Tecnología

El lenguaje secreto de los gemelos

3 octubre, 2013 17:12

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Huelga decir que soy gemela y que por este motivo ayer me llamó la atención el tema del que me gustaría escribir el post de hoy. Huelga decir también que siempre he pensado que los gemelos somos blanco de muchos estudios sobre genética y epigenética, es decir, toda aquella búsqueda científica relacionada con el hecho de que el binomio, idéntico en el momento del nacimiento, se vaya distanciando con el paso de los años en términos de parecido físico y de conducta.

Por este motivo, aunque podría parecer un tanto egocéntrico e interesado, creo que al menos hoy me merezco hablar de nosotros y de cómo adquirimos el lenguaje. Porque cuando uno lee un poco de bibliografía científica aprecia la tendencia a considerar que los gemelos adquirimos con un cierto retraso el lenguaje expresivo (es decir, la habilidad de hacer uso del lenguaje, no de comprenderlo). No recuerdo destacar por esta demora, ni yo ni mi hermana, pero entiendo que algo de cierto debe de haber en esta afirmación cuando casi todos los trabajos de investigación (no muchos, por cierto), coinciden.

Este aparente retraso en la adquisición del lenguaje se da por dos motivos principales, al parecer:

1. Causas ambientales: en los motivos ambientales se esconde la idea de que los gemelos, al ser dos, no reciben la atención individualizada que reciben los hijos no gemelos. Esto se traduce, lógicamente, en una reducción a la mitad de los estímulos externos y en el hecho de que hay menos oportunidades de intercambios verbales con los progenitores. También hay que tener en cuenta que incluso el contacto visual con ellos se ve más limitado al dirigirse siempre a varios niños al mismo tiempo. En este sentido, hay que indicar que algunos estudios sobre gemelos han sugerido que la velocidad y el grado de aprendizaje del lenguaje viene determinada en gran medida por cuanto hablan los padres a cada uno de los gemelos (Rutter y cols., 2003).

2. Idioglosia o criptofasia gemelar: he aquí el motivo del post, porque ayer descubrí por primera vez en mi vida que los gemelos acostumbran a desarrollar un tipo de lenguaje específico para ellos. Se trata, a definición de la Wikipedia, de un “lenguaje idiosincrático, inventado y hablado por sólo una o muy pocas personas. La mayoría de las veces, idioglosia se refiere a “lenguas privadas” de los niños pequeños, especialmente los gemelos”. Al parecer, este idioma “particular” podría ser también un motivo en el retraso de la adquisición del lenguaje. Por las características en las que se desenvuelven desde su nacimiento, los gemelos son capaces de desarrollar habilidades de comunicación no verbal muy elaboradas. Este fenómeno se produce en un 40% de los casos y no es algo preocupante, sino simplemente una manifestación del vínculo y la complicidad entre los hermanos. Sólo debe convertirse en una preocupación si finalmente se entorpece de forma manifiesta el desarrollo normal del habla.

En blog “Somos múltiples” se ejemplifica, sin ir más lejos, un caso extremo de idioglosia. Lo protagonizaron las dos gemelas americanas Grace y Virginia Kennedy (el director de cine Jean Pierre Gorrin lo retrató en el documental Poto y Cabengo en 1979). Estas hermanas desarrollaron y utilizaron un lenguaje propio hasta la edad de 8 años, cuando comenzaron una terapia  para mejorar sus habilidades lingüísticas.

Me gustaría compartir con vosotros otro ejemplo de idioglosia a través de un vídeo que vi hace ya un tiempo y que en ese momento sólo me hizo reír y pasar un buen rato. Ahora lo entiendo mucho más, y un análisis profundo me deja entrever lo complejo de esta conversación. Vislumbro preguntas, afirmaciones, negaciones y quejas. No os lo perdáis:

Hay que recordar que el retraso en la adquisición del lenguaje también se ha relacionado, más allá de los factores de riesgo por el hecho de ser gemelo, con la prematuridad y con ciertas enfermedades genéticas. Que los gemelos estén expuestos a mayores factores de riesgo no implica necesariamente que tengan que desarrollar un lenguaje tardío. Al menos yo no tengo constancia de ello.

Fuente | www.somosmultiples.es