26 mayo, 2024 02:15

Luka Doncic se ha convertido en el nombre propio de las últimas horas en la NBA. El jugador esloveno ha liderado de manera consecutiva las dos victorias de Dallas Mavericks frente a Minnesota Timberwolves que han puesto al equipo texano por delante en las finales de la Conferencia Oeste (0-2).

Ahora, la serie viaja a casa de los 'Mavs' con la posibilidad de que si los de Jason Kidd vencen sus dos próximos encuentros, regresarán a la gran final 13 años después, cuando consiguieron su último anillo. Sin embargo, los buenos resultados de Dallas han quedado empañados por la polémica conducta que protagonizó Luka Doncic tras anotar el triple decisivo que puso el 108-109 en el marcador del Target Center de Minneapolis.

El base esloveno consiguió eludir la defensa de Rudy Gobert, se levantó y encestó. Y segundos después, insultó a su oponente mientras celebraba rabioso un triunfo clave. "¡Soy tu dueño, hijo de p…! ¡No puedes defenderme!", fueron las feas palabras que Luka le dedicó a un Gobert que ya en ese momento ni siquiera le miraba. Un claro ejemplo del tradicional trash talking que ha protagonizado innumerables piques en la NBA, pero que suma una nueva conducta censurable al peligroso historial de Luka, quien cada vez está más lejos del angelical niño que moldeó el Real Madrid a base de inculcarle sus valores y enseñanzas.

La jugada de la polémica

Luka Doncic es, por suerte o por desgracia, un fenómeno de masas. El esloveno es una estrella mediática de la mejor liga de baloncesto del mundo. Un referente para millones de niños del planeta y un héroe para una ciudad e incluso para todo un estado.

La franquicia de los Dallas Mavericks ha estado durante más una década esperando la llegada de un icono que les devolviera a la élite tras la retirada de Dirk Nowitzki. El genio alemán, que les condujo hasta el anillo en el año 2011, era un jugador repleto de calidad y sobriedad, que nunca protagonizó un altercado sonado.

El astro de Wurzburgo no se caracterizaba precisamente por su carácter. Y con la llegada de Luka Doncic, en Dallas pensaban haber conseguido repetir su destino. Un jugador europeo que desbordaba talento y que estaba llamado a conducirles a grandes cotas. Sin embargo, lo que no sabía, es que el pequeño niño de Liubliana lleva un gran guerrero dentro. 

Y así lo ha demostrado en estas finales de la Conferencie Oeste frente a los Minnesota Timberwolves. Especialmente, en ese último partido que decidió gracias a una acción repleta de magia y calidad. Doncic recibió el balón tras el saque de banda y encaró a McDaniels. Sin embargo, gracias a la subida de Lively II, los 'Mavs' consiguieron su objetivo, que Luka se quedara en la marca con Gobert, un jugador mucho más alto y lento al que poder driblar con mayor facilidad. 

La acción no iba a ser sencilla, ya que Gobert ha sido nombrado cuatro veces mejor defensor de la NBA (2018, 2019, 2021 y 2024). Pero Luka lo sacó a bailar con un movimiento antológico. Varios botes de balón cambiándoselo de mano, paso avanzado sobre su mano derecha y cuando Gobert pierde su referencia, paso atrás para abrir hueco y salirse más allá de la línea de tres. Acción de genio, canasta de anuncio. Sin embargo, la polémica llegaría segundos después. 

Mientras Luka se marchaba caminando de espaldas hacia su aro, dejó esas duras palabras contra su defensor. Lleno de euforia y ego por su brillante movimiento, insultó a un Gobert que, o no se dio cuenta, o prefirió no confrontar a la estrella rival. Sin embargo, las imágenes de la cara de Doncic desencajada gritando a su oponente solo tardaron unos segundos en dar la vuelta al mundo. Y ahí nació esta agria polémica.

Luka Doncic celebra una canasta en la cara de Luka Doncic.

Luka Doncic celebra una canasta en la cara de Luka Doncic. Reuters

Los compañeros del '77' acudieron a abrazarle después de haber hecho magia de nuevo. Sin embargo, Luka había manchado con un calentón su histórica maniobra. Algo que, por otro lado, viene siendo habitual en las últimas temporadas y es que Doncic ha cambiado mucho su comportamiento desde que llegó a la NBA.

Esta censurable celebración ha pasado a engrosar los oscuros libros del trash talking de la NBA, el término que hace referencia a los insultos o comentarios hirientes que se utilizan para desconcentrar, vacilar o humillar al oponente. Algo así como el 'lenguaje basura' que tanto se aleja de los valores del deporte, pero que han utilizado jugadores históricos como Michael Jordan, Larry Bird, Kobe Bryant, Dennis Rodman o Shaquille O'Neal

Fue precisamente con el exjugador de franquicias como Orlando Magic, Lakers o Miami Heat con quien Luka analizó su jugada, lanzando un nuevo dardo contra su defensor: "Es largo y se mueve bien. Yo no me muevo rápido, pero puedo moverme más rápido que él". Por su parte, Rudy Gobert también habló sobre la acción en los micrófonos de ESPN, asegurando que esto es habitual en el genio esloveno: "No lo vi ni lo escuché, pero él lo dice en cada partido. Así que... nada nuevo".

Más fríamente, y preguntado de nuevo por sus feas palabras, Doncic intentó esquivar las críticas que empezaban a llegarle jugando la baza del idioma: "Yo no dije eso. Estaba hablando esloveno". Sin embargo, la siempre útil lectura de labios delataba al base de los 'Mavs', alejando el ataque de su esloveno natal y acercándolo a una nueva polémica del 'chico malo' de Dallas, figura que parece estar encarnando el astro de Liubliana. 

De niño a crack

Luka Doncic nació en Liubliana el 28 de febrero de 1999. Desde muy pequeño creció al lado de una pelota de baloncesto y es que su padre, Sasa Doncic, llegó a ser jugador profesional e incluso a defender los colores de la selección eslovena. De él fue de quien Doncic heredó su amor por el deporte, pero también su sangre caliente y es que Sasa nació en Serbia, siendo un representante perfecto del fervoroso carácter balcánico. 

Tras tocar todos los palos, practicó fútbol, judo y balonmano, Luka eligió el baloncesto. Su primer gran club fue el Košarkarski klub Union Olimpija, con el que brilló en un torneo que se disputó en abril de 2012 en Roma. Sus exhibiciones, con 41 puntos en la semifinal y 54 en la final, le permitieron ser nombrado como MVP, pero también despertar el interés de los mejores equipos de Europa. 

El que más rápido estuvo fue el Real Madrid, que en tan solo unos meses le convenció para mudarse a la capital de España y formar parte de su cantera. A partir de ese momento, el conjunto blanco se convirtió en su segunda casa y en su segunda familia. Conscientes del enorme talento que atesoraba el que por aquel entonces era un niño, en la entidad merengue se impuso la máxima prioridad de ayudarle y guiarle en todo lo que necesitara. Con tiempo y cuidados, tendrían entre sus filas al próximo gran genio del baloncesto europeo. 

Por ello, el Real Madrid adoptó la difícil misión de hacer del pequeño Luka un niño ejemplar en lo personal, inculcándole los valores de compañerismo, trabajo, deportividad y respeto por el rival que siempre han caracterizado al club blanco. Eran los mimbres del proyecto más ilusionante que había tenido la canasta continental desde leyendas como Drazen Petrovic.

Luka Doncic, en un partido contra el Barça en la temporada 11/12.

Luka Doncic, en un partido contra el Barça en la temporada 11/12. REAL MADRID

Los planes del Real Madrid con Luka iban tan en serio que le firmaron un contrato por cinco temporadas para poder acometer toda su formación hasta su mayoría de edad. Aunque solo tenía 12 años, ya se hablaba de Doncic en toda Europa. Temporada tras temporada fue derribando muros, dejando exhibiciones en competiciones tan importantes como la MiniCopa Endesa y recogiendo premios tanto individuales como colectivos. 

Su progresión fue meteórica, superando incluso las mejores previsiones que había en el club respecto a su rendimiento. Por aquel entonces ya era un jugador capaz de superar con frecuencia los 30 puntos y de promediar triples-dobles. Y siempre mostrando una personalidad que rozaba la timidez. Era un chico introvertido, de breve sonrisa y rostro angelical que solo hablaba en la pista, haciendo disfrutar a los aficionados con su mágico baloncesto. 

Su consagración final llegó entre finales del mes de abril y principios de mayo de 2015. El primer gran paso fue su debut con el primer equipo en un partido de Liga Endesa contra Unicaja. Aquel 30 de abril, con 16 años y 2 meses, Luka se convirtió en el jugador más joven en debutar en la historia del Real Madrid en la máxima competición nacional y en el tercero más joven de la historia de la propia liga tras Ricky Rubio y Ángel Rebolo.

Unas semanas más tarde, el pequeño genio esloveno brilló en su primera competición europea con el Real Madrid. Doncic lideró a una generación mágica de la cantera blanca al título de Euroleague Basketball Next Generation Tournament, la Euroliga Júnior, del cual fue nombrado MVP. En ese momento, su formación como promesa había finalizado dando paso a una realidad que llegaría para consagrarse en el puesto de base del equipo de Pablo Laso. 

Esa misma temporada, Doncic también disputó algunos partidos de playoffs de la Liga Endesa y al año siguiente pasó a ser jugador de la primera plantilla de pleno derecho. Ya en aquel momento, todos los expertos auguraban de él un tremendo éxito. Himar Ojeda, ojeador internacional de los Atlanta Hawks, vaticinaba su llegada a la NBA como gran estrella: "Obviamente no espero de él que adquiera el nivel de sus compañeros de equipo que han pasado por la NBA ahora mismo, pero creo que será el mejor jugador europeo cuando, en su momento, entre en el Draft".

La euforia con Luka era tal que hasta su padre Sasa se sumó a estos impresionantes halagos para un chico de tan solo 16 años: "Luka puede hacer de todo. No me gusta compararle con otros, pero creo que tiene un poco de Toni Kukoc, ve el juego como Dejan Bodiroga, se mueve como Drazen Petrovic y pasa como Milos Teodosic".

Doncic completó tres temporadas en el Real Madrid, disputó 216 partidos y ganó 7 títulos, entre ellos la Euroliga de 2018 de la cual fue nombrado MVP. Y todo sin generar nunca una gran polémica, sin protagonizar ni un solo desplante a los rivales y dejando su brillo por canchas tan complicadas y tradicionalmente inhóspitas para jugadores blancos como el Palau Sant Jordi o el Buesa Arena de Vitoria. Sus jugadas imposibles también colonizaron Europa, donde se convirtió en un ídolo al que se despidió con melancolía por el enorme vacío que dejaba en el baloncesto continental. 

La peligrosa transformación

El 22 de junio del año 2018, Luka Doncic fue elegido en la tercera posición del Draft de la NBA por los Atlanta Hawks, quienes lo traspasaron a los Dallas Mavericks a cambio de de la posición 5 del Draft del 2018, de Trae Young y de una futura primera ronda del Draft protegida en lo que probablemente haya sido uno de los mayores errores de su historia. Y unos días después, el esloveno firmó su contrato por la franquicia texana iniciando su carrera en la NBA, esa que ahora cierra su sexta temporada. 

En todos estos años, Doncic ha ido pasando de ser una gran promesa, recibió el premio al Rookie del Año en el curso de su debut, a consagrarse como una estrella mundial, uno de los mejores jugadores de la liga y un candidato al MVP de la temporada regular, como ha sucedido en este 2024. 

Sin embargo, la progresión de Luka ha tomado un camino muy diferente al que tuvo durante su etapa de blanco. El de Liubliana se ha ido alejando de esos valores que le convirtieron en un niño ejemplar para transformarse, por momentos, en un jugador bronco, malencarado y un tanto polémico que no ha rehuido los piques ni con los árbitros ni con sus rivales. 

Sin duda alguna, el más sonado fue el que protagonizó contra el pívot Montrezl Harrell, quien llegó a llamar a Luka "p... chico blanco" en mitad de su trifulca durante una eliminatoria con Los Ángeles Clippers. Durante estos años, Doncic también ha protagonizado enganchones con jugadores como Devin Booker o como Marcus Morris, quien llegó a agredirle en uno de sus habituales encontronazos. 

Doncic celebra delante de Marcus Morris.

Doncic celebra delante de Marcus Morris. REUTERS

Y es que Doncic no ha rehuido sus relaciones tensas incluso ni con sus propios compañeros de vestuario. Muy sonado fue también su pique con su excompañero Grant Williams, el cual se tuvo que marchar a los Charlotte Hornets tras no hacer buenas migas con el esloveno. 

Durante su breve, pero intensa carrera en la NBA, Doncic ha sido la pesadilla de muchos de sus rivales, de algunos de sus compañeros y, sobre todo, de los árbitros. Y es que sus conflictos con los colegiados han sido realmente sonados. Las continuas protestas de Luka y sus malas formas hacia los jueces le han acarreado un sinfín de sanciones, dejando nuevamente muestra de su oscura transformación, esa que sin duda viene marcada por el crecimiento exponencial de su figura como icono mediático.

Luka, entre pique y pique, ha demostrado en ciertos momentos no saber gestionar la frustración ni la presión. Por ello, es uno de los jugadores que más técnicas acumula curso tras curso. En la temporada 2020-2021 fue el segundo jugador más castigado por los árbitros con 17. Y en el curso 2022-2023, la estrella de los Mavs recibió un total de 18. Por el momento, ya supera las 70 en su trayectoria al otro lado del Atlántico, cifra que le ha llevado a recibir sanciones de partidos sin jugar y varias multas económicas. 

La situación para Doncic ha llegado a ser grave por momentos y es que el propio base de los 'Mavs' ha reconocido tener un problema a la hora de no saber gestionar sus emociones: "Muchas veces no logro controlarme". Así lo aseguraba el propio Luka durante la disputa del Mundial 2023 con la selección de Eslovenia, camiseta con la que también protagonizó algún incidente desafortunado con los colegiados. 

Doncic ha intentado reflexionar muchas veces sobre este asunto e incluso ha llegado a reconocer que se "queja" en exceso. Sin embargo, también cree que muchas veces no recibe "un trato justo". No obstante, ya ha intentado poner remedio a sus males en alguna ocasión acudiendo a la terapia musical. Canciones para luchar contra la frustración: "Es divertido, canto una canción en mi cabeza, una de mis favoritas y dejo que pase la frustración".

Hasta ahora, Doncic no ha conseguido calmar a sus fantasmas y su imagen en la NBA se ha alejado mucho de la que le hizo mundialmente conocido en el Real Madrid. Sin embargo, quizás los éxitos, y ese futuro primer anillo que anhela, le hagan amainar la tempestad interna que le posee cuando no le salen las cosas.