13 mayo, 2023 02:48

Niña Pastori es un milagro andante, una leyenda presente del flamenco, una víscera caliente y viva de la mejor de las Españas, la que sangra cuando canta porque siente el dolor del mundo. Niña Pastori es la garganta de Cádiz y su eco retumba en las iglesias, en las fiestas, en las ferias, en los patios de la Andalucía que todos llevamos dentro, en un laíto’ del pecho.

[Niña Pastori: “Si te pones una pulserita con la bandera de España eres facha, pero con la americana eres guay”]

Da gusto escucharla hablar, tan bajito y tan puro, tan conectada con los secretos de la condición humana, tan unida a los ancestros y a la protección de los santos y a la luz del destino. Con doce años fue la elegida de Camarón -santidad del flamenco- y, un poquito más tarde, llamada niña bonita por el mismísimo Papa, mánager de Dios aquí en la tierra. Y ella cree mucho en él, aunque dice que el duende también existe. Por eso uno danza y se enamora y canta y escribe y dice las cosas bonitas que atraviesan a los vivos y a los muertos y alcanzan a los hombres del futuro. Porque el duende las sopla al oído.

Una vez me dijo la Niña Pastori que el Estado del Bienestar mata al cantaor, porque las fatiguitas se canjean en arte. Pero ella posee como nadie ese quejío’ antiguo, ese desgarro eterno y esta renovada ternura. Ahora presenta su nuevo discazo, Camino, y lo desgranamos con ella canción a canción, hablando del único tema que en verdad nos interesa: la vida.

Niña Pastori presenta Camino.

Niña Pastori presenta Camino. Cristina Villarino.

P.- En ‘Pon que dale’ hablas del lenguaje que más te gusta y también te asusta. ¿En qué consiste el lenguaje flamenco, cómo encara una el día siendo flamenca?

R.- El lenguaje en la música (y el flamenco, que es la que más conozco y más entiendo) es el único que tengo, porque realmente es donde soy más yo. Para mí la familia es lo primero, y vengo de una familia muy unida donde estamos juntitos, los unos para los otros, y mi madre nos ha criado a los cinco hermanos para que estemos siempre pegados.

Mi padre también, pero mi madre ha sido la más batallera, la que más la luchado. Pero con el tiempo vas entendiendo que tu profesión es mucho más cuando realmente es por vocación, porque te satisface y te gusta. A mí este lenguaje me enamora. Lo expreso con mi corazón, con mi alma, y veo que la gente está comprendiendo lo que estoy diciendo… eso es…

P.- Como decía tu amigo Alejandro Sanz, “esta es mi manera de decir las cosas, no es que sea mi trabajo, es que es mi idioma”.

R.- ¡Exacto! En Amiga mía. Es que es verdad. Es mi forma de expresarme. En ese lenguaje están mis adentros.

P.- ¿Cómo se concilia la familia con el trabajo, como mencionabas, sobre todo para una mujer tan líder?

R.- No es fácil ni es compatible conciliar familia y trabajo para una, aunque nos vendan la moto… muy bien vendía’. La práctica es otra. Pero se hace con cariño y con gusto. Cuando tuve a mi hija Pastora tuve muy claro que mi prioridad era ella. Sus primeros años son lo más importante.

"No es compatible conciliar familia y trabajo para una mujer, aunque nos vendan la moto muy bien vendida"

P.- Los años-esponja.

R.- Sí, ahí queda todo, luego van volando y van a su gusto y a sus cositas y van tirando por su camino y es otra cosa. Yo ahora me encuentro en un momento muy bueno porque me veo 100% para lo mío. Pastora tiene 14, María tiene 10, a María la tengo ahora en Gales, con su cole unos diítas allí… un par de semanitas. Y ellas están, como yo digo, en sus caminos. Cuando son pequeñas es lo duro. Yo he pasado mucho.

P.- ¿Sí? Imagino que irte a tus shows, a tus conciertos, y dejar a tus niñas en tu casa…

R.- Sí, sí. A lo mejor una malita, o lo que sea… uf. Te llama tu madre para decirte que la niña no se encuentra bien… he tenido mucha suerte de tener a mis padres, y a la madre de Chaboli también, que nos han ayudado mucho. Yo nunca tuve una persona de mucha confianza para dejarle a mis niñas. Comprendo a las madres que no tienen a sus padres, o que no pueden porque tienen un trabajo muy duro… mi madre siempre se ha desplazado a donde yo estaba para cuidar a mis niñas, no es la típica abuela que te dice “sí, déjame a las niñas pero en mi casa”. A las niñas no las hemos movido. Han estado en su habitación, con su entorno. La única que me he movido he sido yo.

"He llorado mucho, tener a mi segunda hija fue muy duro" 

P.- ¿Has llorado tú por eso?

R.- Hombre, he llorado mucho, porque ha habido momentos… cuando tuve a Pastora fue duro, pero al tener a María, fue más duro. Esto que te dicen de “donde comen dos, comen tres”… mira, no. Eso es mentira también. Otra moto peliculera. Me cambió mucho la papeleta de uno a dos. Ya te tienes que repartir… consuela a la que está llorando, juega con la que quiere jugar. Son necesidades dobles todo el rato. Y ahí tuve mi momento de decir: “¿Voy a poder yo con todo esto, dios mío de mi vida?”.

P.- Hija, pues si no puedes tú, que eres una máquina…

R.- (Ríe). Pero este trabajo tan inestable, de acostarte tarde, de noches… yo he hecho muchos sacrificios de terminar tarde en un sitio y volverme con el coche, evidentemente, no conduciendo yo, pero… no me he perdido ni un fin de curso. No me he perdido nada. Siempre he ido buscando sus fechitas, estar atenta a su cole, a sus cumpleaños. No he querido que mis niñas dijeran “estaban todos mis amigos con sus padres y mi madre no estaba”. Eso es para toda la vida. Me ha nacido así. Y me compensa. Porque esto va y no vuelve.

Las manos de Niña Pastori.

Las manos de Niña Pastori. Cristina Villarino.

P.- Tienes una canción llamada 'Caminante', que me parece muy emocionante, donde hablas de la gente que duerme en las calles y de los niños que pasan hambre. ¿Cómo cambiamos esto, María? ¿Qué le decimos al presidente del Gobierno, al responsable mayor?

R.- Mira aquí abajo, en Gran Vía. Bajábamos anoche después de la prueba de vestuario y vi gente en colchones… mira, realmente, en San Fernando, en Cádiz… esto es muy raro verlo. Eso no pasa. A lo mejor algo puntual. Pero en las grandes ciudades, como Madrid, es donde ves más esto. En los pueblecitos, por suerte, no lo vemos, que hay pobreza, pero de otra manera. Pues esta canción que era de mi suegro, el primer verso, “duermen en calles, en portales…”. El padre de Chaboli era el del medio de los Chichos, que falleció, y nos dejó unas cositas, unos pedacitos… Chaboli guarda muchas cosas de su padre.

"Muchas veces una quiere ayudar y dice jolín, ¿qué llega?, ¿media peseta? Y sufre uno más"

Y yo la he rematado con una letra inspirada en una chica maravillosa, que se llama Alexia, una niña fan mía que creo que nació en Portugal pero siempre vivió aquí, en Madrid. Tenía su carrera y su vida pero hizo un viaje a África, a Mozambique, y vio lo que había y se quedó. Es una persona bonita, bonita de corazón. De las que hay pocas. Hace muchos años me mandó una cartita y me contó su historia: “Me ha pasado esto… he visto cosas muy fuertes aquí y no me quedo tranquila… me he venido con mi perro y con mis discos. Si mi novio quiere venir, que venga, y si no, lo comprendo, porque es una cosa mía y una cosa fuerte”.

Su novio debía quererla mucho y se fue con ella y tienen allí sus niñas. No sabes la que ha liado allí la tía. Ha montado un colegio, le da todos los días de comer a no sé cuántos niños… y esa segunda vuelta de ese verso está inspirado en ella. Hay mucha gente muy bonita. También está ahí, ¿no? Pero es como todo en la vida. Muchas veces una quiere ayudar y dice jolín, ¿qué llega?, ¿media peseta? Y sufre uno más. Pero hay gente que tiene ese corazón, esa valentía y esa generosidad.

P.- Creo que nos avergüenza a todos. Estamos en una terraza comiendo con amigos y pasa alguien por el lado pidiendo, porque lleva días sin meterse nada en la boca. ¿Cómo hemos normalizado esto?

R.- Totalmente. “Tengo hambre”. Ves un cartel y miras para otro lado. Qué dolor. Me acuerdo de mi niña con seis o siete añitos diciéndome “mamá, dice que quiere un bocadillo”. Normal. Coño, un poquito de sensibilidad, ¿esto qué es? Es una locura tremenda. Hay tantas injusticias en la vida…

Niña Pastori.

Niña Pastori. Cristina Villarino.

P.- Tienes otra letra que dice “me gusta lo simple, lo cotidiano, sentarme en un parque y estar a tu lado”. ¿Cómo hacemos para no volvernos gilipollas con el dinero?

R.- Eso va en la condición en la persona. El corazón es el corazón. Los interiores de cada uno. Eso se tiene o no se tiene, como todo en la vida. Hay gente que no tiene un duro y es gilipollas y no hay quien lo aguante y una dice “menos mal que dios no te ha dao’ esto, eres tonto”, y hay gente muy bonita con mucho dinero y que tiene mucho arte y que es generosa. Hay de todo. Va en la condición. Es como lo de ser artista. Mi padre dice “el poder cambia, el poder corrompe”.

P.- ¿Estás de acuerdo?

R.- Pienso que tiene mucha parte de razón. Tienes que ser una persona muy íntegra, muy bonita por dentro para decir “oye, por aquí no”. Tener poder y tener dinero te puede dar lugar a una ida de olla gorda (ríe). Pero yo pienso que el interior prevalece. Yo me acuerdo cuando me decían a mí “oye, que se te va a subir a la cabeza, que todo lo que sube, baja”. Ojú.

"Hay gente que no tiene un duro y es gilipollas y hay gente con dinero muy bonita, con mucho arte y generosa"

Pero llegaba a mi casa y mi familia me ubicaba rápido. Muchas veces se vuelven más tontos los que están alrededor de un artista que el artista, por ejemplo. “No, es que ella…”. Anda, hombre. “Mi hija no sé qué…”. No, no. Yo llego a mi casa y mi madre me trata como lo que soy: “Coge esos dos tomates de allí y los cortas, niña”. Mi madre siempre decía “ella, ¿por qué va a cambiar? Le va bien en su trabajo y ya está”. Es la importancia que le quieras dar.

Eso se escucha mucho. “Es que mi hija se ha casado y su marido es no sé quién”. ¿Y a mí que más me da? “Pues no, ahora tiene que ir a sitios y comprarse determinada ropa…”. Qué tontería, qué tontería. Y tú dices: “Si no es ni tu hija, si es el marido”. Hay familias más reales y más normales.

P.- “Qué quieres que tenga, qué quieres que tenga, si la pena de no verte se la va a comer la tierra”. Ese verso me flipa, arrebatado. ¿Qué has aprendido tú del amor y del sexo sentíos’ que no supieras con 15 años? ¿Cómo has crecido como mujer en ese sentido? No hay boda a la que yo vaya en la que no suene una canción tuya.

R.- ¡Qué bonito! Hombre, yo he vivido una historia muy bonita desde muy joven. Chaboli y yo hemos crecido los dos juntos. Yo tenía 20 y él 22 cuando lo conocí. Éramos amigos por aquí, por Gran Vía. De repente nos metíamos en el cine… (se le ponen los ojos brillantes). Gran amigo, mi gran amigo, mi mejor amigo. Nos reíamos mucho. Él pasaba por un momento difícil. Acababa de fallecer su padre de una forma trágica. Pero tenía ganitas él de salir, de hacer música, de pasárselo bien. Y era un niño que a pesar de su pena tenía mucha energía de risa, siempre ha sido un gran bromista. Y con 24 nos casamos.

P.- Qué jovencita.

R.- Ahora lo parece, ¿no? Pero en ese momento era lo normal. Coño, pero era una niña. Yo veo a mi niña Pastora y digo “es una bebé”. Ha cambiado ese tema. Mi madre con 28 ya tenía cinco hijos, y si eso pasara ahora diríamos “por dios, qué horror”. Pues eso, nos casamos y crecimos de una forma bonita, acompañándonos en la familia y en la música. Hemos vivido las dos cosas. Somos muy diferentes en muchas cosas pero siempre nos hemos complementado. Es un hombre muy respetuoso: respeta mi barrera, mi momento. Y yo lo suyo. No me meto en su parte. Nos dejamos libertad para expresarnos como personas y como músicos. El respeto es lo más importante. Conocer a tu pareja.

Niña Pastori.

Niña Pastori. Cristina Villarino.

P.- En otra canción hablas del destino. ¿Te han echado las cartas alguna vez?

R.- Pues mira, nunca me las han echado. Porque mi madre en eso siempre dice “anda ya, esas cosas…”. Era una cosa muy normal antiguamente. Yo alguna vez he ido con Chaboli y se ha acercado una mujer a leernos la mano o algo, cuando él iba con una gorra o algo y no parecía tan gitano: “Ay, te voy a mirar… toma un poquito de romero”. Y él la ha mirado y le ha dicho: “Que somos gitanitos, cariño”. Y ella: “Ay, pues nada, mucha salud” (ríe). Como diciendo “bueno… pues que Dios os bendiga” (ríe).

Pero yo sí pienso que el destino está escrito. Evidentemente uno se labra muchas cosas, por descontado, y que tiene que haber ahí una mezclita de todo, pero la vida para alguien… a veces te hace “pom”. Una persona sana, no sé qué, y te viene un revés y te tumba. Es inexplicable. Y luego ves a personas alcoholizadas, con problemas de drogas, y viven no sé cuántos años por las calles. El destino es como cuando el ginecólogo te pone la fecha para nacer, que igual se te adelanta o se te atrasa, pero por ahí anda. La Tata Manuela, que nos crió a nosotros, siempre decía: “Tenemos escrito en la espalda nuestro destino”. Para nacer y para morir.

"El gitano nace con el flamenco, como los negros con el soul. Tenemos a Mariah Carey, pero Whitney Houston es Whitney Houston, por lo que sea"

P.- Ahora que hablamos de la comunidad gitana, te quería preguntar por la apropiación cultural que se ha denunciado en los últimos tiempos, sobre todo con la irrupción de Rosalía. Hablamos de por qué algunos flamencos han sido tan hermanos siendo payos y gitanos y otras veces no. El pueblo gitano a veces siente que le roban sus símbolos o que no se respetan ciertos lenguajes.

R.- Yo pienso que hay de todo dentro del flamenco, fíjate Paco de Lucía. No era gitano y las músicas más bonitas del flamenco las ha hecho él. Hay muchos ejemplos: Vicente Amigo. Enrique Morente. Grandes artistas. Es verdad que el gitano nace con ello, ¿no? Es como los negros con el soul, pero luego tenemos a Mariah Carey. Pero Whitney Houston es Whitney Houston. Por lo que sea.

Lo que uno vive en su casa se queda, la genética se queda, te viene de atrás, de tus bisabuelos… yo creo que Rosalía ha hecho una cosa muy bonita y una cosa nueva, pero me da coraje que tengamos que ponerle etiquetas a todo. Tío, yo hago música y voy cambiando como cambia mi estilo de vida, mi estilo de comida, mi forma de vestir. Es la evolución de las personas. Rosalía ha ofrecido una cosa nueva que evidentemente no es flamenco. El otro día decía Juan Villar: “El flamenco es una guitarra y una voz, o una guitarra y un cante y unas palmas y un baile”. Eso es el flamenco. Pero yo no hago flamenco. Yo puedo hacer una bulería o un día, o te canto por fandangos, porque vengo de ahí. Mi raíz es esa, pero mis discos no son ortodoxos de flamenco.

Zapatos de la Niña.

Zapatos de la Niña. Cristina Villarino.

P.- En una ocasión hablamos tú y yo del quejío’. De que ya no se canta igual en el Estado del Bienestar que antes, cuando se pasaban tantas fatiguitas y tanta hambre. Es ese dolor que no se sabe de dónde viene.

R.- Sí, es así, porque todo va cambiando. Y las vivencias se reflejan en el cante. Ahora el dolor es de otra manera y se expresa de otra manera. Pero evidentemente mis niñas no viven lo que he vivido yo, no tenemos nada que ver. Ni la playa era la misma, ni las papas son las mismas. Las navidades. Todo, no sé. Creo que nos llevan por el camino de estar más solos, ¿no te parece? Pienso que las grandes familias… se están perdiendo… mi hija me lo ha dicho hace poco: “Mamá, yo es que ser madre… no sé… es una responsabilidad, a mí me encantaría viajar…”. Y tú dices: coño, ¿cómo puede una niña de 12 años pensar así, tan chica?

P.- ¿Crees que ha habido un feminismo mal entendido que rechaza la maternidad y encubra el individualismo?

R.- Hay muchos malentendidos en muchas cosas, pero yo creo mucho en la familia y en lo que te enseñan en tu casa. Luego en las casas hay más normalidad. Hoy día tú puedes tener un padre de lo más cerrao’, que da igual, porque la niña está en el colegio, la niña tiene internet, la niña sabe del mundo y mira por su cuenta, y eso es una alegría. Nos da igual que tú seas tonto, macho, porque la niña ve muchas cosas. Ahora tienen acceso a mucha información y los niños están muy preparados.

P.- En ‘Bon día’ haces un guiño a Cataluña. ¿Qué piensas tú de la peleíta que traemos? Tú que eres Marca España.

R.- Yo es un homenaje que le hago a esa ciudad que me ha dado tanto. Yo de política no entiendo ni sé, pero Barcelona fue el primer sitio donde yo canté cuando saqué mi primer disco. Vinieron mis padres a verme… eso fue una cosa… se llenó de gente, revendían entradas… unas colas, muchísima gente fuera intentando entrar… los gitanos todos me querían ver, mi madre decía que no saliera porque le daba miedo de toda la gente que había. Fue una revolución. Fue una cosa muy fuerte lo de Barcelona. Tengo grandes recuerdos, allí hay mucha afición al flamenco. Respetan muchísimo y entienden mucho. Siempre que he ido me he sentido súper a gusto.

"Yo me siento orgullosa de todo lo español y adoro mi bandera: lo que no me gustan son las pamplinas"

P.- ¿No has padecido tú esa alergia que a veces, algunos, tienen a lo andaluz?

R.- Lo estamos viendo, ¿no? Hay dos bandos. Pero yo tengo mucho cariño y agradecimiento a Barcelona. En la crisis de 2008, cuando nos costaba tanto llenar los teatros… en Cataluña, allá a donde iba, las entradas se agotaban no sé cuánto tiempo antes. Un público muy fiel, tía. Yo les adoro. Y la canción es muy chula. Me gusta decir dos o tres cositas en catalán.

P.- Dime algo que te haga sentirte orgullosa de España y una que no.

R.- Yo me siento orgullosa de todo lo español, porque a mí me encanta el norte, me encanta Galicia, el verde, y mi Córdoba, mi Sevilla, las costumbres nuestras…

P.- ¿Con la bandera te llevas bien?

R.- Me llevo súperbien. Adoro mi bandera y me encanta. Lo que no me gusta, en un momento dado, son las pamplinas. “España no es sólo el flamenco, hay más cosas”. Que sí, que ya lo sabemos, pero, ¿que es nuestra música? Desde luego.

Niña Pastori entrevistada por El Español.

Niña Pastori entrevistada por El Español. Cristina Villarino.

P.- ¿Qué pensaste al ver a la reina y al rey tocando el cajón flamenco en Cádiz?

R.- Niña, eso fue una revolución. Los memes y de todo…

P.- Ella con poquita gracia…

R.- Oye, pero que él tocó con ritmo, que es muy fuerte.

P.- Te iba a preguntar por eso.

R.- (Ríe). Qué gracia. No esperaba yo que el rey tuviera compás. Muy grande.