Lanzamiento del satélite Spainsat NG II a bordo de un cohete Falcon 9 SpaceX
España se ubica a la vanguardia de la industria espacial con su nuevo satélite militar: "La OTAN y EEUU están encantados"
El Spainsat NG II ha sido lanzado al espacio a bordo de un cohete de Elon Musk. El satélite brindará comunicaciones seguras a los países de la OTAN.
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De pronto, a las 21:30 horas (3:30 en España), volvió a hacerse de día en Cabo Cañaveral. Al llegar a cero la cuenta regresiva, los nueve motores del cohete Falcon 9 de la empresa SpaceX, propiedad del magnate Elon Musk, rompieron la tranquilidad de la noche con un ruido ensordecedor y fueron iluminando el cielo nocturno del Centro Espacial Kennedy a medida que la aeronave ascendía rumbo hacia las estrellas. A bordo iba el mayor y más avanzado satélite jamás construido en España; el objetivo, marcar un antes y un después para la industria espacial nacional. El lanzamiento ha sido todo un éxito.
34 minutos después del despegue, el Spainsat NG II, la segunda unidad de la nueva pareja de satélites de comunicaciones del Ministerio de Defensa, se ha soltado del cohete que lo ha inyectado en el espacio y, unos minutos más tarde, ha enviado una señal a tierra para confirmar que todos sus sistemas se habían activado correctamente.
Pese a los problemas técnicos registrados en el Falcon 9 el día anterior, que obligaron a posponer 24 horas el lanzamiento para que los ingenieros de SpaceX pudieran solventar el inconveniente, este viernes todo ha salido tal como estaba previsto. Dos minutos y 49 segundos después del despegue, a unos 70 kilómetros de altitud, la segunda fase del cohete activó su propulsor y continuó empujando al Spainsat NG II hacia el espacio.
En esta oportunidad, la compañía de Musk sabía que no sería viable recuperar el cuerpo principal de su lanzador para su reutilización -como ocurre normalmente en los lanzamientos de los minisatélites de Starlink- dado el peso del sistema español: las seis toneladas del Spainsat NG II precisan de todo el empuje del cohete durante el mayor tiempo posible, obligando al Falcon 9 a ir más allá de la altura límite que le permite un retorno sin mayores daños.
Ahora, el satélite comenzará una travesía de algo más de cinco meses hasta su órbita final, a 36.000 kilómetros sobre la superficie terrestre. A esa misma altura ya se encuentra completamente operativo el primer sistema del dúo satelital, el Spainsat NG I, que fue puesto en órbita, el pasado enero, también desde las míticas instalaciones de la NASA en el estado de Florida.
Ambos satélites están concebidos para brindar servicio de comunicaciones ultraseguras a las Fuerzas Armadas, especialmente durante su despliegue en las 15 misiones internacionales en las que participa España, muchas de ellas bajo bandera de la OTAN.
De hecho, gracias a los Spainsat NG, España se une al reducido club de naciones que cumplen los exigentes estándares de seguridad de la OTAN en materia de comunicaciones satelitales, compuesto hasta ahora por Estados Unidos, Reino Unido, Francia, Italia y Luxemburgo.
Lanzamiento del satélite Spainsat NG II a bordo de un cohete Falcon 9 SpaceX
"Tanto la OTAN como la administración de Estados Unidos están encantados de contar con más capacidad y con unos satélites tan avanzados como estos", ha destacado Basilio Garrido Gómez, jefe de Programa y Operaciones de Hisdesat, la empresa responsable de gestionar la construcción de los sistemas y de operarlos una vez en el espacio.
Garrido ha asegurado que, pese a las críticas de Donald Trump contra el Gobierno español por no comprometerse a elevar el gasto en defensa al 5% del PIB, tal como acordaron todos los socios de la Alianza en junio, no ha habido ningún inconveniente para acceder a las instalaciones de la NASA y no ha existido traba alguna por parte de la administración estadounidense. "Ha sido exactamente igual que la campaña anterior, sin ninguna modificación", ha señalado.
La envidia de Europa
Desde Hisdesat no dudan en afirmar que sus satélites son los más avanzados de toda Europa y que compiten de tú a tú con los sistemas desarrollados por Estados Unidos. Los SpainSat NG se han diseñado para ofrecer comunicaciones encriptadas, resistentes a ciberataques e interferencias, tanto a clientes civiles como militares y gubernamentales. Estas capacidades se apoyan en un conjunto de antenas activas y sistemas avanzados de protección que operan en las bandas X, Ka militar y UHF.
"No es nada fácil tener tres bandas operativas en el mismo satélite, es muy complicado, y lo hemos conseguido. Hemos acertado plenamente. Ahora mismo, no hay nadie en el mundo que tenga la capacidad que nosotros tenemos", ha afirmado Garrido. "De hecho, hay ya gente que nos está copiando ese modelo como, por ejemplo, los alemanes, que están desarrollando ahora un programa muy parecido al nuestro".
Satélite SpainSat NG 2 en vertical dentro de la sala blanca Toulouse (Francia)
Los nuevos satélites pueden adaptarse dinámicamente a cambios en las condiciones orbitales o a intentos de interferencia, gracias a su propulsión eléctrica y su diseño reconfigurable en órbita. La vida útil estimada de ambas naves es de 15 años, lo que asegura su operatividad hasta aproximadamente 2040.
Su desarrollo ha sido posible gracias a un esfuerzo conjunto del sector aeroespacial español, que ha asumido cerca del 50% del diseño y la fabricación de los satélites. Las filiales nacionales de Airbus Defence and Space y Thales Alenia Space han encabezado el trabajo técnico, incorporando innovaciones sin precedentes en la protección frente a ataques electrónicos y fenómenos nucleares a gran altitud.
Los SpainSat NG I y II, con una altura de siete metros y una envergadura de 43 m (con los paneles solares desplegados), han sido construidos sobre la plataforma Eurostar NEO de Airbus. Juntos brindarán servicios en 2/3 del planeta: desde la ciudad de Detroit, en Estados Unidos, a Singapur. Asimismo, existe la posibilidad de desarrollar un tercer satélite para cubrir el océano Pacífico.
El proyecto ha requerido una inversión global cercana a los 2.000 millones de euros y se ha llevado a cabo durante más de cinco años. La pandemia de Covid-19 y la guerra de Ucrania supusieron desafíos importantes, como la necesidad de sustituir el propulsor originalmente diseñado en Rusia por un nuevo sistema de fabricación europea. A pesar de los contratiempos, el programa ha sido culminado con éxito y ahora sitúa a España a la vanguardia tecnológica mundial.