labradas, ladrillos antiguos, las entradas y salidas sumamente agrias, y el suelo donde estaba la ciudad sumamente estrecho y alto, y desde él se dominaban completamente los contornos: por eso de ninguna parte podía ser ofendida con arietes ni otros artefactos de guerra, defendiéndola además seis montes con sus castros". Con todo, historiadores como Acay puntualizan que la descripción no es fiable.

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