5 febrero, 2023 02:24

Antonia San Juan (Las Palmas de Gran Canaria, 1961) tiene poderío de monologuista, de hembra que hace brillar el soliloquio que engancha. Habla escogiendo con mucho primor las palabras, escrupulosa y lúcida. Habla con rotundidad y es temible y divertida. Dice que ella ya pasa del activismo y de su viejo carácter reactivo y volcánico, comprometido y acostumbrado a los jardines: ahora quiere tumbarse en ellos y ver la vida pasar, ser longeva y feliz, ganar dinero y estar a gusto. Pues sí. Ya va a cumplir 62 y no está Antonia para tonterías. 

Ya fue la Agrado de Todo sobre mi madre. Ya fue la Estela Reynolds de La que se avecina. Ya fue tantas mujeres carismáticas, trágicas, cómicas, fatales, heridas, tremendas, radicales como ella misma. Ya cumplió hace mucho lo de ser más auténtica cuanto más se parecía a lo soñado de sí misma. Ya escribió sus obras, las dirigió y las protagonizó, autosuficiente como una isla de cerebro y garra. 

Antonia en un extracto de su obra. Cedida.

Antonia en un extracto de su obra. Cedida.

Lo vuelve a hacer ahora en Entrevista con mi hija Mari, hasta el 18 de marzo en el Teatro Pavón, una "comedia contra el patriarcado" en la que una mujer es engañada por un programa de televisión: ella acude a contar su vida bajo pago, pero no sabe que es una trampa y que la acorralarán para cuestionarla y humillarla. ¿Les suena?

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P.- Así que la protagonista de tu obra quiere su minuto de gloria. ¿Nos han faltado de esos a las mujeres?

R.- Bueno, todo arranca cuando las cadenas de televisión descubren que la gente ya no admira a los famosos, sino a los anónimos que quieren ser famosos y buscan su momento. Buscan a una presa de ese estilo y en el caso de esta mujer, cantan “bingo”. Es muy expansiva, muy procaz, muy deslenguada. Es una mujer de clase social media-baja y resulta muy vital, tiene mucho salero… pero a la vez no deja de decir cosas tremendas y totalmente a favor del patriarcado. Es muy machista, muy tremenda. Y lo más fuerte es que a mucha gente le hacen gracia este tipo de personas…

P.- Se me ocurren algunos nombres según lo dices.

R.- Claro. Y a mí. Porque lo dice una señora divertida y camufla lo peligroso que puede ser ese pensamiento. Ese discurso se lo va a transferir a sus hijos y a sus nietos… y uno no deserta del pensamiento familiar, sino que como tal es tu abuelita, la miras y te cae muy bien, y dices por ahí “ay, mi abuela, qué tremenda es”. Y te quedas con todo el pack y no eres capaz de ser crítico. La quieres tanto que no eres capaz de juzgarla, y eso al final se paga.

Antonia San Juan.

Antonia San Juan. Jesús Umbría.

P.- He leído que eres bastante crítica con la institución de la familia, al igual que con la Iglesia. O sea, que piensas que son dos opresiones, dos círculos de asfixia del individuo.

R.- A ver, esto te lo digo yo también siendo muy familiar, y ha habido gente que no ha entendido lo que yo quería decir. La familia lo que tiene es que interviene en todo. Yo soy tu madre y voy a intervenir en si vas maquillada o no vas maquillada, en cómo llevas el pelo recogido, en si estás flaca o estás gorda o si ese chico con el que vas no me gusta nada, etc. Interviene la familia, interviene.

P.- Amores invasivos, querida.

R.- Sí. Con lo cual, el individuo, para estar verdaderamente sano, tiene que poder mantenerse algo apartado de su familia, porque va a ser más saludable. Pero vamos, que parece que no se puede decir. “¡La familia, la familia…!”.

P.- Cualquiera dice nada.

R.- Ahora estamos en un momento donde se hace mucha apología de la familia: parece que aunque se porten mal contigo, comanda la voz de la sangre y tú los tienes que querer por encima de cualquier cosa.

"Se hace mucha apología de la familia: parece que aunque se porten mal contigo, comanda la voz de la sangre y hay que quererlos por encima de cualquier cosa" 

P.- Es una cosa muy reaccionaria.

R.- Sí, lo es, pero sigue siendo así, cariño. Total, que esta mujer te va a hacer gracia, porque tiene una energía muy tremenda, pero si no sólo te quieres reír, vas a ver que es un retrato muy profundo de un tipo de mujer o mejor dicho, de pensamiento. El programa paga. Ah…

San Juan.

San Juan. Jesús Umbría.

P.- Y quien paga manda.

R.- Así es. Y como paga, tiene derecho a preguntar y tú tienes que consentirlo todo. Ella no sabe que el programa ha indagado en su vida y que va a poner vídeos de la gente que la conoce hablando de ella… y que se va a ver acorralada. Lo demás no te lo revelo, que es sorpresa, pero resulta el colmo de la crueldad.

P.- Digamos que el programa nos suena a formatos conocidos. He visto que eres muy crítica con la prensa rosa y que te parece “un horror que exista”.

R.- Yo qué sé, es que siempre he procurado sustraerme de todo lo que tenga que ver con vender mi vida y con trapichear con mi vida. A mí la prensa rosa no me interesa. Yo con la edad que tengo ya… vivo en mi marmita de felicidad. Lo que pase en el mundo me viene bien. De joven era más reactiva, más… cuestionaba la familia, cuestionaba todo.

P.- ¿Ahora lo que quieres es que te dejen en paz?

R.- Pero totalmente. Yo ahora soy una espectadora de la vida.

Antonia San Juan.

Antonia San Juan. Jesús Umbría.

P.- ¿En qué momento das ese salto o ese cambio de elegir mirar los toros desde la barrera?

R.- Los años te van dando lugar. Tú a veces llevas una idea que puede ser moderna o novedosa… pero porque sea moderna o novedosa no se la va a quedar la gente. Yo podía tener un discurso totalmente crítico con mil cosas y además las justificaba, me documentaba, me explicaba bien, pero es que mira, ya no me interesa entrar en eso. Y cuando oigo hablar de ciertas cosas digo “fíjate, qué ingenuidad” o “qué pocas herramientas para no poder analizar al realidad”. Pero yo la veo. Yo digo “hostia, qué fuerte”, y no digo nada más. Ahora los 25 años que me quedan de vida, si no aparece una enfermedad grave…

P.- No lo quiera dios.

R.- No, dios no tiene nada que ver aquí (ríe).

P.- Hija, es la expresión popular.

R.- Bueno, que yo quiero vivir hasta los 85 años, ¿qué te parece? O los 87, mientras yo estuviera bien. Tengo 62, que cumplo en mayo. A los 85 ya está guay, cojo y me largo. Por eso yo ahora lo que quiero es trabajar, ganar dinero y vivir bien. Rodearme de los amigos que tengo. Y no quiero hacer ningún trabajo donde me encuentre incómoda. No quiero a mi alrededor malos, ¿sabes? porque hay gente tóxica, muy tóxica… aceptada socialmente. Muy aceptada.

P.- ¿Y no me das nombres o qué?

R.- Pues no. Pero es gente tóxica y celebrada y admirada. Con grupos de amiguitos que luego se hacen los modernos y se espantan con cualquier problema social… já.

"Tengo 62, que cumplo en mayo. A los 85 ya está guay, cojo y me largo"  

P.- ¿Te refieres a la gente progresista o de izquierdas que luego no lleva ese discurso a su vida personal?

R.- Exactamente. Hay una gran hipocresía entre lo que decimos y lo que hacemos. Todo el mundo quiere quedar bien…

P.- Nos ponemos la medallita del activismo y luego somos unos hijos de puta a pie de calle.

R.- (Ríe). Es que es mentira, todo es mentira, no hay que creerse el discurso manifiesto de la gente. Tú me puedes estar diciendo misa y por detrás me la estás trajinando; ¿sabes? Por detrás puedes ser otra. Esto es así. Una imagen no vale más que mil palabras. Yo te hago una foto a ti y se la doy a alguien y le digo “¿qué ven?”. Una chica guapa, con una piel bonita, no sé cuanto, bien maquillada, mona, tal. Pues “mató ayer al hijo y a no sé cuántos”… si una imagen valiera más que mil palabras tú me haces una foto y la publicas y ya, ¿no?

Con mil palabras te voy a contar siempre más que con una imagen. Tú ves a Billy El Niño y dices “qué guapo era el Billy”… pero era un asesino. Y así todo. Mira, con una canción una cantante dice más que con una imagen de ella, sin dar nombres, se radiografía, se hace un escáner porque habla, y el habla compromete. El lenguaje es muy comprometido y más en la época en la que vivimos. Hay que medir y medir… nunca, a lo largo de toda mi vida, he visto una censura mayor que la que estamos viviendo ahora.

Antonia San Juan.

Antonia San Juan. Jesús Umbría.

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- Umbría

P.- Cuenta. ¿Qué es lo que no te dejan decir?

R.- No es que no me dejen, es que no me apetece que me echen mierda encima y menos, gente ignorante. El otro día estaba yo imitando a Bárbara Rey y dije una tontería y no sabes tú la que se formó… vamos a ver, es que ni siquiera era Bárbara como tal. Yo para el personaje de Estela Reynolds me inspiro en la manera de hablar de Bárbara, es mi musa en ese sentido.

Y el otro día hice esa imitación, que además es previa a Estela, porque yo siempre he imitado a todo el mundo, a profesores y a cantantes y a todos… pues vi una entrevista de Sara Montiel hecha por Carolina Ferre donde decía muy graciosa Sara, en 2004… “Pues hija, no soy ni guapa ni joven, pero soy muy cachonda”. Y lo decía con su entonación. Pues el otro día hice un post y lo hice. Pues me saltó uno “después no quieren que les digan nada, pero usan la palabra ‘cachonda’ que sexualiza a las mujeres”, no sé qué. ¡Por la palabra “cachonda”!

P.- Esta no la vi venir.

R.- Ni yo, porque era un idiota, un tonto a las tres. Machista me llamó y me dijo que la ridiculez no tenía género. Y digo: no, cariño, ridículo tú que entras en la cuenta de alguien… yo soy cualquier cosa menos ridícula. En fin, yo vivo con cierto grado de censura, como debería vivir mucha gente, sabiendo que no hay por qué decir todo lo que se te pasa por la cabeza. Esta gente que dice lo de “no, yo es que digo todo lo que se me ocurre”. Pues cariño, vas a tener un montón de amigos. Tú te levantas por la mañana, te miras al espejo y te dices “ta, ta, ta, ta”. Y se lo dices a tu madre también, pero a mí no, ¿quién eres tú para irme a mí con la verdad por delante? Sólo los idiotas dicen eso, “yo voy con la verdad por delante”. ¿Qué verdad? ¿Te gusta que te digan tu verdad? Porque todos tenemos una.

"Sólo los idiotas dicen eso, “yo voy con la verdad por delante”. ¿Qué verdad? ¿Te gusta que te digan tu verdad?" 

P.- Antonia, ¿tú qué machismo has vivido en tu vida?

R.- A ver, el machismo es como la fe, todo el mundo cree en él, pero no es tangible. El machismo está, no es algo que yo pueda “vivir en mi vida”. El machismo está en que tú no denuncies a tu maltratador, y lo vemos todos los días. El machismo es que tengamos que ir por las mañanas pintadas como puertas y arreglarnos para estar guapas, como aves del paraíso, y gustar a los hombres. Es lo que hay. Un hombre no, un hombre se ducha, se viste y chao, pescao. Eso si se ducha, claro, que a veces tampoco.

P.- ¿Qué te parece la polémica de los Feroz de las dos denuncias por agresión sexual? Parece ser que Javier Pérez Santana le tocó un pecho a Jedet, y ahora está en libertad provisional. ¿Tú has vivido alguna situación parecida?

R.- No, ni he tenido propuestas sexuales nunca de nadie importante, ni nada de eso. No, no he tenido. Y respecto a eso… pues es lo que hay: si tú me faltas el respeto, atente a las consecuencias. Me parece terrible que un tipo venga y te toque las tetas. Ni siquiera eso. Hay gente que me engancha del brazo cuando voy por la calle y les digo “No. No me puedes tocar”. Que se den un codazo porque te ven frontalmente… que corran delante de ti para venir de frente para verte… pues mira, vale, es leve. Pero que tú vayas por la calle tan tranquila y te tiren del brazo… ¿perdona? “No te asustes, es que quiero una foto”, dicen. Pues no me voy a hacer fotos porque no me tienes que agarrar.

P.- ¿Hemos normalizado los abusos?

R.- Efectivamente. Ha estado normalizado hasta que le han dicho a la gente que no. Pero aunque ya no esté normalizado, hay un montón de gente que lo ve como… bueno, de hecho, cuando una mujer reivindica su lugar, también la llaman “feminazi”.

Antonia San Juan.

Antonia San Juan. Jesús Umbría.

P.- ¿Por qué aquí en España no ha existido el Me Too? ¿Quién es nuestro Harvey Weinstein?

R.- Ah, yo qué sé. A mí no me han propuesto nunca nada sexo a cambio de trabajo ni nada. Yo los novios que he tenido (excepto con el actor con el que viví 16 años y estuve casada) han sido siempre anónimos y no los conoce nadie ni los van a conocer. No saben si tengo pareja, si no tengo pareja… no me voy a esconder pero no me voy a exhibir.

P.- ¿Qué te parece que Javier Pérez Santana pueda ir 4 años a la cárcel por la subida de pena en la ley del sólo sí es sí? Se ha equiparado abuso y agresión sexual. ¿Te parece justo?

R.- Yo creo que esto es como… hasta que se inmunice todo, hay que poner grandes dosis de pena de cárcel. Claro. Hasta que se alcance la inmunidad, de alguna manera hay que asustar a los hombres, entonces para que se asusten un poquito y vean que lo que hacen no es tan leve… primero hay que poner una gran dosis y luego ya cuando esté la inmunidad de rebaño, pues el rebaño sabrá que si te metes en camisas de once varas lo tienes que pagar, lo tienes que pagar. Que tú no eres nadie para meterte en mi intimidad.

P.- Has ido al psicoanalista durante 25 años. ¿Qué es lo más sorprendente que has descubierto de ti misma?

R.- Todo. Todo. Vivir sin terapia es vivir alejada de ti. Vivir sin terapia es como vivir sin hacerte una mamografía, una analítica. Es darte la espalda. La gente está muy medicada porque les parece caro invertir en una terapia pero no les parece caro estar dopado. Hay gente que está dopada, porque eso es lo que intentan hacer contigo, calmarte, calmarte. A mí mi psicoanálisis me ha ayudado a ser la persona que soy, a tener la serenidad que tengo. El psicoanálisis me lo ha dado casi todo. Yo he puesto tiempo, voluntad y dinero. Y he estado dispuesta a invertir en mí y a tener un discurso nuevo, moderno (y no por eso “en contra”), diferente y propio, y de eso se trata, de tener uno diferente al discurso familiar, al de tu hijo o tu madre o tu abuela.

"El psicoanálisis me lo ha dado casi todo. Yo he puesto tiempo, voluntad y dinero. He estado dispuesta a invertir en mí y a tener un discurso nuevo y moderno" 

P.- Te dio durante mucho tiempo vergüenza por cobrar por tu trabajo porque de niña cantabas en el bar y tu padre te prohibía coger el dinero que te daban los comensales. Cuántas cositas inoculadas, ¿eh?

R.- Ay, sí. Pues eso, y todo, se cambia hablando. Hay gente que no quiere hablar de dinero. Bueno, es que en España no se quiere hablar de dinero nunca. Tú le preguntas a uno que cuánto te va a cobrar por pintarte la pared y te dice que ya hablamos luego. No, mira, es tu trabajo. Nos han enseñado que el dinero es demoníaco y si tú quieres más dinero por tu trabajo, eres un pesetero. Pero a la vez les encanta la pasta. No ves nunca a la gente más feliz que cuando les toca la lotería, más que el día de su boda o el día que tienen un hijo, sabes. Les vuelve locos.

Antonia en su obra en el teatro.

Antonia en su obra en el teatro.

P.- ¿Por qué ‘marca España’ siempre es Rafa Nadal y nunca Almodóvar?

R.- Yo creo que sí lo es, porque ha recibido todos los premios del mundo entero, todos, todos, todos los César, los Goya, los Osos, los Oscar, las nominaciones… lo celebran todo el rato.

P.- ¿La derecha también le homenajea?

R.- Bueno, y la izquierda no celebra otras cosas, cada uno que haga lo que quiera. Almodóvar es el gran celebrado. ¿Que hay personas a las que no les gusta? Claro, pero no le gustamos a todo el mundo y no le vamos a gustar nunca. Da igual que nos reconozcan o no nos reconozcan: estamos en nuestro trabajo, en nuestro mundo. Oye, y si hay gente a la que no le gusta Almodóvar, pues no le vas a poner una pistola en la cabeza para que le guste, ¿no te parece? Yo me alegro por todo lo bueno que le pasa a mi país, cuando Penélope Cruz gana, cuando Antonio Banderas gana, cuando gana la selección española me alegro y si Rafa Nadal, pues me alegro también. Hay que celebrar los acontecimientos del país. Yo prefiero que se lleve un Oscar Penélope Cruz a que se lo lleve Kate Winslet.

Antonia San Juan.

Antonia San Juan. Jesús Umbría.