El presidente ruso Vladimir Putin visita el Museo de la Victoria en Moscú

El presidente ruso Vladimir Putin visita el Museo de la Victoria en Moscú Reuters

LA TRIBUNA

Rusia es un Estado fallido y Putin, un recluso en potencia

En su proceso de declive, acelerado por su fracaso en Ucrania, a Putin le ha surgido un señor de la guerra que le disputa parte del territorio y el monopolio del poder.

24 junio, 2023 18:07

Según Robert Rotberg, un Estado fallido es aquel en el que el gobierno no controla todo el territorio, donde hay violencia contra la autoridad política y donde hay crimen transnacional. Estos Estados no surgen de un día para otro, sino que poco a poco la capacidad del gobierno se va erosionando, lo cual provoca que surjan señores de la guerra en territorios periféricos para acabar luchando por el gobierno central.

Esto es exactamente lo que está ocurriendo en Rusia. La incapacidad de los gobiernos rusos para gestionar su declive, unido a los errores cometidos en Ucrania, han convertido a Rusia en un Estado fallido. Y a Prigozhin en un señor de la guerra que lucha por convertirse en el nuevo zar.

El presidente ruso, Vladímir Putin, en su mensaje a la nación tras la revuelta de Wagner de este sábado.

El presidente ruso, Vladímir Putin, en su mensaje a la nación tras la revuelta de Wagner de este sábado. Kremlin

Si aplicamos las características del Estado fallido al caso de Rusia, vemos que se cumplen una por una. A día de hoy, Rusia no sólo no controla Belgorod, Rostov ni Lipetsk, sino que desde hace algunos meses hemos visto ataques anónimos contra el gobierno y contra los centros de poder rusos. No hay más que recordar el ataque con drones sobre el Kremlin el pasado mayo.

Por último, desde hace algunos años, Rusia es un estado donde el crimen transnacional es un actor más de la vida política. Por lo tanto, podemos afirmar que Rusia es un Estado fallido al que le ha surgido un señor de la guerra (Prigozhin) que no se conforma con controlar territorios periféricos, y que ahora quiere sentarse en el Kremlin.

Todo esto no hubiera ocurrido si Rusia hubiera gestionado su declive cuando cayó la URSS. Y, sobre todo, si no se hubiera embarcado en aventuras suicidas como las de Chechenia, Osetia y Ucrania.  

Los casi 500 días de guerra en Ucrania sólo han servido para mostrar sus carencias. Para acelerar su proceso de caída y, sobre todo, para dar popularidad y poder a los señores de la guerra que han surgido en Rusia, Kadyrov y Prigozhin.

Si bien el primero parece estar atado, el segundo está totalmente fuera de control. Y desde hace algunas semanas desafía abiertamente el monopolio del poder de Putin.

"Si Wagner abandona sus posiciones para deponer a Putin, los ucranianos aprovecharán la ocasión para hacerse con los territorios ocupados"

Los carteles electorales de Prigozhin inundan Rusia, su popularidad no hace más que crecer entre los rusos y en los últimos días ha desmontado todas las mentiras que esgrimió Putin para justificar el envío al matadero de más de 200.000 rusos. En palabras del líder del grupo Wagner, ni la OTAN va a invadir Rusia, ni Ucrania es nazi ni tampoco hay un genocidio contra los rusófonos. La negación de estos argumentos pueriles ha sido la puntilla para un régimen que se tambaleaba desde hacía meses. 

Ahora los Wagner marchan hacia Moscú abandonando las líneas de resistencia en Ucrania. Si Rusia ha logrado resistir a la contraofensiva ucraniana es por el grupo Wagner, que ha mantenido las posiciones ante la incapacidad del ejército federal. Si estos abandonan sus posiciones para deponer a Putin, los ucranianos aprovecharán la ocasión para hacerse con los territorios ocupados, incluyendo Crimea, lo que supondría no solo el final de la guerra sino también vía libre para que Ucrania entre en la OTAN.

[Quién es Yevgueni Prigozhin: el 'cocinero de Putin' que dirige a los mercenarios de Wagner]

De acabar así, Putin no solo no habría conseguido los objetivos de la "operación especial", sino que él mismo habría provocado ese final que tanto temía: una revuelta interna que acabara con su régimen y con su persona.

Una futura Rusia sin Putin necesitaría del favor de la comunidad internacional para recuperar su posición en el mundo. Al igual que ocurrió en la ex Yugoslavia, la única opción que tendría Rusia sería entregar a Putin al Tribunal de La Haya para que allí le juzguen como lo que es, un criminal de guerra que ha cometido crímenes contra la humanidad.

Así, mientras las tropas federales recogen el armamento de Ucrania para preparar la defensa de Moscú, los Wagner avanzan por territorio ruso con destino al Kremlin y Ucrania se acerca a las puertas de Crimea. La única incógnita que nos queda por desvelar en esta guerra es si Putin prefiere acabar como Milósevic o como Ceausescu.

*** Alberto Priego es profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad Pontificia de Comillas.

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