El dron de Saildrone junto a un sistema de Lockheed Martin Saildrone
Lockheed Martin apuesta por convertir un velero autónomo en un dron naval de combate equipado con armamento letal
El gigante armamentístico se ha aliado con la empresa Saildrone para explorar la manera de dotar a su vehículo no tripulado con distintos sistemas de armas.
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Lockheed Martin se mete de lleno en el desarrollo de embarcaciones militares no tripuladas. El gigante del mundo de la defensa ha anunciado que trabajará junto a la empresa Saildrone con el objetivo de transformar a sus veleros autónomos en vehículos navales no tripulados (USV) capaces de portar armamento letal. Para tal fin, la compañía planea invertir 50 millones de dólares (43 millones de euros) en el fabricante de las embarcaciones.
Saildrone ha sido durante más de una década uno de los referentes en innovación marítima autónoma. Sus navíos, de siete metros de eslora, combinan propulsión eólica con energía solar. Desde 2017, han surcado más de dos millones de millas náuticas recopilando datos atmosféricos y oceanográficos en los entornos más hostiles del planeta: desde el Ártico hasta el corazón de los huracanes en el Atlántico.
Estos sistemas fueron diseñados originalmente para la investigación medioambiental y la vigilancia climática, al estar equipados con sensores meteorológicos y oceanográficos. Sin embargo, su autonomía, resistencia y bajo coste operativo han captado la atención del sector de defensa.
Desde 2021, la Marina de Estados Unidos ha empleado los USV de Saildrone para misiones de vigilancia y patrullaje. Ahora, bajo la nueva alianza, estos barcos se convertirán en una plataforma adaptable para integrar tecnologías de combate de vanguardia.
Lockheed Martin planea adaptar estos drones para dotarlos de sistemas de armamento letal y sensores militares avanzados, como el lanzador cuádruple JAGM (JQL) y el lanzador vertical Mk70 VLS. El acuerdo prioriza un enfoque de arquitectura abierta, lo que permitirá una integración fluida con el sistema de mando y control de la US Navy.
De acuerdo a los planes que barajan ambas empresas, las primeras demostraciones de fuego real en el agua se prevén para 2026. Si los ensayos son exitosos, los USV armados de Saildrone podrían comenzar a incorporarse a las operaciones de la Armada de Estados Unidos poco después.
Al respecto, la presidenta de Sistemas Rotatorios y de Misión de Lockheed Martin, Stephanie C. Hill, ha subrayado que esta colaboración responde al llamado del presidente Trump para transformar la industria de defensa y acelerar la innovación.
"Estamos combinando las tecnologías comerciales y de defensa más sofisticadas para ofrecer una solución naval letal con rapidez y a gran escala", ha señalado Hill. "La nación necesita esta capacidad para mantener el dominio sobre nuestros adversarios, y nosotros la entregaremos".
Para Saildrone, esta asociación simboliza una evolución natural. Su fundador y director ejecutivo, Richard Jenkins, ha destacado que después de una década perfeccionando la fiabilidad y autonomía de sus plataformas, ha llegado el momento de "complementar los USV con cargas útiles sofisticadas para satisfacer las necesidades de los combatientes".
USV de Saildrone Saildrone
Jenkins ha destacado que el objetivo es dotar a los USV de capacidades de guerra electrónica, antisubmarina, vigilancia y reconocimiento y, en última instancia, efectos cinéticos.
Todo ello se integrará en los sistemas de mando y control probados de Lockheed Martin. En sus palabras, la alianza proporcionará "las herramientas necesarias para transformar las capacidades de nuestras plataformas".
Impulso a la producción
Uno de los pilares del acuerdo es el aprovechamiento de la tecnología comercial para la defensa. Los USV de Saildrone ya operan de manera continua en teatros marítimos globales, incluso junto a unidades navales estadounidenses. Ahora, con el respaldo financiero y tecnológico de Lockheed Martin, la producción de nuevas plataformas será más rápida y escalará con menor riesgo.
La empresa armamentística actuará como integrador principal de la misión, mientras que Saildrone conservará la responsabilidad de la construcción naval. Esta estructura de cooperación busca reducir los plazos de desarrollo y acelerar la incorporación de armamento y sensores de inteligencia artificial en las nuevas plataformas.
Un USV de Saildrone junto a un patrullero de la Guardia Costera de EEUU Saildrone
Más allá del ámbito militar, esta alianza tiene un impacto económico tangible. La fabricación de los nuevos USV se llevará a cabo en los astilleros de Austal USA, en la costa del Golfo de México, generando empleos altamente especializados en sectores tecnológicos y marítimos.
Además, la expansión de la producción podría beneficiar a astilleros e industrias navales de todo Estados Unidos, fortaleciendo la base industrial de defensa. El proyecto encaja dentro de la política industrial promovida por la Casa Blanca, que enfatiza la revitalización de la producción nacional de defensa y la colaboración entre empresas tecnológicas civiles y militares.
En este sentido, la conversión de los veleros autónomos en drones navales marca un cambio doctrinal para las Fuerzas Armadas estadounidenses. Los USV armados prometen operaciones más seguras y sostenibles: pueden permanecer desplegados durante meses sin tripulación, impulsados por energía renovable, mientras proporcionan vigilancia persistente, alerta temprana y capacidad ofensiva.
Equipados con sensores avanzados, inteligencia artificial y sistemas de comunicación encriptados, estos drones pueden realizar operaciones multidominio: detectar submarinos, identificar amenazas en superficie o coordinar ataques con otros sistemas no tripulados. Además, su costo operativo es significativamente menor que el de buques tripulados o aeronaves.
Los USV de Saildrone, diseñados para resistir huracanes y tormentas oceánicas, están especialmente preparados para operar en condiciones adversas. Integrar armamento y capacidades de guerra a esos sistemas significa ampliar la presencia y alcance de la Navy sin exponer vidas humanas.