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Confirmado: Los gatos controlan a sus dueños (y no al revés)

5 junio, 2015 10:39

Lo sabemos de sobra: Los gatos son animales peculiares, y mucho más inteligentes de lo que muchos puedan imaginar, aunque otros ya han notado que estos animales están bastante espabilados. Tienen costumbres extrañas, como meterse en cajas, y sabemos perfectamente que de forma similar a los perros nos escuchan, aunque no nos hacen caso. Ahora bien, existe una discusión-burla hacia los dueños de los gatos desde hace muchísimo tiempo: ¿Quién manda, el dueño o el gato?

Gatos: Los dueños y señores del hogar

Aunque para los que hayamos convivido cierto tiempo con uno de estos felinos la respuesta es más que obvia, un estudio nos confirma la evidencia: Obviamente, el control de la relación dueño-mascota, cuando se trata de un gato, lo tiene el gato. Los gatos domésticos controlan a sus dueños mediante un tipo de maullido-urgencia de resonancia, con un tono alto, según los hallazgos de este curioso estudio.

Dicho maullido es una especie de ronroneo mezclado con un grito agudo. Algunos individuos piensan que los ronroneos de los gatos significan felicidad, pero cuando hacen este sonido de mezcla entre ronroneo y grito significa que quieren comida, y resulta que los humanos encontramos este tipo de sonido mixto bastante molesto y difícil de ignorar según el estudio.

Así lo comenta Karen McComb, de la Universidad de Sussex, y responsable del estudio publicado en Current Biology el pasado año 2009:

“La incorporación de un grito dentro de una llamada normalmente implica de forma sutil una provocación de respuesta. Este tipo de ronroneo-grito es probablemente más aceptable para los humanos que un maullido común, el cual podría desembocar en que echemos al gato de nuestra habitación sin más”

La similitud entre los gatos y los gritos de los niños

En investigaciones anteriores ya se había demostrado cierta similitud entre estos gritos de los gatos y los que producen los niños pequeños cuando buscan atención. McComb sugiere que este ronroneo podría tomar cierta ventaja, de forma sutil, sobre los gritos de las “crías” humanas. Además, no son tontos, pues incluyendo un grito en el ronroneo pueden hacer el sonido menos armónico y por ello menos factible de habituarse a él.

Curiosamente, McComb tuvo la idea del estudio por experiencias propias, ya que su gato la despertaba constantemente para hacerla levantarse por las mañanas con un ronroneo muy insistente, y tras comparar experiencias con dueños de otros gatos, se enteró de que su gato no era el único que hacía este tipo de llamada. Así que se puso a investigar.

Diseñar el estudio no fue fácil, pues los gatos no estaban dispuestos a emitir el mismo tipo de grito que hacían con sus dueños frente a individuos desconocidos. Así pues, McComb y sus participantes dueños de gatos se dispusieron a grabar los gritos de sus mascotas cuando pedían comida y cuando no. Se pudieron grabar hasta 10 gatos diferentes.

Posteriormente, se hizo escuchar estos gritos a 50 participantes humanos, algunos dueños de gatos y otros no. Detectaron que, incluso los que no tenían un gato, los participantes eran capaces de detectar qué sonidos eran ese ronroneo-grito agudo más urgente y menos agradable, es decir, detectaban la petición de comida de los gatos.

Eso sí, si se modificaba la grabación omitiendo la parte de grito agudo de la llamada del gato, dejando solo el ronroneo, los participantes calificaban el sonido como menos urgente de forma muy significativa.

McComb cree que este grito tiene mayor agudeza que un ronroneo y que los mismos gatos aprenden a exagerarlo al darse cuenta de su eficacia respecto a la respuesta obtenida por los humanos. De hecho, no todos los gatos lo usan, sino que este grito se produce más en aquellos gatos con una relación más intima entre gato y dueño y mucho menos en hogares grandes, donde podrían pasar por alto estos ronroneo. Curioso, ¿no?

Vía | LiveScience.