
Ilustración del avión espacial Vortex Omicrono
Vortex, el avión espacial que promete vuelos hipersónicos con despegue y aterrizaje en aeródromos convencionales
Dassault Aviation ha presentado en el Paris Air Show este vehículo con capacidad para transportar tripulación y carga a la órbita terrestre baja.
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La compañía francesa célebre por sus cazas de combate como el Mirage o el Rafale, Dassault Aviation, ha vuelto a poner su mirada en el espacio. La empresa ha aprovechado el escaparate del Paris Air Show para presentar Vortex, un avión espacial reutilizable diseñado para afianzar la soberanía europea en el acceso al espacio.
El anuncio se enmarca en un contexto de renovado interés global por los lanzadores reutilizables, un campo dominado hasta ahora por SpaceX, en el que proyectos similares a Vortex como el Dream Chaser se han aplazado de forma indefinida. Con el apoyo del Ministerio de Defensa galo y la agencia espacial francesa (CNES), el proyecto no es solo una apuesta empresarial, sino una iniciativa estratégica para dotar a Europa de una capacidad de lanzamiento competitiva y flexible.
El nombre del avión espacial de Dassault es el acrónimo de Vehículo Reutilizable de Transporte y Exploración Orbital, y su objetivo, muy ambicioso (quizá demasiado). Vortex debe ser capaz de despegar horizontalmente, salir de la atmósfera terrestre, liberar una segunda etapa con carga útil y regresar para aterrizar en una pista convencional.
Vortex, el avión espacial de Dassault Aviation
"Al igual que los aviones civiles y militares de Dassault Aviation, el avión espacial Vortex está diseñado para ser altamente versátil. Contribuirá a transformar los usos del sector espacial y a abrir nuevos campos de aplicación", declaró Éric Trappier, presidente de la compañía, en un comunicado de prensa.
El objetivo es que pueda operar como un avión, eliminando los costes y la complejidad asociados a los lanzamientos verticales y a la recuperación de cohetes en el mar. "En la encrucijada de las tecnologías aeronáuticas y espaciales, Vortex abrirá sin duda el camino a una nueva generación de aeronáutica espacial" afirmó Trappier, subrayando la visión de un acceso asequible "al transporte hacia y desde la órbita, y misiones civiles y militares para una plataforma orbital autónoma".
El empeño espacial de Dassault
La incursión de Dassault Aviation en el sector aeroespacial no es un hecho aislado, sino la culminación de décadas de investigación y desarrollo en el campo de los vehículos espaciales reutilizables. La historia de la compañía está jalonada de proyectos que, aunque en su gran mayoría no llegaron a materializarse, sentaron las bases técnicas y conceptuales de Vortex.
Todo empezó con Hermès, inicialmente a cargo de la agencia espacial francesa (CNES) en los años 70 y adoptado posteriormente por la Agencia Espacial Europea (ESA) en 1987. Fue concebido como la respuesta europea al Transbordador Espacial de la NASA y en él jugó un papel crucial Dassault-Breguet (como se conocía entonces la compañía), contratista principal del vehículo.
Hermès se diseñó para ser lanzado por un cohete Ariane 5 para transportar hasta 3 astronautas y carga útil a la órbita baja de la Tierra. Sin embargo, los elevados costes, las complejidades técnicas y un cambio en el panorama político y de seguridad tras el desastre del Challenger en 1986 llevaron a la cancelación definitiva del programa en 1992, dejando a Europa sin un vehículo tripulado propio.
Una década más tarde, Dassault participó en el proyecto X-38, el programa de la NASA para desarrollar un Vehículo de Retorno de Tripulación (CRV) que sirviera como una especie de bote salvavidas para la Estación Espacial Internacional. De estar operativo, igual le habría ahorrado un disgusto a los astronautas que se quedaron atrapados en la ISS tras el fracaso del Starliner de Boeing.

Diseño de Hermès, el avión espacial europeo Omicrono
El X-38 tenía un diseño sin alas capaz de generar sustentación a partir de la forma de su fuselaje, ideal para la reentrada atmosférica. Dassault aportó su conocimiento en sistemas de control de vuelo y aerodinámica, pero el programa fue cancelado por la NASA en 2002 debido a recortes presupuestarios, dejando otro prometedor proyecto por el camino.
El éxito llegaría finalmente con el IXV (Intermediate eXperimental Vehicle) de la ESA, con Thales Alenia como contratista principal participación de Dassault en el diseño de la forma exterior de la nave. Este vehículo experimental no tripulado, también con diseño de cuerpo sustentador, se lanzó en 2015 en un vuelo suborbital a bordo de un cohete Vega.

Vehículo IXV antes de su primera y única misión Omicrono
Tras separarse del lanzador, el IXV reentró en la atmósfera terrestre a velocidades hipersónicas, maniobró para reducir su velocidad y amerizó con precisión en el Pacífico. La misión se consideró un éxito y permitió a Europa validar por primera vez tecnologías críticas de reentrada, que ahora pueden ser fundamentales para el desarrollo de Vortex.
La nueva carrera espacial
Vortex hereda directamente las lecciones aprendidas del IXV, especialmente en lo relativo al diseño aerodinámico de cuerpo sustentador y a los sistemas de protección térmica necesarios para superar la fase de reentrada a la atmósfera sin sufrir daños.
Sin embargo, introduce una innovación crucial que lo diferencia de sus predecesores: un sistema de propulsión combinado. La idea es utilizar motores a reacción para las fases de despegue y ascenso atmosférico, una solución mucho más eficiente que los cohetes puros en esta etapa inicial del vuelo.
Una vez alcanzada una altitud y velocidad considerables, el vehículo encendería un motor cohete para el impulso final hacia el espacio. Tras liberar su carga útil o acoplarse a una estación espacial —la sucesora de la ISS o alguna de las iniciativas privadas—, el Vortex reentraría en la atmósfera, planeando sin propulsión como lo hizo el IXV, para finalmente aterrizar de forma autónoma en una pista convencional.

Maqueta del avión espacial Vortex en el Paris Air Show Omicrono
Este concepto de "despegue horizontal, aterrizaje horizontal" promete una operativa mucho más ágil y económica a los lanzamientos espaciales, ya que sería similar a la de la aviación comercial, aunque por delante quedan muchos desafíos técnicos y financieros por superar.
El desarrollo de Vortex se encuentra en fase de demostrador, lo que significa que, si Dassault consigue los fondos necesarios a través de un acuerdo con la ESA, los próximos años se centrarán en madurar las tecnologías clave, especialmente la integración del sistema de propulsión mixto y el control de vuelo hipersónico.
Según las previsiones de Dassault, se seguirá un enfoque iterativo, comenzando con el VORTEX-D, un demostrador a escala 1:3. Le seguirá el VORTEX-S, un smart free flyer a escala 2:3, y después el VORTEX-C, la primera variante a escala real, capaz de transportar carga a y desde estaciones espaciales en la órbita terrestre baja. También se ha propuesto una versión tripulada, conocida como VORTEX-M.
De momento, el respaldo del gobierno francés asegura la financiación necesaria para el primer demostrador. En cuanto a la ESA, firmó una carta de intenciones destinada a "desarrollar una relación más estrecha para fomentar conjuntamente el desarrollo tecnológico en ámbitos como los destinos LEO, y en particular en torno a los vehículos orbitales", sin más detalles. En el horizonte, el objetivo de Dassault pasa por realizar los primeros vuelos de prueba antes del final de la década.
El proyecto guarda algunas similitudes conceptuales con el Aurora Mk-II de la compañía Dawn Aerospace, con sede en Países Bajos y Nueva Zelanda. Se trata de un avión espacial suborbital reutilizable diseñado para despegue y aterrizaje horizontal, que ya ha superado más de 50 de prueba en el aire y dispone de certificación para realizar vuelos supersónicos.
Aunque en una escala diferente y utilizando motores cohete desde el principio, con un techo de vuelo de 100 km, el Aurora comparte con Vortex la filosofía de operar desde aeródromos convencionales para aumentar la frecuencia de los vuelos y reducir drásticamente los costes de acceso al espacio. Dawn Aerospace anunció recientemente que el avión está disponible comercialmente y las primeras entregas están previstas para 2027.