El compromiso de la Xunta con A Coruña
El compromiso de la Xunta con A Coruña como puerta del Atlántico, faro de Galicia y refugio de forasteros es un hecho fidedigno e incontestable. Podríamos aderezar una ensalada de datos que demuestran que la ciudad es el tractor que sigue tirando, con fuerza y diligencia, de la economía gallega. Vivimos tiempos excepcionales que requieren cintura para sortear las dificultades y fondo físico para seguir avanzando.
Más pronto que tarde nos sacudiremos esta maldita pandemia y tocará recuperar el paso. Alberto Núñez Feijóo está demostrando su sobrada capacidad y depurada técnica tanto en el regate corto como en el pase en profundidad. Desde el primer momento la Xunta supo entender y aprovechar las ventajas estratégicas de una ciudad naturalmente emplazada para liderar su entorno metropolitano, su provincia y su comunidad. Y supo verlo siempre a través del prisma de la rápida reacción a las circunstancias.
Como decíamos, vivimos tiempos de emergencia; tiempos que requieren de una rápida e inteligente respuesta sanitaria y que, de sucesivo y una vez alcanzado cierto grado de inmunidad, darán paso a necesidades económicas de igual trascendencia. Para el Gobierno de Alberto Núñez Feijóo la salud es lo primero. La pandemia nos encontró trabajando a destajo por construir un sistema sanitario de alta calidad, enfocado a obtener la mejor atención al paciente y el máximo rendimiento de los profesionales, cuya preparación y entrega está fuera de cualquier duda.
A Coruña está escribiendo una de sus páginas más esperanzadoras con la puesta en marcha del Nuevo Chuac. Una inversión de más de 420 millones de euros necesario para blindar las prestaciones en las próximas décadas. La Xunta asume el grueso del proyecto, pero requiere de la implicación del resto de administraciones. El esfuerzo continúa en la Atención Primaria. Pronto el barrio de la Falperra verá nacer y crecer el centro de salud de Santa Lucía, enviando de este modo al baúl de los viejos tiempos el dispensario de Federico Tapia.
Dentro de la apuesta de la Xunta por la ciudad destaca otro importante proyecto, la Intermodal, una infraestructura en la que el Gobierno gallego se volcó desde el primer momento y que se fue encontrando con palos en las ruedas, del Ayuntamiento por momentos, y del propio Gobierno vía ADIF en otros. La foto de la alcaldesa y el ya ex delegado del Gobierno tomada hace ya dos años anunciando la supuesta licitación puso en evidencia que en cuestión de obras no eran mucho de fiar.
La Xunta es, a día de hoy, la única administración que puso cifras al proyecto de Ciudad de las TIC. Tanto es así, que se convirtió en una de las piezas maestras en la propuesta autonómica a los codiciados fondos Next Generation. La investigación y la tecnología son pasos obligados hacia la economía del futuro. A Coruña tiene que ir con todo a faenar en ese caladero.
Del mismo modo, no se puede negar el colosal esfuerzo de Alberto Núñez Feijóo en arrancarle compromisos a José Luis Ábalos. Ambos encuentros entre el presidente de la Xunta y el ministro de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana culminaron con su respectiva cascada de anuncios a corto, medio y largo plazo, beneficiosos para A Coruña como parte indivisible de un todo llamado Galicia. El tren a Langosteira, la búsqueda de una salida a la deuda del Puerto y la reactivación de un calendario y un espacio adecuados para seguir avanzando en el diseño del litoral devuelven la ilusión al cambio más importante que la ciudad experimentará en muchas décadas. Por lo de pronto la Xunta de Galicia ya anunció el compromiso de poner 21 millones de euros.
El compromiso del presidente Feijóo con A Coruña es más que evidente.
Podemos decir, y lo decimos llenos de razón, que A Coruña tiene mucho futuro. Desde la Xunta estamos empeñados en trabajar sin descanso para construirlo entre todos.
