Esto no es cierto y lo único que hacemos es contribuir a su estigma y su malestar, aislándoles y autoconfirmando nuestras propias ideas erróneas. Y la culpa en parte es de los medios de comunicación que hacen gran eco de cualquier problema mental que tiene el que comete un delito, y la verdad es que a los humanos nos gusta pensar que estas cosas pasan por algo, que hay una razón detrás, porqué la violencia gratuita es difícil de entender, es más fácil aceptar una condición excepcional (y que no nos afecta al resto) para sentirnos seguros.

La realidad es que hay que entender un poco de conceptos de probabilidad, porque si bien la saliencia de la noticia es grande, el caso no es representativo del resto de la población de enfermos mentales, pasa un caso de cada muchos y sin embargo generalizamos al grupo entero en base a ese suceso.

A la sociedad le gusta mucho esto de la profecía autocumplida: Creo que eres violento, te aíslo, te estigmatizo, no te ofrezco la ayuda que necesitas y cuando eso te lleve a otro incidente reconfirmaré mi idea. Pues bien, si resultara que en un mes hubiera dos o tres asesinatos diferentes llevados a cabo por personas pelirrojas, ¿Diríamos que los pelirrojos son más violentos? Yo creo que no…

Y es que luego pasa otra cosa, que el que tiene un trastorno mental también es una persona normal, y las personas normales cometen crímenes también, luego se puede dar la coincidencia de un crimen llevado a cabo por alguien con un trastorno mental pero sin que la causa del crimen sea ese trastorno… ¿Pero eso se había planteado?

El estudio

El estudio del que os hablamos hoy para demostrar esta afirmación es el estudio de Jennifer Skeem de la University of California, Berkeley’s School of Social Welfare. Ella y otros investigadores analizaron un subgrupo (extraídos de la muestra de un estudio anterior sobre violencia) de 100 pacientes de alto riesgo que habían estado involucrados en 2 o más incidentes violentos en el año después de haber sido dados de alta de un centro psiquiátrico. La idea con este grupo era analizar si en aquellas personas en cuyos casos la violencia era repetida se podía asociar el estado mental a esos sucesos. Para ello se entrevistó a los sujetos y se les preguntó que sentían y pensaban justo antes de haber cometido esos actos. Se evaluó la perspectiva de amigos y familiares para confirmar los datos. Y resultó que la psicosis solo precedía a la violencia en un 12% de los casos, además frecuentemente precedía solo en un incidente y no más (para aquellos que reincidían en la violencia). En total analizaron una muestra de 305 incidentes violentos cometidos por estos pacientes de alto riesgo psiquiátrico (entre los que se incluían esquizofrénicos, bipolares, trastornos de ansiedad severos y trastornos depresivos).

El estudio afirma que los factores de riesgo para la violencia (acceso a armas, abuso de sustancias, abusos en la infancia, etc…) son compartidos por todas las poblaciones, psiquiátricas y no psiquiátricas. Por supuesto habrá casos de trastorno mental con violencia, pero es que también los hay de violencia sin trastorno mental. Parece ser que el trastorno mental en sí no es un detonante de violencia por sí solo, influye, sí, pero se asocia a otros factores y no es tampoco un porcentaje muy elevado el de casos de violencia detonados por psicosis, al contrario, son más bien pocos, hay factores mucho más relacionados y sin embargo menos temidos.

No olvidemos que este estudio analiza una población de personas ya violentas para ver en qué medida la psicosis desencadenó el incidente, no analiza cuantos del total de personas con trastorno mental son violentas de por sí, es decir en la muestra solo había personas violentas. Y ojo porque hay estudios (como el publicado en “Law and Human Behaviour”) que sitúan los porcentajes de violencia debida al trastorno mental en este tipo de poblaciones (mismo tipo de muestras que la del estudio que hoy comentabamos) en porcentajes mucho más bajos, cercanos al 7%.

Vamos a proporcionar otros datos más generales para iluminar más la idea: De todos los delincuentes encarcelados se estima que solo un 5% sufren trastornos mentales graves (puede subir al 40% si incluimos problemas psicológicos más leves).

Solo entre un 9 y un 10% del total de enfermos mentales graves comete conductas violentas (1 de cada diez es bastante poco…) y en casos de violencia grave las tasas de incidencia son aún más bajas: Un 3-4% del total de enfermos. Estos datos son para adultos.

Y lo irónico es que las personas con trastorno mental suelen ser más a menudo víctimas de la violencia de otros que causantes de la misma.

Fuente: US News, News Center, El Periódico, ABC.

Imagen: Pixabay.