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Aparece un hacha de bronce con más de 2.300 años de antigüedad en una excavación en Lugo

Se trata de una pieza de 13 centímetros y 22 gramos de peso, probablemente utilizada en rituales de sacrificio
Pequeña hacha votiva de bronce asociada a rituales de sacrificio
Xunta
Pequeña hacha votiva de bronce asociada a rituales de sacrificio

El castro de Viladonga sigue dando sorpresas prácticamente 50 años después del comienzo de las primeras excavaciones. En este caso, acaban de concluirse las investigaciones que confirman el hallazgo de una pequeña hacha votiva de bronce asociada a rituales de sacrificio.

La mencionada pieza, de apenas 13 cm y 22 gramos de peso, fue encontrada en las excavaciones arqueológicas impulsadas por la Xunta de Galicia y correspondientes a la campaña 2019-2020, durante los trabajos en el aljibe monumental.

En concreto, en el fondo, sobre las escaleras de acceso al depósito aparecía una pieza de bronce asociada a otros materiales, principalmente cerámica, huesos y restos de carbón. Los análisis del material orgánico recogido en la campaña anterior confirmaron que se trataba de una construcción castreña prerromana del siglo III a.C., anterior por lo tanto a la construcción de la muralla del poblado. La pieza podrá ser contemplada en breve en este museo gestionado por la Consellería de Cultura y Turismo.

Singular bronce sacrificial

Al respecto del bronce, hace falta decir que se trata de un gran descubrimiento por la escasez de estas piezas y su profusa y compleja decoración. No es la primera vez que se encuentran hachas sacrificiales en Galicia, de hecho tenemos hallazgos análogos en Cariño, Lalín, Mondoñedo o Cervo; pero, a decir de los expertos, esta es probablemente el hacha votiva con una decoración más rica. Así, en el colgante se desarrollan muchos de los elementos comunes a estas piezas, como la propia hacha, los sogueados o el torques, además de un prótomo de toro, un jabalí en la zona mesial, y un prótomo de carnero en la zona distal.

El colgante está relacionado con ritos de sacrificio desarrollados en la segunda Edad de Hierro en el noroeste peninsular y enriquece el material ergológico del Castro de Viladonga. Tanto el hacha como el aljibe recién descubierto son nuevas atracciones para el visitante en un yacimiento cada vez más rico y espectacular que, campaña tras campaña, ofrece nuevos hallazgos.

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