Un GMLRS es disparado desde el lanzador HIMARS de Lockheed Martin.

Un GMLRS es disparado desde el lanzador HIMARS de Lockheed Martin. US Army

Observatorio de la Defensa

Lockheed Martin entrega el lanzacohetes HIMARS número 750 y acelera la producción en plena guerra de Ucrania

Las nuevas contrataciones han permitido prácticamente duplicar el ritmo de fabricación: de 48 lanzadores al año a 96 en 2024.

Más información: Rusia sube el tono ante el posible envío de misiles Tomahawk de EEUU a Ucrania: cruzaría sus “líneas rojas”

Publicada

Lockheed Martin ha alcanzado un nuevo hito en plena escalada de la demanda internacional de armamento: la entrega del lanzador HIMARS número 750. El sistema, convertido en uno de los símbolos de la guerra de Ucrania por su capacidad para realizar ataques de precisión a larga distancia y cambiar de posición en cuestión de minutos, ha permitido a Kiev golpear depósitos, centros de mando y nodos logísticos rusos situados muy por detrás de las líneas del frente.

Para responder a esa demanda creciente, la compañía ha acelerado la producción en su planta de Camden (Arkansas). Inversiones en automatización, ampliación de la cadena de suministro y nuevas contrataciones han permitido prácticamente duplicar el ritmo de fabricación: de 48 lanzadores al año a 96 en 2024.

El esfuerzo está respaldado por contratos del Ejército estadounidense por valor de 2.900 millones de dólares, orientados a reforzar las capacidades de fuego de largo alcance en un contexto de tensión estratégica global.

“La hoja de ruta para la modernización del Ejército sitúa el fuego de precisión de largo alcance en el centro de la preparación y la ventaja operativa”, subrayó la compañía en su comunicado.

El HIMARS (High Mobility Artillery Rocket System) continúa así consolidándose como uno de los sistemas estrella de la artillería contemporánea: ligero, preciso y adaptable a nuevas generaciones de municiones. La entrega del lanzador M142 número 750 refleja no solo un récord industrial, sino también el peso creciente de este sistema en la configuración del combate a distancia en el siglo XXI.

Un sistema clave para EEUU y Ucrania

El sistema de lanzadores suministrado por Estados Unidos se ha consolidado como uno de los símbolos más visibles y efectivos de la capacidad militar occidental al apoyar respuestas rápidas y de gran impacto sobre el terreno en Ucrania.

Desde su llegada, el HIMARS ha demostrado ser una herramienta indispensable en el arsenal ucraniano, permitiendo ataques precisos y a gran distancia contra depósitos de municiones, nudos logísticos y centros de mando rusos, muchos de ellos situados muy por detrás de las líneas del frente, con impactos precisos y movilidad para abandonar la posición antes de ser detectado.

Actualmente, Ucrania mantiene activos decenas de sistemas HIMARS a lo largo del frente, y aunque Rusia intensifica sus esfuerzos para neutralizar estos lanzacohetes mediante drones avanzados y guerra electrónica, el impacto estratégico de estos sistemas sigue siendo crucial para la defensa ucraniana y la disuasión operativa.

Introducido en 2005, el HIMARS supuso un cambio doctrinal: un lanzador de largo alcance más ligero, aerotransportable y operado por menos personal. Hoy es la pieza central de la estrategia de fuego de precisión del Ejército estadounidense y de un número creciente de aliados, que lo consideran un elemento clave para la disuasión en Europa y el Indo-Pacífico.

“El HIMARS encarna lo que exigen los fuegos modernos: fiabilidad, precisión y capacidad de supervivencia”, afirmó Carolyn Orzechowski, vicepresidenta de lanzadores y misiles de precisión de Lockheed Martin. “Demuestra lo que la industria estadounidense puede lograr cuando innovamos al unísono con las necesidades del Ejército”.

Aumento también en la producción de munición

Junto con los lanzadores, la compañía está incrementando la fabricación de los cohetes guiados GMLRS, la munición principal del HIMARS. La producción anual pasará de unos 8.000 cohetes en 2023 a alrededor de 14.000 en 2025, con previsión de alcanzar más de 19.000 en 2028. Para ello, Lockheed ha añadido proveedores, introducido robótica, fabricación aditiva y un segundo turno de trabajo en la línea de ensamblaje.

La expansión tiene también una dimensión internacional. Australia comenzará a fabricar su primer lote de misiles GMLRS en 2025, gracias a una transferencia de tecnología acordada con Washington. Polonia, por su parte, ha sido invitada a sumarse a la cadena de producción ampliada, reforzando la autonomía industrial europea en materia de defensa.

Preparado para la próxima década

El HIMARS no solo se produce más y más rápido: también está evolucionando. El diseño modular del sistema permite incorporar nuevas municiones sin sustituir el hardware ya desplegado. Entre esas mejoras se encuentran el misil de ataque de precisión PrSM, destinado a aumentar el alcance efectivo, y los cohetes GMLRS de alcance extendido, que amplían la distancia y mantienen la precisión.

“HIMARS fue construido para moverse, disparar y sobrevivir —y para crecer”, insistió Orzechowski. “Estamos trabajando mano a mano con el Ejército para asegurar que el sistema mantenga el ritmo ante amenazas emergentes durante la próxima década y más allá”.

Un impacto global

Actualmente, 14 países operan HIMARS, lo que fortalece la interoperabilidad entre Estados Unidos y sus aliados, especialmente en regiones donde la rivalidad estratégica se intensifica.

Con la producción acelerada, la expansión internacional y la integración de nuevas capacidades, el HIMARS continúa consolidándose como uno de los sistemas de artillería más influyentes del siglo XXI, pieza esencial en conflictos activos y en la arquitectura de defensa global que se está configurando para la próxima década.