Tecnología

Que la tecnología no arruine el amor…

16 mayo, 2013 20:29

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Cierto es. Facebook, el correo electrónico, los sms o la mensajería instantánea pueden ayudar en muchos aspectos cotidianos de nuestra vida. Podemos avisar de forma inmediata de que llegaremos tarde o pedirle a nuestra pareja, mientras compra en el supermercado, que nos compre algo que habíamos olvidado. También podemos robar un beso entre horas o decirnos cuánto nos queremos, o sencillamente recordar a alguien que estás pensando en él o en ella.

Como todo, no obstante, ¿dónde está el límite en el que estos beneficios pueden volverse contraproducentes? Nuevos hallazgos indican que un mal uso de las tecnologías podría llegar a perjudicar ciertos ámbitos de una relación. Investigadores de la Universidad de Oxford han detectado que aquellas parejas que mantienen un contacto excesivo a través de la tecnología tienden a tener matrimonios menos satisfactorios. Parece obvio, pero no está mal que de vez en cuando nos lo recuerden.

Los investigadores analizaron la capacidad más de 24.000 personas con pareja respecto a la denominada “teoría de la multiplicidad de los medios de comunicación” (la capacidad de comunicarse a través de varios canales de comunicación, definida por primera vez en 2005. Entre los medios se incluyeron Facebook, correos electrónicos, mensajes de texto, tweets y mensajes instantáneosm, entre otros canales de comunicación. Según los resultados, las parejas habituadas a utilizar cinco o más canales electrónicos de comunicación mostraron un 14% menos de satisfacción en la relación que las parejas menos conectadas electrónicamente. Las conclusiones de la investigación fueron presentadas en el marco de un simposio sobre el impacto de las redes sociales en la conferencia anual de la Sociedad Británica de Psicología.

La importancia del cara a cara

Pero no todas las “conexiones” generan los mismos efectos. O sea, los mensajes pueden ser positivos o neutrales. No es lo mismo un “nos vemos después del trabajo” o un intercambio neutro de información, que un “¡te amo!”, que transmite un mensaje mucho más positivo y fomenta sentimientos de amor (al menos un poco). Este intercambio de textos traviesos y juguetones de ida y vuelta a lo largo del día tienen, en muchos casos, consecuencias durante la noche… Aun así, el contacto virtual nunca podrá ser un sustitutivo de la unión física y a veces puede empeorar la relación. E aquí cuatro razones para ello:

1. La tecnología facilita que podamos llegar a ser más “agresivos” con el destinatario: la no presencia física provoca que en muchas ocasiones seamos capaces de decir cosas que no diríamos cara cara e, incluso, con ciertos atisbos de agresividad no habitual en muchos. Si enviamos el mensaje después de haber tenido tiempo para pensar y calmarnos, para así moderar la respuesta, probablemente nos ahorraríamos muchos problemas. Una premisa clara debería ser: no digas por mensaje lo que nunca dirías cara a cara.

2. La comprobación constante de “cosas en línea” interrumpe el tiempo de calidad en pareja: las personas que se conectan a través de tantos canales electrónicos con sus parejas pueden estar haciendo lo mismo con los amigos y colegas del trabajo (parémonos a contar por un momento a cuántos grupos de whatsup pertenecemos). Ahí radica el problema. El mantenimiento de todas esas conexiones puede minar el tiempo con el ser amado, porque las interrupciones de los momentos que deberían compartirse disminuyen la intensidad de la conexión.

3. Los vínculos virtuales no pueden sustituir a la intimidad física: un mensaje de texto o un correo electrónico sólo aporta información escrita. No aporta sonrisas, abrazos, risas o el tacto. Por lo general, los sentimientos amorosos con gente importante implican contacto físico, como sencillas miradas el uno hacia el otro, cogerse de la mano o susurrarse palabras bonitas (o subidas de tono). En términos científicos, las miradas directas y el contacto piel con piel estimulan la liberación de oxitocina, la hormona del amor (más en concreto, la hormona relacionada con los patrones sexuales). También neurotransmisor, la oxitocina aumenta los sentimientos de afecto y el sentido de unión con la pareja. Evidentemente, es algo que no puede expresarse  a través de un mensaje de texto.

4. Los mensajes pueden ser fácilmente malinterpretados: los mensajes de texto no incorporan lo que los psicólogos denominan “prosodia” o sonido de las voces (acento, tonos y entonación). Esto puede generar constantes errores de interpretación, y cosas que en principio no llevan ninguna mala intención pueden acabar por generar malos entendidos.

Como conclusión, compartir pensamientos genera una cierta conexión emocional, motivo por el cual, por ejemplo, a muchas parejas les gusta hablar como preludio al sexo. Al mismo tiempo, hablar aumenta el poder de conexión cuando existe además una presencia física, por el hecho de poder mirarnos, escucharnos y tocarnos. Y esto, al menos hasta hoy, no puede transmitirse a través de un mensaje de texto.

Fuente | University of Oxford

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