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Así es el día a día de los pueblos de Galicia en peligro de extinción

Galicia conforma la región de España con más núcleos de población sin habitantes y en la actualidad, hasta 10 municipios gallegos no superan la cifra de 600 residentes
Rural de Galicia.
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Rural de Galicia.

Aldeas, pueblos y grandes ciudades se reparten por todo el territorio gallego distribuidas en hasta 313 municipios y 53 comarcas diferentes. Lo cierto es que Galicia suma en la actualidad más de 2,7 millones de habitantes concentrados en su mayoría en torno a siete grandes núcleos urbanos (Vigo, A Coruña, Ourense, Lugo, Santiago, Pontevedra y Ferrol). En la cara opuesta de la moneda, hasta 10 concellos gallegos no superan la cifra de 600 residentes, siendo testigos silenciosos de la despoblación del rural y con un futuro incierto que roza peligrosamente el riesgo de desaparición. De hecho, Galicia es la región de España con más núcleos de población sin habitantes: unas 3.954 aldeas que suponen un 37% del total del país.

El desierto demográfico crece dentro de la comunidad, pero sobre todo en las zonas del interior de las provincias de Lugo y Ourense. Estos núcleos escasamente poblados evidencian los grandes problemas a los que se enfrenta el medio rural gallego en cuanto a dificultades económicas, patrimoniales o incluso de calidad de vida (sanidad, educación, brecha digital, accesos...). Además, según la Federación Española de Municipios y Provincias, la mayoría de estas localidades sufren un envejecimiento del censo demográfico y el relevo general resulta casi inexistente. Municipios lucenses y ourensanos como Chandrexa de Queixa, Larouco, Beade, A Teixeira o Negueira de Muñiz (el menos poblado de Galicia), son los que han perdido más población en la última década, y según los datos del INE de 2022, aquellos que también tienen más posibilidades de convertirse en pueblos fantasmas.  

Los pueblos siguen vivos y emprendiendo

Juan Carlos Pérez, fundador de Aldealista. Foto: Xunta de Galicia

A pesar de los datos: el rural se resiste a morir en el corazón de Galicia. Y detrás de ello se encuentran proyectos tan interesantes como el de Aldealista, el "tinder" de los pueblos que busca impulsar el retorno demográfico y la atracción de visitantes a las aldeas gallegas más invisibles. Se trata de una plataforma digital creada por Juan Carlos Pérez, el hijo de unos emigrantes gallegos que un buen día decidió regresar a la aldea de sus abuelos en San Xoán de Río y fundar esta startup pionera. De hecho, la Axencia Galega de Innovación viene de nombrar a Aldealista caso de éxito entre las pymes innovadoras que visibilizan todo el potencial y oportunidades de nuestro ecosistema de innovación. "Estamos impactando a nivel a nivel económico, a nivel social e incluso a nivel medioambiental", apunta Juan Carlos. "Diseñamos una herramienta innovadora para que las aldeas se vuelvan a llenar de vida". Y lo cierto es que desde que esta iniciativa piloto se puso en marcha, con presencia en cerca de 50 países, los pueblos gallegos han recibido ya más de 202.500 deslizamientos y hasta 2.441 matches

Según apunta el fundador de Aldealista, desde la plataforma se están encontrando con hasta cuatro tipos de perfiles diferentes interesados en instalarse en estos núcleos más despoblados de Galicia: los nómadas digitales, el turista explorador, los emprendedores (del tipo, hosteleros o panaderos que buscan llevar su negocio de ciudad a estas aldeas) y retornados. "El target si me dices a nivel, por ejemplo, formularios, hablamos de gente entre 40 y 55 años, pero en la aplicación me estoy llevando una grata sorpresa y muy positiva de que también hay mucha gente joven, incluso por debajo de 30 años", reconoce Juan Carlos.

De hecho, dos de los casos en los que Aldealista ya ha podido hacer de intermediario (con los fundadores de Piel Natura y con un matrimonio extranjero que contempla crear un campamento ecológico) ha permitido llevar el emprendimiento al rural de Galicia, concretamente a la localidad de San Xoán de Río. "Donde hemos nacido ya la gente está viniendo. Hablamos ahora mismo de seis personas viviendo aquí, son casos reales y es un tema a destacar porque han pasado muy pocos meses desde que lanzamos el proyecto", señala. Juan Carlos también hace hincapié en el caso particular de la localidad de Larouco, enmarcada en plena comarca de Valdeorras: "Es un municipio que se ha incorporado en Adealista hace sólo seis meses, que son unos 500 habitantes censados y que ya tienen ahora mismo más de 10.000 visualizaciones y en torno a 50 formularios que preguntan por él". Además, en Larouco también son varias las iniciativas emprendedoras que llevan un tiempo contribuyendo a que el pueblo recupere su vida, como el caso de Simon y su proyecto de Cova da Xabreira en Seadur, un lugar de encuentros que trata de conjugar el respeto por las raíces, la tradición y el patrimonio, y que incluso ha sido destacado por la Guía Repsol.

Un rural repleto de oportunidades 

Lucía Martínez, de gandería Galupa de Bozqueimado (Chandrexa de Queixa). Foto: Cedida

Vivir, trabajar y emprender en el rural es posible; y así lo demuestran personas como Lucía Martínez, una joven ganadera de Chandrexa de Queixa (de la gandería Galupa en Bozqueimado). "Aquí no hay muchas oportunidades y las pocas que hay,  hay que trabajarlas… pero en mi caso, por ejemplo, priman las ventajas entre las desventajas y considero que yo tengo aquí mis raíces y no quiero dejar perder esta zona, ya que me parece que el potencial que tiene está sin explotar", reconoce. "Tenemos muchos recursos que están abandonados, ya que o bien no tenemos ayudas o las pocas que tenemos son todo requisitos… pero cuando hay personas como yo que decidimos y queremos luchar por esto tenemos claro que el trabajo, el camino, no va a ser fácil, pero que es posible"

De hecho, según reconoce esta ganadera gallega, uno de los mayores desafíos a los que se enfrenta en el día a día en su trabajo recae principalmente en los accesos y las comunicaciones. "A pesar de que trabajamos con una calidad inmejorable y ofrecemos una carne de las mayores cualidades, muchas personas no pueden o no quieren venir hasta aquí a adquirirlo", explica la joven sobre una realidad que también experimentan otros ganaderos de la zona, pues esta actividad económica del sector primario es una de las principales en Chandrexa de Queixa, junto a otras como el servicio de ayuda a domicilio y las energías renovables. En esta misma línea de carencias, Martínez señala la sanidad como otro de los grandes problemas del municipio ourensano."Ni en nuestro ayuntamiento ni en los ayuntamientos limítrofes tenemos una buena atención sanitaria. Aquí en Chandrexa solo tenemos médico y enfermera en horario de mañana… Para una urgencia tendríamos que desplazarnos en torno a 15 o 20 minutos al municipio de al lado, y ya si es algo muy grave a la ciudad de Ourense,  que nos llevaría cerca de una hora", indica. "Si es una emergencia muy grande puede venir el helicóptero, pero tienen que darse las condiciones y todos sabemos que muchas veces los minutos salvan vidas".  

Con todo, y siendo consciente de las principales problemáticas del rural en el que ha crecido, Lucía Martínez tiene claro que su futuro está en Chandrexa de Queixa. "Es cierto que la población en el municipio ha cambiado mucho con los años y el abandono del rural y la despoblación la estamos sufriendo (...) pero aquí la naturaleza es nuestro día a día, vivimos con mucha tranquilidad, mucha calma y mucha amabilidad por parte de los vecinos". Es por ello que esta joven ganadera gallega continúa trabajando y apostando por proyectos e iniciativas que devuelvan la vida al rural de Chandrexa. Por una parte a través de la ganadería, de la que ya forma parte de la tercera generación familiar; y por otra también gracias a una marca de miel (Sabor da Serra) cien por cien natural de alta montaña gallega y cosechada por ellos mismo en un entorno inmejorable del interior de Galicia. "Además ―avanza― también estamos empezando con un proyecto de una tienda online, De Aldea Galega, con productos del Macizo Central donde se puede encontrar desde nuestra miel Sabor da Serra hasta una bica mantecada de A Pobra de Trives, un montonico de Vilariño de Conso o unos embutidos, por ejemplo, de Manzaneda". 

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