Los embutidos como el salchichón, el fuet, el chorizo o la morcilla son muy comunes en la cocina ibérica, una parte de nuestra cultura y de lo que somos. Aunque en la actualidad cada vez sea mas raro debido al incremento de producción y a los costes, es fácil olvidar que inicialmente estos alimentos estaban embutidos en tripas de cerdo, de ahí el nombre; por supuesto, la higiene y los controles son fundamentales cuando se usan piezas como el intestino que pueden contener bacterias perjudiciales para nuestra salud, pero aun así mencionarlo es algo que puede provocar rechazo entre aquellos que no conocían el proceso de elaboración.

Un alimento muy nuestro

Pues bien, si comerse algo que viene dentro del intestino de un animal te da asco, no nos queremos ni imaginar cómo te sentirás con el nuevo avance que han desarrollado científicos del Instituto de Investigación y Tecnología Agroalimentarias en Girona. Básicamente, se trata de usar bacterias fecales provenientes de bebés humanos para mejorar el fuet.

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Aunque parezca una locura, en realidad no es muy diferente a lo que ya se hace; en el proceso de elaboración de estos embutidos suelen actuar bacterias, ya sean provenientes de la propia carne y elementos usados, o bien añadida en el proceso. Esto provoca una fermentación que después de un proceso de curado es la que le da el característico sabor a los embutidos.

Aprovechando bacterias que ya habitan en nuestro interior

El experimento proveniente de Girona consiste en usar bacterias probióticas en el proceso para aprovechar sus beneficios para la salud, entre los que se encuentran una mejora del sistema inmunitario, contra las infecciones urinarias o contra enfermedades gastrointestinales. Sin embargo, para que hagan efecto las bacterias tienen que sobrevivir el duro camino de nuestro tracto digestivo, y de ahí que se investigue con bacterias salidas de él. En particular, se obtuvieron bacterias de pañales usados por bebés de hasta seis meses de edad, por ser rico en lactobacillus y bifidobacterium, las dos bacterias mas usadas.

El resultado fue un fuet mas sano y que realmente podía mejorar nuestra alimentación, y que además conservaba el mismo sabor característico, según los investigadores. Futuros desarrollos se centrarán en aislar el tipo de bacteria mas beneficioso y los efectos concretos en nuestro organismo.

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Y si se os han quitado las ganas de comer embutido por este artículo, no tengáis miedo, ya que por el momento ningún fabricante se ha interesado en el proceso; así que coged un trozo de pan y vuestra variedad favorita y al ataque.

Fuente | Live Science | Fotos de Wikimedia Commons