Los sistemas Tor M2K refuerzan el escudo regional.
Minsk y Moscú endurecen el cinturón defensivo del flanco oriental con los sistemas de defensa aérea Tor-M2K
En las capitales de la OTAN, la llegada de nuevos sistemas a Bielorrusia se percibe como otro paso en la creciente saturación del espacio aéreo en el flanco oriental.
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Bielorrusia ha recibido de Rusia un nuevo lote de sistemas antiaéreos Tor-M2K, conocidos como “asesinos de drones”, suministrados por Rusia. La entrega refuerza la defensa de corto alcance de Minsk frente al tipo de enjambres de drones, misiles de crucero y municiones guiadas que se han convertido en sello de la guerra de Ucrania.
Los nuevos sistemas elevan a ocho el número de baterías Tor-M2K operativas en Bielorrusia, frente a las siete con las que contaba hasta ahora. El lote previo había llegado en noviembre de 2024.
El Tor-M2K se instala sobre el chasis bielorruso MZKT-6922 6×6, combinando la tecnología rusa de misiles de corto alcance de Almaz-Antey con una plataforma capaz de alcanzar 80 km/h, desplazar unas 30 toneladas y resistir fuego ligero y fragmentación.
Sobre esta base móvil, el sistema está diseñado para interceptar aeronaves, helicópteros, misiles de crucero, bombas guiadas y, especialmente, vehículos aéreos no tripulados, amenazas que se han convertido en protagonistas de los conflictos actuales.
Un lote de sistemas de defensa aérea Tor-M2K transferidos por Rusia. Ministerio de Defensa de Bielorrusia.
El sistema se caracteriza por su capacidad de vigilancia de 360°, su control de tiro digital y sus misiles de lanzamiento vertical, capaces de alcanzar objetivos entre 12 y 15 kilómetros de distancia y hasta 10 kilómetros de altitud, según la versión del misil.
Otra de sus ventajas clave es la posibilidad de rastrear múltiples amenazas y lanzar varios misiles de forma simultánea, un factor determinante frente a ataques saturados de drones o municiones merodeadoras.
El Ministerio de Defensa bielorruso asegura que las tripulaciones han validado sus capacidades en ejercicios con fuego real, cruciales en un entorno donde los tiempos de reacción se miden en segundos.
Un sistema con décadas de evolución
La familia Tor cuenta con una larga trayectoria operativa. Surgida en los años ochenta en la Unión Soviética bajo la designación 9K330 Tor —OTAN SA-15 Gauntlet—, ha sido sometida a continuas modernizaciones que condujeron a las versiones M1 y M2.
Estas mejoras han ampliado su cobertura radar, incrementado la automatización y perfeccionado la capacidad para interceptar amenazas múltiples, incorporando lecciones extraídas de despliegues reales como los de Siria.
La versión de ruedas Tor-M2K aporta además ventajas logísticas y mayor movilidad en carretera frente al modelo original de orugas, características especialmente valoradas por Bielorrusia para la protección de infraestructuras críticas y unidades desplegadas.
En comparación con otros sistemas
El Tor-M2K representa una filosofía distinta frente a otros sistemas de defensa aérea. A diferencia del Pantsir-S1 ruso —que combina cañones y misiles en un camión pesado 8×8—, el Tor integra en un único vehículo blindado radar, control de tiro y lanzadores, priorizando la reacción rápida y la autonomía táctica.
En contraste con modelos occidentales como NASAMS o IRIS-T SLM, pensados para la defensa de emplazamientos fijos mediante redes de sensores distribuidos, el Tor-M2K está concebido como un sistema “todo en uno”, móvil y autosuficiente, capaz de proteger tanto columnas en movimiento como activos estratégicos reubicables.
Implicaciones para el flanco oriental
Para las capitales de la OTAN que siguen de cerca la evolución militar en Bielorrusia, la llegada de nuevos Tor-M2K se interpreta como un paso más en la progresiva densificación del entorno aéreo en el flanco oriental.
El refuerzo del paraguas ruso-bielorruso de corto alcance no solo incrementa la capacidad de negación aérea en escenarios de crisis, sino que complica cualquier planificación aliada que dependa del empleo de aeronaves tripuladas, drones o municiones guiadas.
Este despliegue añade una nueva capa al entramado defensivo integrado que Moscú y Minsk han ido construyendo desde 2022 y que, en la práctica, consolida un corredor de anti-acceso y negación de área (A2/AD) en la frontera oriental de la OTAN.
En un contexto donde la guerra electrónica, los enjambres de drones y los ataques saturados redefinen el campo de batalla, la incorporación de más sistemas Tor-M2K confirma la intención de ambos socios de preservar una ventaja táctica y tecnológica sostenida frente a cualquier presión occidental.