Tres encuestas curiosamente realizadas a votantes del PSOE, siete a funcionarios enanos que fichan en la mina y se van, nueve a los hombres mortales condenados a morir (de los que sorprendentemente ninguno vota al PP). Y una televisión pública, maniatada, para gobernarlos a todos. Una televisión pública para encontrarlos, para atraerlos a todos y atarlos en las tinieblas de la propaganda en la tierra de Moncloa, donde se extienden las sombras.

Pedro Sánchez , antes de reunirse con el canciller alemán Olaf Scholz en Berlín.

Pedro Sánchez , antes de reunirse con el canciller alemán Olaf Scholz en Berlín. Lisi Niesner Reuters

Pedro Sánchez, sobre el trono del Gobierno, y Tezanos, rey brujo de las encuestas, acaudillando a las huestes. Sánchez que quiere ser Frodo y Sauron a la vez. Gandalf no, porque es muy viejo. A Pedro no se le caen los anillos del poder porque sus círculos son más elementales y directos, casi esquinas.

La metodología del socialismo consiste en atar todo lo que cae al alcance de su mano, ya sean jueces y fiscales o RTVE. Encuestas, presentadores, tertulianos, libros de texto, al primero de los hijos varones de cada familia, y al segundo ya que estamos.

Al socialismo, aquello de la regeneración que pasaba por limitar los mandatos se la trae al pairo.

Pedro aspira a gobernar cien años (o dieciséis como Felipe González). Diecisiete mejor, porque al presidente lo único que le interesan son los récord Guinness. Vive como los adictos a la adrenalina, pero a él sólo le atrae el poder.

Inauguraba ayer el presidente la exposición por los cuarenta años de la llegada al poder de González, y Sánchez, que lleva dos telediarios, ya se estaba comparando con él. Esta necesidad patológica de ser el niño en el bautizo, la novia en la boda y el muerto en el entierro ha terminado con que ahora quiere ser Felipe González en los libros de historia. Pedro Sánchez, presidente del Gobierno de 1982 a 1996 y de 2017 hasta el infinito por la gracia de Dios.

Al socialismo nada le estropea sus planes de estar cien años en el poder. Ni Aznar, ni Feijóo, ni una sociedad descontenta por la inflación, ni mucho menos una economía que está más fría que la relación entre Iñigo y Tamara Falcó. Para eso tiene a Tezanos, que es el autor más importante de fantasía desde Tolkien. Estamos ante un genio y no lo queremos ver. Él y sólo él se merece un Nobel más grande que Moncloa. Me tiene entregado a la saga. Estoy dispuesto a creer, incluso, que el PSOE entero es obra suya. Tezanos de la Puebla.

Y como el PSOE de Pedro tiene estas cosas de ir colocando amigos, uno ya no recuerda si llegó como director del CIS o como cocinero de la Moncloa. Tezanos es el nuevo restaurante de moda en Madrid. Cocina arriesgada con un único plato en el menú: lentejas con Pedro. "Si quieres las comes y, si no, encuesta".

Y así se mantiene el PSOE en el poder, contra las previsiones del Banco de España, contra el descontento de su electorado. CIS tras CIS, aunque sólo sea sobre el papel. Cuando todo se derrumbe siempre le quedará el Centro de Investigaciones Sociológicas y RTVE. "¡Sóloo, mi tesoro!".

Con lo que no contaban es con que las audiencias de Telecinco se despeñasen en picado por la cara norte del Espigüete y pusieran a Vasile, que ha hecho más por el analfabetismo de este país que el socialismo, con las maletas en la calle. Se acabaron los cien años socialistas, sin lvame es probable que Pedro no alcance ni siquiera al próximo año en el poder.