Miguel Ángel Oliver.

Miguel Ángel Oliver.

LA TRIBUNA

Lo que queda del prestigio de la Agencia Efe

Efe debería pasar a un modelo de negocio por suscripción directa que permitiera a los españoles opinar y exigir contenidos de interés público.

27 diciembre, 2023 02:04

La prensa socialdemócrata anda escandalizada porque lo primero que ha hecho Pedro Sánchez tras formar gobierno es escoger a dedo al presidente de la Agencia EFE. En la empresa pública están sorprendidos con el editorial de El País que exige "decoro institucional" a… ¿Sánchez?

Algunos de los profesionales que respeto en EFE atribuyen el descontento al "fariseísmo". A que el elegido no haya sido, como en anteriores ocasiones de gobiernos del PSOE, alguien del Grupo Prisa.

EFE es una de esas públicas españolas cuya dirección sirve como recompensa a las lealtades políticas de quien mande en la Moncloa.

Pedro Sánchez al término de una rueda de prensa, con Miguel Ángel Oliver a sus espaldas.

Pedro Sánchez al término de una rueda de prensa, con Miguel Ángel Oliver a sus espaldas. EFE

No se escandalizó nadie cuando lo primero que hizo Sánchez en su primer mandato fue escoger a dedo a la presidenta de RTVE hasta que se convocara un concurso, que tardó tres años en llegar.

La primera decisión del presidente entonces no fue sanear la economía española, rebajar la inflación, la deuda pública o el desempleo, resucitar la asistencia médica, incrementar la inversión en I+D o en educación ni explicar por qué en España los salarios están al nivel del año 2000.

Sus primeras decisiones siempre consisten en controlar la narrativa. Sánchez no permite que la verdad de los hechos le juegue una mala pasada

EFE no forma parte de la pendiente resbaladiza, como explicaba Daniel Gascón, que supone colocar a exministros en la Fiscalía General del Estado o en el Tribunal Constitucional. Es tradición que la elección del presidente de EFE se lleve a cabo a dedo por el presidente de turno, del PSOE o del PP.

La agencia nació como propaganda del régimen franquista. Llegada la democracia, lo es del partido en el poder, su presidente, sus ministros, sus embajadores y hasta de los presidentes autonómicos y los alcaldes. 

"En EFE han dejado buen recuerdo aquellos que intentaron actualizar la calidad de los contenidos y diversificar los productos en la era digital"

La presidencia y un puesto en el consejo de administración suponen unos holgados estipendios que se han incrementado este año a pesar de la deuda de EFE.

En 2023, la SEPI concedió 108 millones de euros por "servicio público" a la agencia, cuya gestión arrastra una deuda estructural que ha llegado a los 20 millones de euros, según el Tribunal de Cuentas.

El salario es mucho o poco dependiendo de las ganas de trabajar que tenga el premiado. En la agencia han dejado buen recuerdo aquellos que intentaron actualizar la calidad de los contenidos y diversificar los productos en la era digital. Pero es difícil luchar contra la dulzura de la inercia funcionarial de la casta de EFE. 

EFE es una de esas instituciones para la promoción de lo español cuyas dimensiones y financiación superan la importancia real de España en el mundo. El único objetivo es engrandecer domésticamente esa imagen.

Para empezar, no existe un escrutinio de la calidad de los contenidos ni del sistema de acceso del personal. Por primera vez, Gabriela Cañas había convocado plazas de delegado, pero sólo para el personal de plantilla.

Los autónomos no existen. Cada unidad de trabajo, que son las delegaciones nacionales y extranjeras, opera como un reino de taifa, y su gestión depende del nivel de exigencia profesional de sus delegados. No se reclaman responsabilidades.

A diferencia de otras agencias globales, EFE tiene a menudo como clientes a los protagonistas de sus propias noticias. Gobiernos de dudosa calidad democrática e incluso embajadas, en un desesperado intento de captación de suscriptores. Por eso en el archivo se encuentran fiestas en legaciones latinoamericanas como contenido noticioso. Desde hace poco se ha establecido la decencia de venderlos como contenido publicitario.

La falta de transparencia de EFE es uno de los secretos de su propia supervivencia. En España, sorprende el desconocimiento que el español medio tiene sobre el periodismo. Sobre cómo discernir y ser crítico con hechos que le ayudarán a decidir su opción política.

La mayoría ignora que está pagando de su bolsillo una empresa que presume de tener más de 2.000 profesionales en un centenar de países. No está claro si en esta cifra se incluyen los centenares de autónomos a los que se contrata y paga como a "locales", es decir, como a españoles con derechos laborales de tailandeses o de nigerianos, o que a efectos contables son considerados como "material de oficina".

"Sorprende que, conociendo el funcionamiento de EFE, algunos opinadores se mesen los cabellos por el prestigio de la agencia"

La mayoría de los redactores son escogidos a dedo y enviados a delegaciones en función de lo bien o mal que caigan a los jefes de turno y a sus lazos consanguíneos con algún miembro de la casta de intocables de la estatal.

Otros son becarios elegidos por méritos por alguna de las instituciones que colaboran con EFE. Dependiendo de si caen bien o mal pueden conseguir un contrato.

También es tradición que los delegados se inventen becas para colar a sus sobrinas en alguna delegación. Recuerdo un caso alucinógeno de un becario que llegó a ser delegado casi sin transición. Caía muy bien. 

Ahora también se ha establecido un sistema hereditario para los puestos más precarios, el de corresponsal sin oficina, según el cual el que abandona puede proponer a su sucesor, lo que ha originado un grotesco sistema de pelotas entre la creciente colonia de freelance españoles por el mundo que aspiran a las migajas del erario.

Por cierto, EFE no ha pagado ni un euro de Seguridad Social por la mayoría de estos falsos autónomos durante décadas. A los españoles que trabajan en China, por ejemplo, se les ofrece un "contrato" con una 'agencia EFE' tailandesa para evitar que en caso de conflicto con la empresa puedan ir a tribunales en España.

¿Qué opinan los españoles de estas prácticas? 

Sorprende que, conociendo el funcionamiento de EFE, algunos opinadores se mesen los cabellos por el prestigio de la agencia. El único prestigio que le queda lo sostienen los periodistas de raza que, sin nepotismos y sin medrar por los pasillos del cementerio de elefantes que es su sede en Madrid, viven completamente entregados a su trabajo a pesar de la falta de medios materiales, de las insultantes condiciones de trabajo y del menosprecio del que son objeto por parte de algunos superiores.

Sobreviven entregados a un periodismo autista. Muchos accedieron a la empresa por estar en el lugar y en el momento adecuados, y por tener el conocimiento y el coraje necesarios para sobresalir. Es decir, a pesar del sistema. 

"¿Debería el periodismo ser un servicio público? Entonces, ¿por qué no financiar al resto de brillantes profesionales que no trabajan para EFE?"

Esos profesionales de élite se pueden contar por docenas, siendo generosos. Me consta que algunos se han reído a gusto al escuchar la palabra "prestigio". El jefe inmediato de uno de ellos se pasó años encerrado en su oficina jugando al videojuego The Age of Empires, usando al chófer y otros recursos de empresa para asuntos personales.

El sistema permite la corrupción y el acoso laboral.

Tuve el privilegio de observar durante muchos años el comportamiento de una de estos "profesionales" pagadas por el contribuyente. Acentuaba "fué" y firmaba noticias en lugares donde no estaba. Cuando ganaba el PP se vestía con falda de tablas escocesa, confesaba en público que iba a misa y que Franco no lo hizo tan mal. Cuando lo hacía el PSOE se embutía en una camisa boho tailandesa y se soltaba la melena. Una superviviente nata.

Madrid nunca le exigió responsabilidades.

Los españoles sí deberían exigirlas, tanto por los contenidos como por la gestión de una empresa pagada de su bolsillo. ¿Debería el periodismo ser un servicio público? Entonces, ¿por qué no financiar al resto de brillantes profesionales que no trabajan para EFE?

Pagamos una oficina con varios redactores en Ginebra, Suiza, una de las ciudades más caras del mundo. Desde hace semanas está intensamente dedicada a publicar los ataques contra Gaza. Se encuentra a veinte minutos caminando de la oficina del HD Centre que ha escogido Carles Puigdemont para mediar con el gobierno de Sánchez, y no han dado ni una exclusiva sobre ese asunto de gran interés para los españoles.

La mayor parte de lo que EFE publica va a remolque de lo que su "competencia", la también pública, pero francesa, AFP, ofrece en español. Hasta el monopolio de la lengua ha perdido EFE.

En estas circunstancias, y gracias a la era digital, tal vez sería más justo establecer un modelo de negocio por suscripción directa con el que los españoles pudieran opinar y exigir contenidos que sí son de interés público.

Y cortar así el servilismo de la agencia con la Moncloa.

*** Marga Zambrana es periodista, corresponsal en China desde 2003 y en Oriente Medio desde 2013.

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