Lamentablemente, los avances tecnológicos pueden usarse, y se usan, para la guerra. Afortunadamente, también hay gente como estos cuatro estudiantes de ingeniería que decidieron usar sus conocimientos para el bien, o mas concretamente, para disparar dulces a todo el que pasase por delante.

El enemigo de los que quieren controlar su azúcar

El objetivo del cañón no es otro que disparar trozos de malvavisco (también conocidos como esponjas, unos dulces muy populares en EEUU) a los incautos transeúntes; sin embargo, no es tan simple como disparar azúcar indiscriminadamente.

Los estudiantes programaron un sistema de reconocimiento facial usando OpenCV para Pytho, para que el cañón apuntase directamente a la boca de la “víctima”. En cuanto al hardware, la mayor parte de la estructura está creada en metacrilato con algunas piezas en aluminio, además de una placa Arduino Uno que hace de cerebro.

Fuente | Confectionery Cannon