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Descubren el origen cerebral del dolor emocional

16 enero, 2015 16:51

Decepción, desamor, incomprensión, frustración… Son muchos los sentimientos que nos generan esa extraña sensación capaz de matizarse en trastornos psicológicos para nada beneficiosos. La ciencia avanza a pasos de gigante, y cada vez encuentra menos dificultades en buscar el origen de una enfermedad, herida o comportamiento; sin embargo, el mundo de las emociones y sus respectivas respuestas fisiológicas se mantenía hasta el momento como una espina clavada.

No contentos con esta idea, el equipo de investigadores de la Universidad de Colorado han sido capaces de identificar la actividad, de carácter cerebral asociada al dolor emocional. El estudio fue liderado por Tor Wager, que curiosamente llegó a la conclusión de que el dolor emocional activaba las mismas zonas cerebrales que el dolor físico allá por 2013.

El dolor es una experiencia multidimensional

El dolor puede desglosarse en aspectos sensoriales, cognitivos y evaluativos. Sin embargo, la función del cerebro que defina cada aspecto no estaba claramente diferenciada. Para indagar en este conocimiento, el equipo de Wager realizó un experimento en el que se estudió el cerebro de 33 adultos mediante imágenes por resonancia magnética funcional (fMRI).

Durante esta prueba, se les aplicó un fuerte calor en los brazos a los voluntarios de tal forma que pudiesen cuantificar el dolor y la zona del cerebro asociada al mismo. Para poder simular los resultados obtenidos en la MRI, Wager pidió a los voluntarios lo siguiente:

Intentad recrear el sentimiento de dolor que habéis experimentado, buscad sensaciones como una fuerte ráfaga de calor o el frío que hiela los huesos.

Con esto, el equipo intentó comprobar si se activaban las mismas áreas en el cerebro que durante el experimento. La señal era similar, y se comenzó a observar como la corteza prefrontral ventromedial y el núcleo accumbens se iluminaban en la imagen, indicando que ambas zonas respondían a esta recreación.

Además, el estudio ha determinado que la regulación emocional no sigue una ley fija; diferentes tipos de estímulos emocionales influirán en mayor o menor medida, siendo los pensamientos y reflexiones propios poco determinantes para el dolor o las emociones y siendo métodos como el placebo altamente eficaces en el tratamiento del dolor. 

A partir de estos conocimientos se podría tratar lo que hasta el momento suponía un quebradero de cabeza para las entidades sanitarias que intentaban ofrecer un tratamiento eficaz a personas cuyos problemas emocionales les afligían severamente.

Fuente | PLOS biology