Ya es bien conocido que el ejercicio físico es muy bueno para el corazón. Lo hemos repetido muchísimas veces en este blog, y además lo hemos explicado detenidamente en este artículo.

Hasta aquí todo bien, pero todavía hay mucha gente que cree que se necesitan bastantes horas de deporte para que obtengamos los beneficios saludables que tanto se pregonan. Tal vez por esto hay muchas personas que les da mucha pereza empezar a practicar ejercicio físico, cuando la realidad es bien diferente.

Para abordar esta cuestión, un equipo de investigadores suecos han estudiado en total a 39.805 personas que rondaban entre los 20 y los 90 años de edad.

Al comienzo del estudio, ninguno de ellos había desarrollado ninguna enfermedad cardiaca. Posteriormente, los investigadores analizaron detenidamente el estilo de vida que siguieron cada uno de ellos durante un periodo de tiempo, y finalmente comprobaron cuántos participantes habían desarrollado insuficiencia cardiaca.

La insuficiencia cardiaca es una enfermedad que afecta a una gran cantidad de personas. En esta enfermedad, el corazón no es capaz de bombear toda la sangre que le llega, de ahí que el paciente refiera cansancio y otros síntomas asociados con la acumulación de líquido que no es capaz de bombear el corazón.

Practicando deporte unos minutos al día se obtuvieron grandes beneficios para el corazón

Los resultados fueron evidentes: cuanto más activa era la persona, menor riesgo tenía de padecer enfermedades cardiacas, en concreto la insuficiencia cardiaca. Ahora bien, lo que sorprendió a los investigadores fueron los minutos que dedicaron cada uno de ellos a la actividad física para conseguir estos beneficios.

Los participantes que realizaron más de una hora de ejercicio moderado o 30 minutos con actividades físicas de mayor intensidad al día, redujeron a la mitad la probabilidad de padecer insuficiencia cardiaca.

Como era de esperar, estos resultados resaltan aún más lo peligroso que resulta llevar una vida sedentaria. Desafortunadamente, la única característica que podemos observar a simple vista con una vida sedentaria es el aumento de peso. Desde luego, nos asustaríamos bastante si pudiéramos ver nuestro interior y comprobar lo estropeadas que están nuestras arterias.

Esto último me recuerda al reciente post en el que enlazamos un vídeo que muestra claramente la diferencia entre un pulmón fumador y otro no-fumador. El simple hecho de ver todo esto con nuestros propios ojos nos hace reflexionar inevitablemente sobre el estilo de vida que llevamos.

¿Qué actividades físicas son las que consiguen estos efectos saludables?

Este punto es muy importante aclararlo porque a veces asociamos la actividad física con salir a correr, jugar al fútbol, montar en bicicleta y todas esas actividades de relativa intensidad física. Sin embargo, aunque éstas ayudan bastante a mantener nuestra línea, hay otras que son más saludables de lo que pensamos y, además, muy simples de realizar.

Por ejemplo, sacar a pasear al perro nos asegura unos minutos muy importantes de actividad física. La jardinería es otro ejemplo claro, o realizar algunas tareas del hogar. En realidad, cualquier actividad que aumente nuestra frecuencia cardiaca será muy saludable para nuestro corazón.

En definitiva, cada vez son menos las excusas posibles para tratar de explicar por qué no hacemos deporte. Con tan solo unos minutos al día de actividades que requieran algo de esfuerzo físico (no estamos hablando de correr una maratón), ten por seguro que el corazón te lo agradecerá.

Fuente: American Heart Association