Mucho hemos hablado de la nueva generación de consolas, especialmente de la Playstation 4 de Sony y de la Xbox One de Microsoft. Sin embargo, hay un tercer jugador en este partido, pero apenas aparece de vez en cuando. Estamos hablando de Nintendo, que lanzó su consola Wii U antes que sus competidores en un intento de ganarse el mercado golpeando primero. Sin embargo, después de su lanzamiento no hemos sabido mucho de la sucesora de la exitosa Wii.

De la misma manera que su antecesora, Wii U usa hardware algo desfasado con un mando de control novedoso. Con esto Nintendo pretendía atraer a desarrolladores que no quisieran gastar mucho dinero en sus proyectos, y a usuarios que verían como novedoso la adición de una pantalla en el mando, siguiendo la moda de las tablets. Y hay que decir en un principio muchos vimos potencial en su apuesta. Incluso la consola pareció convertirse por un momento en una buena opción para los desarrolladores independientes, con varios títulos lanzados sin una gran compañía detrás. Además, Nintendo prometió nuevas entregas de sus sagas en poco tiempo, lo que aseguraría las ventas de los aficionados de la compañía.

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Avanzamos unos meses, y las cosas no han ido nada bien. Nintendo acaba de confirmar que, en el último trimestre, solo ha conseguido vender 160,000 consolas en todo el mundo. Curiosamente, su antecesora, la Wii original, se vendió mas que la Wii U, con 210,000 unidades en todo el mundo. Se mire por donde se mire, esa es una cifra muy mala, mas propia de una consola en sus últimos meses de vida que de un nuevo lanzamiento. Esto afecta mucho al balance global de la compañía, que empeora un 3.8% respecto al año pasado.

Afortunadamente para la compañía japonesa, las portátiles siguen siendo de su dominio, y aunque las ventas de la Nintendo 3DS también han bajado respecto al año pasado, siguen en torno al millón y medio de unidades vendidas en el trimestre. Además, las ventas de software para la consola aumentaron gracias al lanzamiento de títulos muy esperados como el nuevo Animal Crossing.

Estos datos revelan a una compañía que no sabe muy bien cómo evitar el descalabro. Está claro que a Wii U le faltan juegos, pero hay algo más detrás del fracaso. Muchos apuntan a su nombre y su campaña de marketing, que ha llevado a la confusión a muchos posibles compradores de que realmente se trata de un accesorio para Wii y no una consola independiente. En general, da la impresión de que Nintendo encontró el punto mágico con Wii y simplemente han repetido el proceso esperando los mismos resultados. Pero el mercado actual de los videojuegos no funciona así, y una compañía veterana como Nintendo debería aprenderlo de una vez si no quiere quedar relegada a las portátiles.

Fuente | Nintendo (pdf)