6 mayo, 2023 01:47

Fue el 7 de agosto de 1986. El entonces Príncipe de Gales aterrizaba en la base aérea de Son Sant Joan, en la isla de Mallorca, invitado a veranear por la Familia Real española en compañía de su esposa Diana y sus dos hijos, Guillermo y Enrique. Los ahora Reyes Eméritos actuaron como anfitriones aquel verano, descrito unos años más tarde por Lady Di como uno de los peores de toda su vida. La idea de la visita había nacido de la Reina Isabel II, que le había pedido a Juan Carlos que acogiera a su hijo y a su nuera en un intento de salvar un matrimonio que ya tenía certificado de defunción.

La royal family fue recibida a pie de pista por la Reina Sofía y el entonces Príncipe Felipe. El Príncipe Carlos, mientras, soportaba un aluvión de críticas en su país por haber viajado hasta la isla en el mismo avión que sus hijos. Demasiados posibles futuros reyes en una misma aeronave, expuestos al peligro. Al pisar suelo mallorquín, el heredero británico y el español se saludaron con mucho cariño, sin pensar que iban a tener que esperar casi 37 años para volver a saludarse, ya como reyes.

Durante aquellos días en el Palacio de Marivent, rodeados el Príncipe de Gales y sus hijos por un ejército de paparazzis en todo momento, no se pudo apreciar la existencia de una estrecha relación entre Carlos de Inglaterra y Felipe VI. Los 19 años que separan a uno y a otro, pese a tratarse de monarcas coetáneos, siempre obstaculizaron el feeling entre ambos. Sus vidas, además, discurrían por etapas muy diferentes. Mientras uno sorteaba los problemas conyungales de un matrimonio ya en las postrimerías, con dos hijos pequeños; el otro era un adolescente más centrado en las mieles del verano que en los protocolarios deberes reales.

Carlos III y Felipe VI, en una reunión el pasado mes de septiembre

Carlos III y Felipe VI, en una reunión el pasado mes de septiembre Europa Press

Aquellas vacaciones, sin embargo, pusieron de manifiesto la estrecha relación existente entre dos familias que se han encontrado privadamente muchas más veces que las publicadas. Y es que ambos linajes parten del mismo bulbo sanguíneo: tanto Felipe VI como Carlos III descienden de la Reina Victoria de Inglaterra, apodada la Abuela de Europa. Pero no se trata de una relación mantenida exclusivamente por el parentesco, sino alimentada con contactos frecuentes y visitas públicas y privadas que se han mantenido con el paso de los años y de las generaciones.

Los de Borbón y Grecia han sido invitados a Inglaterra en varias ocasiones, disfrutando del Castillo de Balmoral en Escocia, el lugar favorito de vacaciones de Isabel II. Hay que recordar que fue la reina inglesa la que acogió a Constantino de Grecia, hermano de Sofía, y a su familia en Londres cuando el monarca heleno se vio obligado a exiliarse de su país con la llegada de la Dictadura de los Coroneles. La madre de Felipe VI siempre le estuvo agradecida por este gesto hacia su hermano Tino, como le llamaban en el círculo más íntimo. 

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Más que conocida es la estrecha amistad que la Reina tiene con Máxima de los Países Bajos, a la que cariñosamente llama Max. Es verdad que no mantiene una estrecha relación con la actual Princesa de Gales, pero si con la heredera danesa, Mary. Por su parte, Felipe VI es íntimo amigo de Guillermo de los Países Bajos y, por supuesto, de Haakon de Noruega, amistad que viene de su relación con Eva Sannum, del círculo de amigos de la esposa del heredero noruego. "Se ven con mucha más frecuencia de lo que la gente se imagina", cuenta a EL ESPAÑOL | Porfolio una amiga de Letizia.

Ambas familias, la española y la británica, también han coincidido en otras ceremonias familiares como la boda del príncipe Pablo de Grecia y Marie-Chantal Miller, en 1995; en la de Alexia de Grecia y Carlos Morales, en 1999; o en el enlace de los nuevos Príncipes de Gales en 2011. Enlaces todos celebrados en la capital británica.

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La amistad entre los reyes de España y los de Reino Unido siempre tuvo un talón de Aquiles: Gibraltar. Fue precisamente en el Peñón donde Carlos y Diana arrancaron su luna de miel en 1981 y razón por la que no asistieron Juan Carlos y Sofía al enlace del heredero. Sin embargo, desde hace algunos años parece que el tema está zanjado, tanto en España como en Inglaterra, y ya no es ni nombrado en las reuniones o encuentros privados entre el nuevo rey británico y el español.

Dos monarcas del siglo XXI

Cuando Felipe y Letizia realizaron su primer viaje como Reyes de España a Inglaterra, en 2017, el Rey agradeció durante la recepción que tuvo lugar en el Palacio de Buckingham la invitación de Isabel II y Felipe de Edimburgo con un discurso en el que se habló de las similitudes entre ambas monarquías parlamentarias. Resaltó los valores compartidos como la pluralidad y diversidad y los lazos entre personas. Y es que la soberana británica no solo veía en su invitado al Rey de España, sino también a un miembro de su familia que conocían desde niño, como conocieron también a sus padres y a sus abuelos y con los que siempre habían mantenido relación, a pesar de los avatares de la política y las circunstancias históricas, que no siempre han sido favorables.

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Fue en este viaje de Estado cuando Carlos y Camila invitaron a los reyes españoles a tomar el té, todavía como Príncipe de Gales y duquesa de Cornualles, en su residencia oficial de Clarence House. Fue aquel un gesto en el que se mostró la cercanía y buena sintonía entre ambas parejas. "Les separan muchos años, pero les unen muchas cosas, sobre todo una idea moderna de la monarquía. A pesar de la imagen que tenemos del nuevo rey de los británicos, se trata de un hombre que siempre vio un sistema mucho más actual que su madre, con una visión para este siglo. Son dos personalidades muy distintas, pero a ambos comparten un compromiso absoluto con su país", revela a este periódico una persona cercana al equipo de Felipe VI.

También durante su discurso en el Congreso de los Diputados el 19 de junio de 2014, con motivo de su proclamación, Felipe VI dijo: "Encarno una Monarquía renovada para un tiempo nuevo". Una frase que Carlos III podría hacer también suya. Ambos reyes tienen la responsabilidad de dar continuidad a dos reinados que cambiaron la historia de sus respectivos países, pero siendo conscientes de que se tienen que adaptar a los nuevos tiempos.

Letizia y Camila Parker Bowles en el Palacio de Windsor, en junio de 2019.

Letizia y Camila Parker Bowles en el Palacio de Windsor, en junio de 2019. Casa Real EP

En lo personal, sin embargo, hay una cosa que les une por encima de todo lo demás: ambos eligieron a las que iban a ser sus compañeras de vida, conscientes de que suponían un desafío para las tradiciones ligadas a sus títulos de herederos al trono. Además, ambos están casados con mujeres divorciados y dichas relaciones causaron mucho revuelo en sus respectivos países por distintos motivos. La boda entre Carlos y Camila, en el año 2005, fue muy cuestionada por toda la sociedad. La primera ceremonia civil de un miembro de la realeza. Mientras que en España muchos pensaban que una reina no podía tener pasado, entre ellos el propio Rey Emérito que aseguraba en el ámbito privado que Letizia iba a ser el fin de la monarquía; en Inglaterra se convirtió en una cuestión de Estado.

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Las dos reinas fueron muy cuestionadas. Letizia por la nobleza española y Camila por los británicos que amaban la figura de Diana. "Ambas han conseguido con un trabajo ejemplar que merecen el respeto de los países a los que representan, que forman un equipo casi perfecto con sus maridos para llevar por el buen camino la monarquía parlamentaria de sus respectivos países", añade la fuente anteriormente citada.

"De aquel té en Clarence House nació una amistad. Carlos y Letizia hicieron buenas migas, se dieron cuenta de que comparten muchas cosas en común, el amor al arte, la preocupación por la alimentación, el medio ambiente… Todo esto se materializó en una visita de la Reina a Inglaterra para inaugurar una exposición en la que ambos disfrutaron mucho", añade.

La última vez que se vieron Carlos III y Felipe VI fue el pasado mes de noviembre, cuando el monarca español visitó Inglaterra con motivo de un acto de la Cámara de Comercio de nuestro país en Londres. El jefe del Estado mantuvo un encuentro privado con su homólogo británico en Clarence House. Durante la cena que se ofreció en honor al jefe de Estado de dicho organismo, el rey español aprovechó para invitar de forma oficial a Carlos III a nuestro país. Si lo hace, ya será una visita de Estado, con todos los honores de un Rey hacia otro Rey.