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4 proyectos de crowdfunding que fueron el equivalente de tirar el dinero a la basura

Repasamos cuatro proyectos de crowdfunding que fallaron, dejando a los usuarios sin el producto y sin su dinero.

12 mayo, 2016 21:22

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Repasamos cuatro proyectos de crowdfunding que fallaron de manera tan clara que ni siquiera puede decirse que lo intentaron.

El crowdfunding es una cosa muy bonita sobre el papel; en vez de depender de las inversiones de las grandes empresas, el crowdfunding depende del dinero de los internautas para hacer realidad proyectos que nunca hubieran salido de la mente de sus creadores de otra forma.

Por otra parte, es fácil darse cuenta de porqué estos proyectos no consiguieron financiación de la manera habitual: porque la mayoría son demasiado arriesgados, no tienen una base concreta, o directamente son ideas sin ningún fundamento real.

Proyectos de crowdfunding que fallaron estrepitosamente

Todo eso no quiere decir que no haya proyectos de crowdfunding exitosos, porque los hay y muchos. Pero no es menos cierto que cuando un proyecto fracasa, lo hace a lo grande, sin medias tintas. Ya sea porque sus creadores no calcularon bien la cantidad que realmente necesitaban para hacer el proyecto realidad, o porque se encontraron problemas inesperados.

De todos esos proyectos fallidos, estos son los que fracasaron de manera más miserable, y en la mayoría de los casos supone que el dinero no será devuelto a los patrocinadores, ni recibirán el producto.

El reloj más fino del mundo desaparece de nuestra vista junto con el dinero

crowdfunding 1

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El CST-01 llegó a Kickstarter como uno de los proyectos más interesantes del 2013, y eso es decir mucho. Presentado como el reloj más fino del mundo con sus 0.80 mm de grosor, usaba una pantalla de tinta electrónica alojada en un cuerpo de acero inoxidable que le daba un toque elegante.

El proyecto fue uno de los más exitosos del año, recaudando más de un millón de dólares gracias al aporte de 7.600 patrocinadores. Sin embargo, todo ese dinero simplemente no era suficiente para crear un reloj tan avanzado, o al menos eso explicaron sus creadores, Central Standard Time, el año pasado, que buscaron 1.2 millones de dólares más por otras fuentes.

crowdfunding 2

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Eso fue lo último que explicaron. La última actualización publicada en la página oficial de Kickstarter es una notificación de bancarrota en la que se detalla que los bienes de la compañía sólo alcanzan los 30.000 dólares; no dice qué pasó con el millón de dólares, ni qué es lo que llegaron a conseguir con ellos.

Las posibilidades de que alguno de esos 30.000 dólares llegue a los patrocinadores del proyecto es ínfima, ya que están a la cola de todos los acreedores que ganó Central Standard Time en su corta existencia.

El CST-01 es el clásico ejemplo de crowdfunding que aspira a demasiado sin tener muy claro lo que necesita.

Recaudado por crowdfunding: 1.026.292 dólares (899.000 €). Devuelto: 0 dólares.

Pide dinero para una impresora 3D, acaba construyéndose una casa

crowdfunding 3

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La impresión 3D está de moda, pero sigue siendo demasiado difícil e inaccesible para el usuario medio. Así que tiene sentido que un proyecto como Peachy Printer, que prometía una impresora 3D con escáner incorporado por apenas 100 dólares, no tuviese problemas para triunfar en Kickstarter, recaudando 13 veces más de lo que necesitaba.

El proceso de producción fue bastante bien, y los creadores conectaban constantemente con sus patrocinadores, publicando avances en el desarrollo que hacían creer que todo iba bien. Así hasta que un día, el pasado 10 de mayo, se publicó un nuevo vídeo llamado “Big Bad News”.

En él, los responsables del proyecto explicaban que se habían quedado sin dinero. No fue de la noche a la mañana; todo empezó cuando Kickstarter les entregó los 651.091 dólares canadienses (445.225 €) que habían conseguido, y se dieron cuenta de que la empresa no tenía una cuenta bancaria, así que un miembro del equipo, David Boe, se prestó a guardar el dinero en su cuenta personal.

Cuando finalmente la empresa tuvo su propia cuenta, Boe sólo transfirió 200.000 dólares canadienses de los 650.000 recaudados, quedándose el resto. Para marzo de 2014, todo ese dinero había desaparecido, y ahora David Boe tenía una nueva casa, que había construido con lo que el proyecto había recaudado en Kickstarter.

Aunque Boe prometió devolver el dinero con intereses, eso no ha ocurrido, y el proyecto se ha quedado sin dinero para continuar. Llamar “mala noticia” a la malversación del dinero recaudado es tal vez el eufemismo del siglo, y no avisar a los patrocinadores hasta dos años después es ser corto de miras.

Aunque el co-fundador del proyecto ya ha contactado con la policía, y ha animado a los patrocinadores a hacer lo mismo, es poco probable que el dinero aparezca.

Peachy Printer es un ejemplo de lo que pasa cuando el equipo detrás del proyecto no tiene ni idea de finanzas, ni siquiera de cómo guardar el dinero de manera segura.

¿Quieres tu nevera? Entonces paga más

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En su momento Coolest Cooler fue el ejemplo que usaban todos los expertos en crowdfunding para demostrar que, no importa lo alocado que sea tu proyecto, siempre habrá alguien que le parezca la mejor idea de la Historia.

Coolest Cooler no es más que una nevera, aunque probablemente sea la mejor del mundo, con todo tipo de accesorios como una licuadora, altavoces wirelesss, puertos USB, y un diseño ideado para disfrutar mejor que nunca de nuestras bebidas frías.

El éxito de esta nevera fue una sorpresa incluso para sus propios creadores. Al final de la campaña, Coolest Cooler se convirtió en el proyecto de mayor éxito de Kickstarter, consiguiendo más de 13 millones de dólares.

Pero al parecer 13 millones de dólares no son suficientes para crear una nevera. Dos años después de terminar la campaña, sólo un tercio de los patrocinadores había recibido su nevera; el resto, que había pagado entre 165 y 185 dólares, seguía esperando, todo un indicativo de que las cosas no iban bien.

crowdfunding 6

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Algo que se confirmó cuando la Coolest Cooler apareció en Amazon el pasado noviembre por un precio de 400 dólares. Sí, era el doble de cara que en Kickstarter, pero al menos si la comprabas por Amazon la podías tener en un día en tu casa, mientras que si fuiste de los primeros en apoyar el proyecto, al parecer aún no había ninguna nevera para ti.

Los creadores de la nevera intentaron calmar a los patrocinadores asegurando que el objetivo era “mantener las luces encendidas”. Los 13 millones de dólares se estaban evaporando y necesitaban ingresos de algún sitio.

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El colmo de los colmos llegó el pasado abril, cuando los creadores de Coolest Cooler pidieron 97 dólares adicionales a todos los patrocinadores que aún no habían recibido la nevera. Tenían la opción de negarse, claro, pero entonces tendrían que esperar hasta que la venta en Amazon diese beneficios para costear la fabricación de su nevera. Algo que no está claro que vaya a ocurrir nunca.

El resultado es que los usuarios más fieles que apoyaron el proyecto desde sus inicios tienen dos opciones: o sueltan más dinero, o pueden quedarse sin nevera.

El crowdfunding más exitoso de Europa explota justo antes de llegar a la línea de meta

crowdfunding 7

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Zano se presentó como un drone que, pese a caber en la palma de nuestra mano, tenía funciones tan avanzadas como autonomía parcial, y la posibilidad de ser controlado con nuestro smartphone.

La presentación del drone en Kickstarter pronto atrajo todas las miradas y la atención de los medios, sobre todo aquellos que destacaban que el proyecto era europeo, en una época en la que Kickstarter aún no había alcanzado la misma popularidad que al otro lado del charco.

zano drone

zano drone

Gracias a esta atención, consiguió reunir dos millones y medio de libras, unos tres millones de euros al cambio, por lo que la tragedia del final del proyecto, cuando no consiguieron enviar los drones a sus propietarios, fue incluso mayor.

Resultó que las personas detrás del proyecto no tenían los conocimientos necesarios para hacerlo realidad; podían crear un drone o dos, pero producirlos en masa y dentro del presupuesto estaba fuera de sus habilidades.

crowdfunding 8

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Pese a todo, no pidieron ayuda y continuaron, hasta que finalmente consiguieron producir la primera tanda de drones. El problema es que ya no les quedaba dinero, ni siquiera para pagar el envío postal, ni mucho menos para continuar la producción.

De esta manera, los 12.000 patrocinadores se quedaron sin drone y sin dinero, uno de los fracasos más sonados de la historia de Kickstarter. El escándalo dañó tanto la imagen de Kickstarter y del crowdfunding en general, que la compañía tuvo que ordenar una investigación que revelase si en realidad Zano fue un fraude.

Pero no, la investigación sólo desveló que las personas detrás del proyecto no sabían cómo gastar todo el dinero que habían recibido, y lo acabaron gastando mal, ni mas ni menos.