La fisioterapia es crucial para un buen “diagnóstico musculoesquelético”.

La fisioterapia es crucial para un buen “diagnóstico musculoesquelético”. iStock

Salud y Bienestar

¿Tienes pérdidas de orina? Puede que se deba al estado de tu suelo pélvico

Entre el 25% y el 40% de las mujeres presentan problemas en la musculatura perineal. El embarazo y la menopausia aumentan el riesgo de padecerlos.

Más información: ¿Cómo puedo fortalecer el suelo pélvico durante la menopausia? Las claves para un bienestar integral

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Se habla poco de él y si se hace, suele darse importancia únicamente al de las embarazadas; sin embargo, el suelo pélvico cumple funciones vitales para todos. Y aunque no seamos conscientes, su activación está presente en movimientos o esfuerzos tan cotidianos como toser, estornudar, saltar, girar el cuerpo rápidamente o cargar peso.

Según explica Carolina Walker, fisioterapeuta de la Unidad de Suelo Pélvico de Olympia Quirónsalud, en Madrid, se trata de "un conjunto de músculos, ligamentos y tejido de sostén que envuelve a los órganos de la pelvis manteniéndolos en una posición correcta".

Pero no solo sirve de soporte, "también ayuda a la estabilidad y al equilibrio de la columna lumbar, controla los esfínteres y contribuye a la calidad de las relaciones sexuales", continúa argumentando.

Debido a su implicación en todos esos aspectos, la fisioterapeuta resalta la importancia de tener un conglomerado sano y activo a nivel cortical, es decir, que seamos capaces de controlar conscientemente la musculatura del suelo pélvico. Un ejemplo sería que nuestro sistema nervioso lo contraiga cuando estornudamos, no es cuestión de fuerza solo, sino de coordinación.

Tenerlo fuerte ayuda, evidentemente, aclara la experta, "ya que supone menor probabilidad de padecer pérdidas de orina, apreciar peso en la zona, tener sensación frecuente de hacer pis e incluso de que aparezcan bultos en la vagina".

¿Cómo sabemos que contamos con fortaleza perineal? "Cuando al contraerlo se genera un movimiento hacia delante y hacia dentro de la pelvis, provocando el cierre y la elevación de los órganos pélvicos. Pero a su vez, somos capaces de relajarlo y, por tanto, de permitir la apertura de la uretra, vagina y el ano", detalla la especialista.

Carolina Walker, fisioterapeuta de la Unidad de Suelo Pélvico de Olympia Quirónsalud.

Carolina Walker, fisioterapeuta de la Unidad de Suelo Pélvico de Olympia Quirónsalud. Cedida.

Lo que quiere destacar es que, en ocasiones, se produce una confusión entre tenerlo fuerte y padecer hipertonía. Esta patología supone que los músculos están excesivamente tensos, pero en absoluto que sean fuertes.

"Muchas veces las mujeres acuden al ginecólogo porque sienten dolor al mantener relaciones sexuales y este, por desconocimiento, les diagnostica un suelo fuerte que no deben ejercitar. Sin embargo, lo que precisamente necesitan, entre otras técnicas, es activar la musculatura para normalizar su tensión a través de ejercicios", remarca.

Factores de riesgo

Se estima que los problemas de suelo pélvico afectan a un alto porcentaje de las mujeres, entre el 25% y el 40% los sufren y, a mayor edad, el riesgo aumenta. Por eso, es importante una buena educación urinaria y fecal desde niños y que se realicen revisiones periódicas en los periodos más vulnerables como son la gestación, el postparto y la menopausia.

Por varios motivos, el embarazo afecta a la musculatura perineal. "Las hormonas provocan una relajación de los ligamentos y fascias que sirven de sostén, los órganos de la mujer se desplazan dejando menos capacidad de cierre de esfínteres y, sobre todo al final, soporta mucho peso", desarrolla la experta.

El parto, sobre todo el instrumental, es la principal causa de alteraciones en la zona, pero no la única. Existen otros factores de riesgo muy variados como el estreñimiento crónico, la obesidad, las cirugías o infecciones pélvicas y el deporte de alto impacto.

En cuanto al ejercicio físico, la especialista puntualiza que no hay que demonizarlo per se, ya que depende más de cómo se realiza que el tipo de práctica en cuestión. Saltar en una cama elástica durante una hora puede generar riesgo porque es intenso, pero otros actos que aparentemente son más inofensivos, como levantar una pesa de cinco kilos si se realiza ejerciendo presión abdominal, también pueden provocar daño.

De hecho, insiste en que salir a correr unos 40 minutos dos o tres veces por semana desencadena muchos beneficios, en el suelo pélvico incluido. Aunque es consciente de que siempre hay que individualizar en cada caso concreto.

La experta resalta que el estado del conjunto de músculos y tejidos que cierran la parte inferior de la pelvis asimismo se puede ver afectado por las emociones y la situación psicológica de la persona. "En muchos casos, el miedo a la misma exploración ya va a reflejar cómo se va a encontrar la zona", apostilla.

Cinco consejos para cuidarlo

  1. Activa y fortalece los músculos
  2. Evita el estreñimiento y el esfuerzo excesivo con una buena dieta, ejercicio y una correcta hidratación
  3. Mantén una posición estirada para separar el tórax de la pelvis
  4. No retengas la orina innecesariamente
  5. Consulta con un especialista si tienes síntomas

Carolina Walker, fisioterapeuta de la Unidad de Suelo Pélvico de Olympia Quirónsalud.

La fisioterapia como solución

El primer paso para descartar problemas o diagnosticarlos, en caso de padecerlos, es acudir a un fisioterapeuta. Este, al realizar una evaluación especializada, dará con el "diagnóstico musculoesquelético" y podrá pautar un tratamiento si es necesario. "Que en muchas ocasiones puede realizar el paciente desde casa si tiene compromiso", apostilla.

Las técnicas que utilizan en los hospitales Quirónsalud son todas aquellas que han demostrado tener evidencia científica. "Para nosotros el ejercicio es la herramienta fundamental, pero podemos añadir otras técnicas como la radiofrecuencia, el biofeedback por electromiografía o ecográfico, la electroestimulación, la electrólisis percutánea intratisular y por supuesto la terapia manual", relata la experta.

Cuenta que uno de los mayores avances que se han realizado en la última década ha sido demostrar el gran peso que tiene el sistema nervioso central en todas las disfunciones de suelo délfico y que, a través de las técnicas de fisioterapia, se puede interferir debido a la plasticidad neuronal.