Aunque a veces puedan parecer temibles, en realidad la mayoría de los robots son bastante frágiles; por ejemplo, nadie tendría problemas en tirar al suelo a un “gigante” como Atlas o al menos en ponerlo en una postura en la que no pueda continuar. Y mejor no hablemos de sus caros componentes que fallan a la mínima oportunidad ni de los cables que salen de sus cuerpos que quieren engancharse con lo primero que encuentran. Es en esos momentos en los que agradecemos tener un cuerpo “blandito” que nos permita una mayor movilidad y recibir golpes hasta cierto punto.

Ahora un trabajo de investigación conjunto entre miembros de la Universidad de Harvard y la de Cornell pretende llevar ese concepto de “cuerpo blando” a la robótica, y lo ha hecho con un prototipo que es capaz de sobrevivir a todo tipo de castigos como nieve, agua, fuego e incluso ser atropellado por un coche. En realidad se trata de la evolución de un modelo similar creado hace unos años, al que los investigadores han aplicado los últimos descubrimientos relacionados con el movimiento y la protección de sus componentes para crear un “bicho” de medio metro de largo que realmente da miedo.

Capaz de sufrir lo que sea

Por una parte el movimiento ha sido mejorado para ser completamente autónomo y no necesitar cables; el diseño de las patas es neumático, así que antes tenía que estar conectado a compresores de aire que eran los que hacían el trabajo. La nueva versión lleva incluido un compresor de aire propio accionado de manera eléctrica, con una batería que puede durar varias horas; de esta manera es posible enviar al robot en misiones largas que requieran pasar por zonas peligrosas.

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Para esto último, el robot cuenta con una protección de silicona que le permite resistir todo tipo de inclemencias meteorológicas además de evitar daños internos. Se ha probado con temperaturas de 20 grados bajo cero, con vientos de hasta 40 km/h, es capaz de pasar por charcos de cinco centímetros de profundidad, es resistente a ácidos, y es capaz de resistir llamas de metano durante 50 segundos a una temperatura de 2 726 ºC. Le falta poco para ser imparable, y además puede hacer todo esto llevando encima su propio peso, 2.2 kg.

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Mas importante aún es que el coste total de los materiales es de poco mas de 1.100 dólares, lo que abre la puerta a que en el futuro otro tipo de robots reciban esta protección; por ejemplo, si nos imaginamos un Atlas con esta protección, sería capaz de entrar en edificios en llamas junto con bomberos y retirar escombros para salvar vidas, sin peligro de ser dañado en caídas. Aunque eso sí, la visión de un robot semejante puede provocarnos un trauma si acabamos de ver Terminator.

Fuente | IEEE Spectrum