Gracias al lenguaje de signos, las personas sordas pueden comunicarse, tanto entre sí como con los oyentes, en este último caso gracias a los intérpretes, que cada vez son más abundantes.

Sin embargo, la tarea se hace más complicada para los sordo-ciegos; que, como su propio nombre indica, padecen simultáneamente deficiencia auditiva y visual.

En el pasado, estas personas vivían prácticamente aisladas, pudiendo relacionarse y comunicarse con los demás solamente si contaban con la ayuda de intérpretes, que entonces eran más escasos y, para colmo, muy caros de contratar. Por eso, poco a poco se fue desarrollando un nuevo lenguaje que aunaba los movimientos de manos característicos del lenguaje de signos con un contacto directo con el interlocutor, permitiendo que éste, a través del tacto, conociera los gestos que se estaban realizando. Apenas hace unos años que este nuevo lenguaje nació, pero su difusión está creciendo como la pólvora, y no es para menos, teniendo en cuenta su utilidad.

Los sordociegos y el lenguaje táctil que les facilita la vida

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La sordoceguera es la condición padecida por aquellas personas que sufren simultáneamente deficiencia visual y auditiva.

Puede darse por hasta 70 causas diferentes, tanto congénitas (de nacimiento) como adquiridas, pero la más frecuente es el síndrome de Usher, una enfermedad genética que posee una prevalencia de 3’5 de cada 100.000 personas.

Puede darse por hasta 70 causas diferentes, tanto congénitas como adquiridas

No pueden ver ni oír, por lo que no les sirve demasiado aprender la lengua de signos. Sin embargo, el lenguaje táctil sí que es una gran opción para ellos, pues les permite entrar en contacto con su interlocutor, reconociendo a través del tacto lo que quiere decirles, a la vez que ellos también pueden comunicarse.

Unas pinceladas sobre el lenguaje táctil

Corría el año 2006 cuando la antropóloga Terra Edwards decidió saber más sobre la forma en que se comunicaban los sordo-ciegos. Pasó varios años en contacto con una comunidad de estas personas. y pronto fue consciente de la necesidad que tenían de encontrar un modo de comunicarse entre ellos, y también con oyentes y videntes.

Escribió algunas disertaciones sobre el tema , en las que expone cómo, aunque en un principio los recursos existentes para ellos quedaban relegados por los intérpretes, las desventajas que estos conllevaban llevó a que poco a poco el lenguaje táctil se desarrollara por sí solo, a causa de la necesidad.

En un principio puede parecer un idioma complicado, pero en realidad quiénes lo controlan afirman que no es más difícil de aprender que otras lenguas.

Es similar al lenguaje de signos habitual, pero en este caso los gestos se hacen sobre el cuerpo del interlocutor, que contestará del mismo modo.

También se da mucha importancia al contexto, pues los videntes y oyentes podemos añadir a nuestras conversaciones gestos y sonidos que indican cómo nos sentimos o si estamos interesados en el diálogo, pero ellos no pueden. Por eso, entre los movimientos que suelen utilizar aparecen otros como la afirmación, que se representa con un golpecito en la pierna, o la risa, que puede realizarse rascando con suavidad la pierna o el cuello.

Como resultado, se constituye una conversación fluida, similar a la que podríamos llevar a cabo hablando de un modo convencional. Sin duda este avance representa un paso muy importante para la normalización de la vida de estas personas. Y eso es algo muy importante que merece darse a conocer.