Ni andar ni correr. El power walking, que hace muchos años que existe pero que en los últimos años ha ido ganando adeptos (sobre todo en Estados Unidos) por la sencillez de su aplicación y su asequibilidad, consiste en andar de forma enérgica y a buen ritmo. Pues bien, un estudio reciente publicado en la revista Arteriosclerosis, Thrombosis and Vascular Biology indica que esta modalidad deportiva podría ser incluso más beneficiosa que correr.

Según este estudio comparativo, cuando se emplea un gasto de energía similar, correr reduce el riesgo de hipertensión en un 4,2%, mientras que caminar lo hace en un 7,2%. Con respecto al riesgo de colesterol alto, correr supone una reducción del mismo en un 4,3%, mientras que caminar lo hace en un 7%. Finalmente, en cuanto a las enfermedades cardíacas, correr reduce el riesgo en un 4,5%, y caminar, en un 9,3%.

Optimizar los beneficios

Todos andamos cada día, pero cuando lo hacemos no tenemos en cuenta ni la postura ni si lo estamos haciendo correctamente. Una sesión correcta de power walking requiere, no obstante, que se tengan en cuenta muchos factores, desde el ritmo de la respiración a los cambios de ritmo, pasando por la postura y la duración.

Como indica Enrique E. Parra en un artículo de la revista Salud y Corazón, si se realiza de forma correcta, caminar de forma enérgica aporta todos los beneficios habituales asociados al deporte: reduce la presión arterial y los niveles de colesterol, fortalece el sistema inmunitario, previene la diabetes, tonifica los músculos, ayuda a quemar calorías, controla el estrés y mejora el estado anímico.

En este mismo artículo citado se citan consejos y riesgos para una práctica óptima del power walking, así como la frecuencia y duración ideales. Uno de sus beneficios más claros es que no tiene tanto impacto en las articulaciones como correr. Al carecer de la fase de vuelo (uno de los pies siempre está en el suelo), las articulaciones no sufren tanto.

Uso diferenciado de las calorías

El ejercicio regular es esencial para el mantenimiento de la salud, la pérdida de peso y la mejora del estado de salud en general. Tanto caminar como correr proporcionan un buen ejercicio aeróbico. Sin embargo, los mecanismos que funcionan en la pérdida de peso no son los mismos cuando andamos que cuando corremos. Si lo que se desea es perder peso de manera más rápida, lógicamente correr es la mejor opción. Si se quiere hacer de manera sostenida y continuada, caminar es la opción más adecuada.

Fuente | Fundación del corazón, Livestrong, El País