Tecnología

¿Por qué nos duele el costado al correr?

4 febrero, 2016 18:19

Noticias relacionadas

Estás corriendo, acabas de entrar en la recta final del maratón. Te sientes un fiera, un campeón con la increíble sensación de estar casi volando, cuando de repente… Sientes un dolor agudo en el costado, que parece ir a peor con cada bocanada de aire. Son las temidas punzadas laterales, que te obligan a abandonar la carrera hasta que el dolor acaba desapareciendo. Pero no te preocupes, no estás solo.  De hecho, según un estudio realizado en 2015, el 69% de los corredores ha experimentado alguna vez el famoso flato, también conocido como dolor abdominal transitorio, vinculado al ejercicio. De igual modo, este problema suele aparecer con frecuencia en otras actividades deportivas como la natación o el ciclismo. No obstante, y a pesar de ser uno de los dolores más comunes al hacer ejercicio, los investigadores no están del todo seguros de lo que origina esta reacción tan molesta en nuestros cuerpos.

Los posibles responsables del dolor 

Dentro de las posibles causas, encontramos el diafragma. Se trata de un músculo con forma de domo o cúpula situado entre el pecho y el abdomen, que se contrae al tiempo que los pulmones se expanden cuando se llenan de aire. Por el contrario, cuando el diafragma se expande, los pulmones se hacen más pequeños y el aire es expulsado de éstos. Sin embargo, cuando hacemos ejercicio físico intenso, puede que estemos expandiendo este músculo de manera excesiva.

Por ejemplo, al correr, golpeamos continuamente el suelo con los pies al mismo tiempo que exhalamos. En ese momento, el diafragma se encuentra completamente expandido, en su estado de máxima tensión, y esto puede terminar provocando un espasmo. Otra hipótesis es la del movimiento forzado o la moción de “arriba y abajo”. Según ésta, cuando corremos, los órganos pueden estar rebotando dentro del cuerpo, y para evitar que estos se deslicen o descuelguen, los ligamentos se tensan originando así un dolor agudo en zonas como los costados.

Pero la teoría más aceptada gira en torno al peritoneo, una membrana de doble capa que recubre la pared abdominal y encargada del soporte de órganos. Aunque existe un fluido entre ambas capas del peritoneo que impide que éstas se rocen demasiado entre sí, en determinadas situaciones, las capas terminan chocándose y produciendo esa sensación punzante. Esto suele ocurrir cuando se suda excesivamente a causa del ejercicio físico; la deshidratación hace que haya menos cantidad de líquido entre las capas, y el movimiento constante induce al roce de éstas. También sucede al realizar comidas copiosas, cuando el estómago empuja hacia afuera la capa interna del peritoneo.

¿Cómo hacer que el dolor desaparezca?

Sabemos que es un fastidio, pero si te asaltan las punzadas en mitad de un entrenamiento o de una carrera, lo mejor es detenerse por un momento. En la mayoría de los casos, una pausa del ejercicio es más que suficiente para que el dolor desaparezca. Y si lo que quieres es asegurarte de que la situación no se repite, puedes seguir el valioso consejo de tu madre: esperar un tiempo prudencial (no tienen por qué ser 2 horas) después de una comida abundante antes de saltar a la piscina o de salir a correr. 

Fortalecer los músculos del tronco también es una buena idea para reducir el movimiento del abdomen mientras haces ejercicio. Esto supondría un menor esfuerzo para tus ligamentos y membranas internas, lo que ayudaría a su vez a mantener todos los órganos en su sitio. Como siempre, más vale prevenir que lamentar.

Fuente | BJSM