Caza J-10
Irán se fija en China para su estrategia aérea militar: quiere comprar cazas J-10C y nuevos aviones de alerta temprana
Ante los ataques de Israel y EEUU, el régimen de los Ayatolás pretende reforzar su Fuerza Aérea, uno de los puntos más débiles, con sistemas chinos.
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Solo unos días antes de la Operación Martillo de Medianoche ejecutada por EEUU, Israel consiguió atacar bases aéreas de Irán donde estaban aparcados algunos cazas, provocando la baja de varios F-14, aeronaves de antes de la revolución cuando todavía Teherán mantenía la relación con Washington DC.
Desde Tel Aviv anunciaron el control de una buena parte del espacio aéreo del país, que a la postre fue empleado por EEUU para su bombardeo y sin que los cazas iraníes tuvieran mucho que hacer.
Y es que, a pesar de contar con una fructífera industria de drones, la rama de sistemas tripulados iraní se encuentra basada en aviones americanos y rusos con varias décadas a sus espaldas. Algo que desde Teherán parece que tienen el objetivo de cambiar en el corto plazo. Y como aliado han elegido a China.
El caza multipropósito Chengdu J-10 Omicrono
El ministro de Defensa de Irán ha estado estos últimos días en China con el objetivo de iniciar una serie de conversaciones de alto nivel para el refuerzo de la rama aérea militar del país. Encima de la mesa, según recoge Army Recognition, están los cazas Chengdu J-10C y aviones de alerta temprana.
El acercamiento de Irán a China para la adquisición de aeronaves supone un cambio importante en la estratégica diplomática de los Ayatolás, que hasta ahora habían confiado en Moscú para estos programas.
De hecho, el pasado enero se confirmó la compra de un número indeterminado de ese modelo de Sukhoi, aunque se desconoce cuándo Teherán comenzará a recibirlos. Otra de las alternativas para Irán es el JF-17, fabricado en Pakistán y basado en el J-10 chino.
Otro de los aspectos clave que ha podido precipitar la decisión por el caza chino es el último enfrentamiento de India y Pakistán. Estos últimos cuentan con una flota de J-10C y, según los informes, consiguieron derribar al menos una unidad india del Rafale de fabricación francesa empleando un misil de largo alcance.
Caza chino en Irán
El desarrollo del J-10 respondió a la necesidad de Pekín de poder competir con los F-16 estadounidenses y los MiG-29 soviéticos, en una época en la que China era totalmente dependiente de tecnología extranjera para su aviación militar.
La cúpula militar encargó a Chengdu el trabajo. El primer vuelo registrado de un J-10 se efectuó en 1998 y entró oficialmente en servicio en 2007. Desde entonces, más de 600 unidades han salido de la línea de producción y la compañía ha creado algunas variantes y actualizaciones.
El caza Chengdu J-10 en acción
La última gran actualización es la correspondiente con el J-10C, que incorpora algunas mejoras importantes en sistemas clave como el radar de apertura electrónica o el propulsor. Esta último fue un quebradero de cabeza para los ingenieros chinos, que hasta esta versión debían recurrir a motores rusos.
Como cliente extranjero, Irán tendrá acceso al J-10CE, la versión de exportación del caza al igual que Pakistán. En los últimos tiempos se ha rumoreado con la posible compra por parte de Egipto, esencialmente después de que se hicieran unas maniobras conjuntas en abril, Indonesia o Bangladesh. También por parte de algunos países de África donde China tiene cada vez más peso.
El peso máximo al despegue del JC-10 es de 19.227 kg, y su actual planta motriz es un motor WS-10B turbofán de postcombustión. Este le permite alcanzar una velocidad máxima de Mach 1,8 (el equivalente a 2.222 km/h).
Más allá de la plataforma, uno de los puntos clave del J-10C es que puede equipar el misil PL-15. Esta munición ha sido la responsable del derribo del caza Indio, de fabricación francesa, por parte de Pakistán hace unas semanas.
J-10C
El PL-15 es una de las armas aire-aire más avanzadas de cuantos tiene China y, hasta el enfrentamiento pakistaní, no se conocía realmente su potencial. Haber demostrado poder atacar con solvencia un caza occidental le ha permitido colocarse en el radar de algunos países.
Es un misil de largo alcance, con un rango superior a los 300 km, un radar AESA para localizar objetivos y motor cohete de doble impulso.
El J-10C dispone además de capacidad de atacar a objetivos en la superficie. Es compatible con el misil KD-88, con un alcance de hasta 200 kilómetros, y el misil antirradiación YJ-91, que alcanza velocidades supersónicas y es una potente amenaza para los grandes buques de superficie
KJ-500
Si bien no ha trascendido el modelo de la aeronave de alerta temprana (AEW&C) en la que está interesado Irán, China lleva ofreciendo varios años a sus potenciales compradores el KJ-500.
La aeronave cuenta con un radar situado en una plataforma sobre la parte central superior del fuselaje. Este sistema es el responsable de la detección y monitorización de amenazas aéreas enemigas, una información que luego se traslada al centro de mando para que asignen las medidas necesarias.
KJ-500 aterrizando
Está compuesto de un sistema de tres radares AESA mucho más avanzado capaz de proporcionar cobertura en los 360 grados de la aeronave. Se desconoce la cobertura radar, pero sistemas similares modernos pueden alcanzar los 400 kilómetros de radio.
Algunos reportes indican que cuenta con capacidad de guerra electrónica a través de la denegación activa del espectro radioeléctrico a los enemigos mientras proporciona protección contra este mismo tipo de ataque a fuerzas aliadas.
Cada uno de los KJ-500 tiene una tripulación de 24 personas y los últimos datos indican que China cuenta con más de 17 unidades operativas. Aunque se desconoce el número de forma oficial.