Sam Altman, CEO de OpenAI, se alía con el diseñador del iPhone, Jonathan Ive.

Sam Altman, CEO de OpenAI, se alía con el diseñador del iPhone, Jonathan Ive.

Aviación y Espacio

Sam Altman quiere tener sus propios cohetes para montar centros de datos en el espacio y competir con Google y Musk

El CEO de OpenAI intentó invertir en una empresa espacial que trabaja en un cohete reutilizable y podría rivalizar en unos años con SpaceX.

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Ciertos movimientos en la industria tecnológica sugieren que no hay energía en la Tierra para la sed que tendrá la inteligencia artificial en el futuro. De ahí que Sam Altman, responsable de ChatGPT, esté tanteando la posibilidad de invertir en cohetes y competir con SpaceX de Elon Musk, entre otros proyectos espaciales en los que se ha mostrado interesado el magnate de la IA.

The Wall Street Journal informa del intento de Sam Altman para adquirir una empresa de cohetes, una nueva oportunidad para desafiar a Elon Musk, con quien mantiene una relación pública tensa. Según esta última exclusiva, Altman contactó con, al menos, un fabricante de cohetes, Stoke Space, durante el pasado verano y las conversaciones se reanudaron en otoño.

OpenAI planteaba realizar una serie de inversiones de miles de millones de capital a largo plazo en la empresa y quedarse con una participación mayoritaria. Stoke trabaja en la construcción de un cohete totalmente reutilizable, un objetivo que persigue toda la industria espacial, incluida China.

Estas negociaciones ya no están activas, según las fuentes cercanas a OpenAI consultadas por el medio estadounidense, pero son una muestra más del interés de Altman por la industria espacial como vía de expansión para su actual papel como desarrollador de inteligencia artificial. "Supongo que gran parte del mundo acabará cubierto de centros de datos con el tiempo", dijo Altman recientemente en un podcast con Theo Von.

El desarrollo, entrenamiento y mantenimiento de la IA y el acceso de millones de usuarios a su chatbot y demás servicios suponen un consumo de computación ingente. De ahí que Altman se haya mostrado interesado en construir centros de datos en el espacio como solución al impacto ambiental que implica esta tecnología en tierra firme.

Sam Altman, CEO de OpenAI

Sam Altman, CEO de OpenAI Europa Press

Desde el espacio orbital, los centros de datos aprovecharían la energía solar para operar, como ocurre con los satélites que se mandan a esta región. Esta idea es compartida por más dirigentes del sector, desde Bezos, pasando por Elon Musk e, incluso, Sundar Pichai de Google.

Aún no se ha conseguido algo así, pero Google y el operador de satélites Planet Labs llegaron a un acuerdo para enviar dos prototipos de satélites con chips de inteligencia artificial de Google a bordo en 2027.

Altman y la empresa que lidera se encuentran en un momento delicado, con Google siendo un rival duro de afrontar, tanto que en las últimas semanas OpenAI ha marcado una línea roja para mejorar ChatGPT tras perder cuota de mercado frente al chatbot Gemini de Google. Esto supone retrasar lanzamientos, incluir publicidad en el servicio y transferir equipos al trabajo del chatbot.

Tampoco se limita a los cohetes el interés de Altman por el espacio, como nuevo destino para sus centros de datos. El magnate responsable de ChatGPT ha invertido en otras empresas más peculiares como Longshot Space, cuya intención es construir un cañón que sirva de sistema de lanzamiento fijo de objetos hasta el espacio y que implicaría un mayor ahorro de coste en la colocación de objetos en la órbita. Ambos proyectos suponen competir con SpaceX por ser transportistas espaciales.

Los caminos de Musk y Altman parecen cruzarse constantemente, de ser socios en el pasado, ahora ambos magnates son rivales en muchos aspectos, principalmente en el desarrollo de sus respectivas IA y chatbots. Altman también fundó recientemente Merge Labs, una startup de interfaz cerebro-computadora que compite con Neuralink de Musk, y OpenAI está desarrollando una red social que podría competir con X, conocida como Twitter hasta que Musk la compró.