El salto de la inteligencia militar a la corporativa: una realidad creciente en España

El salto de la inteligencia militar a la corporativa: una realidad creciente en España

Observatorio de la Defensa

El salto de la inteligencia militar a las empresas: el conocimiento y experiencia de las fuerzas armadas es "oro molido"

Cada vez más, la empresa privada incorpora perfiles y metodologías castrenses para anticipar riesgos y reforzar su competitividad.

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La incertidumbre geopolítica y la creciente competencia en el mercado global están llevando a las empresas españolas a explorar nuevas fórmulas para anticiparse y tomar decisiones más acertadas. En este escenario, la formación y experiencia del personal militar en el ámbito de la inteligencia es un recurso estratégico de gran valor para el mundo empresarial.

El trasvase de la inteligencia militar a la corporativa ya no es una posibilidad futura: es un hecho en plena consolidación. El sector de la defensa y la seguridad se ha convertido en una fuente de inspiración para la empresa privada en un terreno cada vez más crucial: la gestión de riesgos y la anticipación en un escenario global marcado por la incertidumbre.

Cada vez resulta más evidente la presencia de exmilitares en el tejido empresarial español. Encontrar grandes compañías del sector de la defensa —como Indra, Airbus, Santa Bárbara u Oesía— que no cuenten con profesionales procedentes de las Fuerzas Armadas es una rareza. Su experiencia y formación han traspasado el ámbito castrense para consolidarse como un activo de valor en el mercado laboral civil.

Estos perfiles, cada día más demandados, han empezado a ganar protagonismo en sectores tan dispares como la energía, la construcción o las finanzas. Allí aportan una visión estratégica forjada en entornos de alta exigencia, donde la toma de decisiones bajo presión y la gestión del riesgo resultan determinantes.

La empresa privada, consciente de este potencial, ha comenzado a incorporar metodologías propias de la seguridad nacional, como el análisis prospectivo, la gestión estratégica de la información, la ciberinteligencia o la simulación de escenarios. Técnicas antes reservadas a contextos militares se han convertido hoy en herramientas clave para anticipar crisis, reforzar la competitividad y asegurar la sostenibilidad de los negocios.

Para Virginia Ródenas, directora del Postgrado de Inteligencia Económica y Seguridad de la Universidad Pontificia Comillas ICAI-ICADE, "la presencia de profesionales con formación militar en el sector privado no es algo nuevo, ya que lleva años produciéndose”, aunque recalca que hoy vive “un pleno auge por la aceleración geopolítica actual y la creciente competencia global”.

Ródenas, asegura a EL ESPAÑOL que la inteligencia debe entenderse "como la herramienta de innovación más importante". Una práctica históricamente vinculada a los ejércitos —basada en la obtención rigurosa de datos, el análisis contrastado y la anticipación— que ahora se revela como "la fuente original de lo que necesitan las empresas para tomar las mejores decisiones en entornos inciertos, volátiles y nebulosos".

"Oro molido"

A su juicio, se trata de "oro molido: saber exactamente qué información hace falta, validarla frente a la proliferación de fake news o informaciones falsas premeditadas, y convertirla en ventaja competitiva mediante la anticipación".

La experta destaca, además, el valor diferencial que aportan los perfiles con experiencia militar: "una experiencia real incalculable en entornos globales, complejos y cambiantes; un manejo experto de información crítica; disciplina analítica; y una visión operativa única".

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"Los perfiles militares aportan una experiencia real incalculable en entornos globales, complejos y cambiantes; un manejo experto de información crítica; disciplina analítica; y una visión operativa única".

Un capital humano que, recuerda, países como Estados Unidos incorporan "masivamente al sector privado, donde son muy demandados por sus conocimientos y amplia formación".

En este sentido recuerda que "la Inteligencia Artificial no sustituirá a los analistas humanos. Aunque mucha gente crea que es la panacea, la inteligencia artificial solamente recoge lo que ya está publicado o lo que existe forjada en Internet". Ahí entran los obtenedores de datos y los analistas, quienes exploran, validan y contextualizan esa información crucial.

"Las grandes empresas y multinacionales españolas son conscientes de lo que está en juego si no disponen de unidades de inteligencia, y por eso han apostado decididamente por ellas", subraya Ródenas.

Prospectiva

Otro aspecto relevante es la prospectiva: "Muchas compañías cuentan con departamentos dedicados a diseñar escenarios futuros, alineados con planes estratégicos e inversiones a largo plazo, ya que no se trata de decisiones 'de hoy para mañana'".

En el ámbito de la construcción y las infraestructuras, hay equipos de varias personas trabajando exclusivamente en anticipación y en la creación de futuros deseables. "La prospectiva es una parte integral de la inteligencia y es clave para que las empresas sepan hacia dónde ir y asegurar su victoria".

Por su parte, el coronel Emilio Sánchez de Rojas, consultor de proyectos de la Unión Europea y exconsejero de Defensa en la OSCE, con amplia experiencia internacional en seguridad y terrorismo, y con mando en misiones clave —jefe de inteligencia en el Líbano en 2008 o en Sarajevo— asegura que “metodologías, marcos de análisis y prácticas de evaluación de riesgos nacidas en los estados mayores se están adaptando a la empresa, especialmente en sectores tecnológicos, defensa, finanzas e inversión”.

Los nuevos entornos geopolíticos, marcados por la volatilidad, acrecientan esta necesidad. “Incertidumbre y riesgo son conceptos íntimamente relacionados e intercambiables, especialmente en el contexto actual desde la presidencia de Donald Trump y otros actores".

La importancia de la inteligencia

En el ámbito militar, "el tratamiento del riesgo es estructural al planeamiento de operaciones; eso mismo hoy es clave en empresas que operan en entornos volátiles. La metodología es la misma, aunque cambien los riesgos y las herramientas modernas”, sostiene Sánchez de Rojas.

Para el coronel, la clave está en la centralidad de la inteligencia: "En el ámbito militar, todo planeamiento empieza y termina con la inteligencia. Esa lógica es perfectamente trasladable: conocer la situación propia y comparativa con la competencia, fijar objetivos y anticipar escenarios probables, incluyendo el conocimiento del ‘otro lado de la colina’ y la previsión de futuribles. No se puede planificar en el vacío; la inteligencia es esencial para decidir".

Un soldado del Regimiento de Guerra Electrónica 31 maneja información integrada en un monitor portátil durante el ejercicio Atlas 21.

Un soldado del Regimiento de Guerra Electrónica 31 maneja información integrada en un monitor portátil durante el ejercicio Atlas 21. FUTER

Asimismo subraya que no se trata de una transferencia unidireccional —del mundo militar a la empresa—, para él, "hay ósmosis. La planificación civil también ha influido en la militar, lo que demuestra que no es un camino de una sola dirección, sino un trasvase de información".

Algo que también subraya el coronel en la reserva Ángel Segundo Gómez, especialista en inteligencia militar con experiencia en la OTAN —donde fue “deputy programme manager (o director adjunto) del programa aliado de vigilancia persistente desde el Espacio”y en misiones internacionales, hoy operational lead en la división de Inteligencia, Vigilancia y Reconocimiento de GMV S&D, analiza para El ESPAÑOL "cómo la transferencia de metodologías de inteligencia al sector privado está ayudando a configurar la manera en que las empresas reducen incertidumbre y gestionan riesgos y se preparan para un entorno global marcado por la incertidumbre".

"La transferencia de conocimiento y metodologías desde el ámbito de la inteligencia militar a la corporativa es hoy una realidad en auge”, afirma. Ángel S. Gómez observa que "se está produciendo un acercamiento y hay una creciente conciencia en el mundo empresarial de todo lo que se puede aprender de la experiencia previa de las Fuerzas Armadas, las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado y, en general, de las agencias gubernamentales".

Un proceso, añade, "que está ya muy avanzado y es una realidad".

Externalización de servicios críticos

Pero esta relación no es unidireccional. El coronel subraya que también las administraciones y organismos internacionales "se están dando cuenta de sus limitaciones, a menudo por la escasez de recursos, lo que está llevando a un fenómeno interesante: la externalización de ciertos servicios, no solo de adquisición de datos, sino también de la explotación y el análisis en el ámbito de la inteligencia y la seguridad".

Este cambio no es nuevo. "Del mismo modo que hace años se externalizaron servicios críticos en las Fuerzas Armadas, como ciertas actividades logísticas (transporte o alimentación en campaña) o la seguridad de instalaciones, ahora se está haciendo en un campo tan sensible como la inteligencia. Ya se están adquiriendo datos y servicios de análisis en el mercado; la propia OTAN lo está haciendo", explica a El ESPAÑOL.

Reconoce que "la aceleración de los conflictos internacionales ha agudizado este escenario". Según afirma, "el volumen de información y de datos disponible ha sometido a las agencias oficiales a un enorme estrés, poniendo a prueba sus capacidades, dado que los recursos humanos y materiales son limitados".

"Recientemente, hemos visto noticias de un ciberataque a una compañía que podría estar relacionado con un contrato ganado con la OTAN. Hay riesgos tanto para quien externaliza como para quien da el servicio a las Fuerzas Armadas, la OTAN o la Unión Europea. Administraciones, Fuerzas Armadas e industria deberán trabajar juntas para minimizarlos".

Estoy convencido —recalca— de que "la colaboración público-privada va a ir aumentando también en este campo”.

Para este experto, "el conocimiento y experiencia que acumula la inteligencia militar ofrece a la empresa un valor estratégico difícil de igualar". Y añade que "las Fuerzas Armadas cuentan con una tradición sólida de operar a gran velocidad para comprender el entorno y respaldar tanto el planeamiento como la ejecución de operaciones, incluso bajo una fuerte presión de tiempo".

Esa experiencia, concluye, "resulta especialmente útil hoy en la inteligencia económica y competitiva, cuando las compañías afrontan también la “confrontación geoeconómica mundial”.