Karen Alarcón, médico digestivo.

Karen Alarcón, médico digestivo.

Salud y Bienestar

Karen Alarcón, médico digestivo: "Desayunar fruta es un error. Eleva los picos de glucosa y aumenta el hambre"

A pesar de que el azúcar de las frutas no se asocia a efectos negativos, cuando se consume con el estómago vacío puede ser perjudicial.

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Las frutas son esenciales. Según la Fundación Española del Corazón, proporcionan un importante aporte vitamínico (vitaminas A, C, B1, B2, B6, ácido fólico) y mineral (potasio, hierro o calcio). Además de contener fibra, principalmente celulosa y pectinas.

Sin embargo, a pesar de sus beneficios, hay que tener presente que las frutas también aportan grasas y azúcares. Este último es el que, en cierta forma, preocupa a algunos nutricionistas.

La Organización Mundial de la Salud (OMS), considera los azúcares de la fruta como intrínsecos, por lo que no lo asocia a efectos negativos. Sin embargo, hay momentos del día en los que pueden afectar de manera diferente, como, por ejemplo, a primera hora de la mañana. Así lo ha explicado la gastroenteróloga endoscopista Karen Alarcón.

Por qué no desayunar fruta

El azúcar presente en las frutas, conocido como fructosa, forma parte de una matriz alimentaria compleja que incluye fibra, vitaminas, minerales y antioxidantes.

A diferencia del azúcar añadido en productos procesados, el presente de forma natural de las frutas tiene un impacto diferente en nuestra salud debido a este contexto nutricional.

Estos azúcares están presentes de manera natural en el alimento, acompañados de fibra que amortigua su efecto en el organismo y hace que se absorba lentamente.

Sin embargo, este efecto es diferente cuando se da con el estómago vacío. Según la gastroenteróloga endoscopista, "desayunar fruta puede elevar los picos de glucosa y provocar más hambre a lo largo del día".

Según explica el endocrino Francisco Rosero, "romper el ayuno con fruta es como echar gasolina al fuego: tu cuerpo ya está con insulina alta y darle azúcares solo empeora el problema".

Cuando ingerimos frutas por la mañana, en un contexto en el que el cuerpo ha estado en ayuno durante varias horas y la sensibilidad a la insulina puede estar alterada, estos azúcares se absorben rápidamente y pueden provocar un aumento brusco de la glucosa.

Este pico glucémico, aunque es temporal, puede tener implicaciones metabólicas. Cuando ocurre de forma acelerada y sin una base de otros macronutrientes como proteínas o grasas saludables que moderen la absorción, es común que se produzca una caída igualmente rápida de la glucosa.

Como consecuencia, esta bajada puede desencadenar una sensación de hambre a lo largo del día, junto con una disminución de la energía.

Además, según la experta, "los picos de glucosa constantes alteran a tu páncreas y puedes terminar con diabetes tipo 2".

En cambio, si evitamos el azúcar de las frutas con el estómago vacío, favorecemos una mejor regulación de la glucosa y una liberación de energía más constante durante el día.

De acuerdo con Alarcón, lo ideal es optar por otro tipo de nutrientes como las proteínas. "Si comes algo salado, es decir, un pan de masa madre con aguacate o con huevo, vas a tener menos picos de glucosa y va a estar estable durante el día, haciendo que tengas menos ganas de dulce".